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El origen del biftec

La Opinión, junio de 1923

La leyenda del origen del biftec es muy curiosa. Se cuenta que Lucio Plauco, senador romano, fue encargado por el emperador Trajano de presidir los sacrificios en honor de Júpiter. 

El senador se resistió, pero a la fuerza tuvo que ir al altar. El robusto buey que iba a ser quemado en honor del Dios estaba encima del fuego, y el infortunado senador vióse obligado a darle vuelta como presidente de la ceremonia. 

Estando asándose el animal, uno de los pedazos cayó al suelo. Plauco fue a recogerlo, pero al sentirse quemados los dedos se los metió a la boca y los chupó instintivamente. 

En aquel instante hizo el gran descubrimiento de que la carne asada de tal manera era infinitamente mucho más sabrosa que la preparada según la costumbre de los cocineros romanos. 

Tanto gustó a Plauco el sabor de la carne, que sin fijarse en lo sagrado de sus funciones cogió un pedazo y se lo comió a escondidas, prometiéndose en lo sucesivo guisar todos los días un biftec para él solo.

Pero, un descubrimiento de tal importancia no podía permanecer secreto mucho tiempo, y llegó a oídos de Trajano. 

En cuanto este probó el manjar, opinó como su senador que era exquisito e imponderablemente mucho mejor que cualquiera de los platos que preparaban en el palacio.

La costumbre fue extendiéndose de este modo primero entre la aristocracia y luego entre las clases populares, llegando incluso hasta nuestros días.  

Por qué nos constipamos

Muchas personas creen que el constipado es una afección que producen las bajas temperaturas en tiempo frío. Sin embargo no hay nada más falso, porque los constipados son menos comunes en las comarcas frías que en las zonas templadas. 

Para evitar esta enfermedad no conviene trabajar ni estudiar en sitios oscuros y húmedos donde la luz del sol no pueda penetrar o si penetra lo haga en tal pequeña cantidad que ese gran exterminador de gérmenes no tenga suficiente fuerza para ejecutar su cometido.

No deben cambiarse de pronto las ropas ligeras por las pesadas. Esa costumbre es muy nociva para la salud. 

Los individuos que son muy sensibles al frío deberían llevar una o dos elásticas de buena lana encima de la carne y una ropa de entre tiempo.

Mosaico romano del castillo de Boudry.