Por aquí cerca, en una quebrada de las sierras, a la par de un arroyo y entre un tupido bosque de viejos molles vive un amigo mío, de nacionalidad alemana, que, como tantos otros ciudadanos de su país que no pudieron ahogar en el fondo de sus corazones el instinto de la libertad, tuvo que expatriarse cuando las hordas de Hitler ladraban enloquecidas de furor y de sangre, por las ciudades y campiñas de la tierra de Beethoven.
Un nido para Herman Hesse
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