La Aldea y el Mundo, San Luis

La Oruga Azul: de lo complejo a lo simple

“Alicia en el país de las maravillas” es uno de los libros que todo adulto que se precie de conservar algo de su niño interior debe volver a leer.

Por La Opinión/ La Voz del Sud

Todo aquél que haya experimentado una conversación consigo mismo seguramente se preguntó realmente quién era su interlocutor. De las tantas interpretaciones que se han hecho de los tantos personajes de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll, la de la Oruga resulta una de las más interesantes y tal vez menos exploradas.

¿Acaso es precisamente una conversación de Alicia con su nuevo ser adolescente la escena que transcurre entre ella y la Oruga Azul? Hay quienes entienden, efectivamente, que se trata de cuestionamientos típicos de una crisis de identidad propia de la edad: Alicia no sabe ya quién es, ha cambiado mucho últimamente.

La Oruga del cuento aparece sobre un hongo, fumando con un narguile. Por lo tanto, no es difícil llegar a la conclusión de que el autor hacía referencia en realidad a las drogas y a los hongos alucinógenos que producían a la niña los cambios de tamaño.

Como un mismo personaje puede representar tantas cosas y nada a la vez, quien habla en ese capítulo con Alicia puede ser también cualquier adulto insensible, que no comprende los cambios por los que atraviesa el personaje principal. De ahí sus preguntas difíciles y su comportamiento un tanto agresivo.

Hay quienes también, yendo un poco más allá –y aplicando todas las sutilezas que pueda descubrir un lector– entienden la escena con la Oruga como una crítica al álgebra simbólica.

Lo cierto es que el personaje podría ser todas esas cosas, o ninguna. Y esto ya no depende de las intenciones de Lewis Carroll.

Muchas veces, tratando de interpretar lo más recóndito de los personajes y del libro, uno simplifica las cosas. Tanto, que hay quienes han llegado a afirmar que la Oruga Azul existe, pero que es verde. Se trata de la “Manduca sexta” o gusano del tabaco, que se alimenta de esa planta y que es capaz de expulsar la nicotina por medio de su respiración para espantar a sus depredadores.

Como esos ejemplos, habrá cientos de misterios ocultos tras los personajes del cuento, y de cada cuento leído. Detrás de todas esas teorías se encuentra la más simple, pero la más difícil de entender: la de un insecto que conversa con una niña, en una charla por demás extraña y común.

Alicia y la Oruga azul.

Los consejos de la Oruga (fragmento)

—¿Quién eres tú? —dijo la Oruga.

No era una forma demasiado alentadora de empezar una conversación. Alicia contestó un poco intimidada:

—Apenas sé, señora, lo que soy en este momento… Sí, sé quién era al levantarme esta mañana, pero creo que he cambiado varias veces desde entonces.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó la Oruga con severidad—. ¡A ver si te aclaras contigo misma!

—Temo que no puedo aclarar nada conmigo misma, señora —dijo Alicia—, porque yo no soy yo misma, ya lo ve.

—No veo nada —protestó la Oruga.

—Temo que no podré explicarlo con más claridad —insistió Alicia con voz amable—, porque para empezar ni siquiera lo entiendo yo misma, y eso de cambiar tantas veces de estatura en un solo día resulta bastante desconcertante.

—No resulta nada —replicó la Oruga.

—Bueno, quizás usted no haya sentido hasta ahora nada parecido —dijo Alicia—, pero cuando se convierta en crisálida, cosa que ocurrirá cualquier día, y después en mariposa, me parece que todo le parecerá un poco raro, ¿no cree?

—Ni pizca —declaró la Oruga.

—Bueno, quizá sus sentimientos sean distintos a los míos, porque le aseguro que a mí me parecería muy raro.

—¡A ti! —exclamó la Oruga con desprecio—. ¿Y quién eres tú?