San Luis

Valeria Gaccio

Soy Valeria Noemí Gaccio, tengo 23 años, nací en General Pico, La Pampa, y actualmente estoy viviendo en Villa Mercedes, San Luis. Mi mamá se llama Graciela Brown, nativa de General Pico, y mi papá es Néstor Gaccio, nacido en Eduardo Castex, un pueblo a 56 km de Pico. Mis hermanos son Cecilia, Juan, Agustín y Guillermo. También soy tía de Francesca y Emma, que son mi locura, y de Juana, que falleció a las pocas horas de nacer. El día a día lo comparto con mi mascota, que es un gatito llamado “Pomelo”, súper revoltoso, pero gran compañero.

Recuerdo que durante el periodo de clases pasaba las tardes en el barrio jugando con mis hermanos y vecinos. Jugábamos hasta que nos llamaban a cenar prácticamente. Había juegos que los traíamos de la escuela, como la mancha, escondida, carreras, ladrón y policía, la pintura, y otros juegos que iban saliendo a medida que jugábamos y creábamos nuestras propias reglas.

Y en el verano, durante las vacaciones, viajábamos con mis hermanos a Castex a la casa de mis abuelos paternos. Recuerdo pasar veranos completos. Lo que más hacíamos era jugar mucho con mi prima Manuela, a hacer tortas de barro, éramos las mejores cocineras del patio de la abuela.

Las épocas de las fiestas siempre me gustaron porque era donde toda la familia se podía reunir, Navidad la pasábamos en Pico con mis abuelos maternos Ana y Tomi, y año nuevo con mis abuelos paternos, Luisa y Jacinto, en Castex.

La primaria la hice en la Escuela 111 “República de Siria”, el secundario en el colegio “Educadores Pampeanos” y terminé en el “Don Eduardo de Chapeaurouge” en mi ciudad natal, y actualmente estoy cursando el tercer año del profesorado de Educación Física en Villa Mercedes.

El deporte que hago, Cestoball, me formó y aun lo sigue haciendo, como persona. Me dio valores como el respeto, la empatía, voluntad, y me enseñó a tener un equilibrio en mi vida cotidiana, demostrando que todo lo que sueñe, tengo que trabajar y ser fuerte en mis convicciones hasta lograrlo. El Cesto me enseñó a aceptar que el error es parte de cualquier proceso y que el fracaso no es perder sino no hacer nada por intentarlo. Me dio a grandes amigas, compañeras y profes que admiro.

La pandemia del 2020 me hizo repensar sobre la vida que llevaba, en ese tiempo trabajaba de profe en el club y era jugadora, lo cual me encantaba y era feliz, pero tenía que estudiar para poder formarme profesionalmente y darle lo mejor a mis alumnos, así que tomé la decisión de estudiar y mi familia me acompañó a cumplir otro sueño. Vine a Villa Mercedes y ahora estoy trabajando y jugando al básquet en Alberdi, cursando en el ISEF y jugando al Cesto en Alianza Sportivo Libertad.

Hay un momento muy importante en mi vida que marcó un antes y un después, que fue la muerte de un hermano de mi papá. Mi tío Héctor, con un corazón gigante, era la persona más noble y buena del mundo, tenía las mejores virtudes que cualquier ser humano puede tener. Falleció por Covid en mayo del 2021. Nadie lo pudo despedir.

Ahí me di cuenta que en esta vida estamos de paso, que lo único que nos quedan son los recuerdos de vivir una vida lo más feliz que se pueda, buscando siempre dejar huellas bonitas donde pasamos. Para que cuando uno ya no esté, lo recuerden como yo al tío Héctor.

Valiente, soñadora, leal, práctica, transparente y agradecida son palabras con las que me siento identificada. Siempre busco o intento ser la hija, amiga, tía, hermana, compañera, alumna que me gustaría tener. Predicar desde el ejemplo es mi forma de llegar a las personas, mostrando que, si yo puedo, el otro también puede.

Son varias las situaciones que me mueven las emociones, todo lo que tiene que ver con mi familia o sobrinas me conmueve fácilmente. Ver a mis sobrinas crecer, a mis hermanos proyectando, cumpliendo sus sueños y siendo buenas personas, y a mis papás que nos dan ese amor incansable, haciendo que la vida sea más bonita a su lado, valorando hasta un asado un domingo, o un té con mamá antes de ir a dormir. Y si hay algo que me enoja, pero trato de que no me afecte, son las injusticias, sea del rubro que sean.

Me gusta escuchar todo tipo de música, no tengo un gusto definido, lo que sí, antes de un partido, me gusta escuchar música romántica como la Oreja de Van Gogh o Abel Pintos. Me gusta mucho leer libros de psicología deportiva o relatos de deportistas contando sus experiencias de vida.

En mi tiempo libre me gusta estar con mis amigos, ir a correr y mirar documentales.

Mamá y papá fueron y son los pilares más grandes que tengo. Ellos me enseñaron con la palabra y el ejemplo, que, con voluntad, compromiso, constancia y responsabilidad, es muy difícil que no se obtenga el resultado que uno quiere. Que los cambios son necesarios para poder avanzar.

Que a veces la vida nos pone a prueba, pero al otro día hay que levantarse y seguir, porque de eso se trata. Y que todo es más lindo  cuando lo hacés con amor.

La amistad ocupa un pedazo gigante en mi corazón. Mis amigos son parte de mis logros, ellos entienden cuando les digo que no puedo salir porque al otro día entreno, o que no puedo viajar para su cumpleaños porque el fin de semana juego, en sí ellos hacen que todo sea más sencillo, y que si algo malo pasa, duela menos. Son hermanos que elijo tener cerquita.

San Luis tiene algo que siempre me gustó, no sé si es la gente con su carisma, la ciudad y el orden, el valor que se le da al deporte o qué, pero me encanta. No nací acá, no tengo a mi familia acá, pero cada vez que vengo, siento que estoy como en casa.