Andrea Zelikson (*)

Los acordes sonoros de las palabras, crepitan sobre las hojas en blanco, navegando sobre renglones vacíos. Ellas se entrelazan como hilos coloridos de telares imaginarios, vistiendo papeles, sin prisa.

La realidad se transforma en formas sutiles e intangibles, como recuerdos lejanos que se anidaron  a través del tiempo.

En la calidez de nuestros encuentros, las obras de arte nos regalan sonrisas, aunque veces sus miradas se entristecen, al añorar las caricias de los pinceles sobre sus texturas.

Las plantas se inclinan atentas, intentando pertenecer al universo de nuestros relatos.

Cuando las letras se desplazan por el espacio, las agujas del reloj se detienen en el viaje fugitivo de las ficciones y los sueños.

Los pensamientos, dibujados en palabras, subyacen intentando permanecer en algún latido, sin destino.

En la lámpara de sal, habita el mar, me sumerjo en su interior y comienzo a caminar sobre la arena desnuda y descalza, como cuando escribo.

(*) Nací y viví hasta los diecinueve años en Buenos Aires, luego me trasladé a la provincia de San Luis. Desde pequeña fui asimilando la pasión por la música, el arte y la literatura. Con el transcurrir del tiempo necesité incursionar en la escritura para descubrir mi propia voz interior, liberando silencios y vuelos que necesitaban fluir. Trascender a través de las palabras, es mi forma de permanecer.