Un país olvidado
La ONU evitó una catástrofe ecológica y humanitaria en Yemen. La nación, en peligro medioambiental, también está en guerra
La extracción de petróleo del carguero varado en las costas de Yemen ha concluido con éxito. El final del bombeo de más 1,1 millones de barriles de crudo del buque FSO Safer evita la amenaza inmediata de un derrame catastrófico en el Mar Rojo. La siguiente fase es limpiar el casco del petrolero y trasladarlo a otro puerto. “Es un día de orgullo para la ONU”, dice el responsable de la agencia encargada del operativo.
Luego de 18 días de bombeo, la ONU concluyó con éxito la extracción de un más de 1,1 millones de barriles de combustible crudo de un superpetrolero oxidado frente a las costas de Yemen, evitando la amenaza inmediata de un derrame masivo frente a las costas de Yemen, en el Mar Rojo.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, acogió con satisfacción la noticia de la transferencia de petróleo del FSO Safer a un buque de reemplazo, “impidiendo así lo que podría haber sido una catástrofe ambiental y humanitaria monumental”.
Guterres expresó su gratitud a las autoridades yemeníes, “cuyo apoyo fue fundamental” para llevar a buen término la difícil tarea.
El FSO Safer está anclado a unas 4,8 millas náuticas de la costa de la provincia de Hodeidah en Yemen. Fue construido en 1976 para ser un superpetrolero, pero una década más tarde se convirtió en un contenedor cisterna flotante.
Operaciones suspendidas por el conflicto
En 2015, las operaciones del petrolero se suspendieron debido al conflicto en Yemen entre los rebeldes hutíes y el gobierno apoyado por una coalición liderada por Arabia Saudita. Desde entonces, el buque quedó abandonado frente al puerto de Hudaydah, deteriorándose, hasta el punto de que lleva años en riesgo de romperse o explotar, causando un derrame de petróleo desastroso.
Antes del conflicto, se usaba para almacenar y exportar crudo de los campos petroleros alrededor de Ma’rib, pero con la guerra en curso nadie podía quedarse a bordo para darle el mantenimiento requerido.
La ONU había advertido repetidamente del peligro que el vetusto petrolero representaba para Yemen y para la región, ya que una fuga o estallido hubiera acarreado consecuencias calamitosas.
Cualquier posible derrame de petróleo habría forzado el cierre de todos los puertos de la zona, cortando el suministro de alimentos, combustible y otros insumos básicos a un país donde más de 21 millones de personas, el 80% de la población, dependen de la ayuda humanitaria.
Además, podría haber afectado la navegación en el canal de Suez, por donde circula cerca de 10% del comercio mundial.
Todo esto sin contar con una colosal destrucción de la biodiversidad marina y la pesca durante décadas y un impacto en la economía de 17 millones de personas cuyos medios de vida giran alrededor de las actividades de mar.
El cálculo de la ONU apuntaba a que el derrame del FSO Safer habría multiplicado por cuatro el desastre ecológico resultado del vertido del petrolero Exxon Valdez, ocurrido en Alaska en 1989 y considerado una de las mayores catástrofes ambientales.
La ONU entra al rescate
La ONU asumió la responsabilidad de vaciar el buque cisterna y tras dos años de negociaciones y recaudación de fondos, un equipo de salvamento comenzó a bombear petróleo del FSO Safer a un buque de reemplazo el 25 de julio pasado, como parte de un plan de dos fases.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) fue la dependencia encargada de organizar la operación y su coordinador residente en Yemen, el responsable de la supervisión de los trabajos.
El bombeo se llevó a cabo después de los preparativos in situ iniciados en mayo por una empresa de salvamento marítimo.