Expresiones de la Aldea, San Luis

Autótrofa, arte para conectar con la tierra

Eliana Cabrera

Clara Alsina, también conocida como “Cuscuta Pentágona” es una artista y profesora que el miércoles 29 de noviembre inauguró su exposición en el Hito del Bicentenario. Si bien lleva años trabajando en torno al arte, esta es la primera vez que muestra sus creaciones en un espacio cultural público. “Autótrofa” es el nombre de la exposición, que conjuga tallas en yeso y fotografías que revelan el proceso de toda la creación. 

Su formación comenzó desde muy niña con talleres y prácticas relacionadas con el muralismo, en la escuela y organizaciones barriales. Estudió el Profesorado de Artes Visuales en la UNSJ. Actualmente trabaja como docente en una escuela pública. 

Su trayectoria fue más bien informal, siempre mostró su arte en las calles, producciones muy íntimas, referidas a la intervención de los espacios y lugares de los cuales luego hacía un registro fotográfico.

Ahora fue posible mostrar su arte en un espacio cultural gracias a una convocatoria que realizó Cultura. Allí Clara presentó un proyecto, una obra en proceso, en la cual hacía énfasis en el interrogante: ¿cómo generar una obra artística que no tenga residuo?, por lo que decidió trabajar con el yeso, invitando también a repensar cómo nos vinculamos con el territorio, ya que este material es bien visto para la sostenibilidad. Su proyecto fue seleccionado, desde abril trabaja para esta exposición.

El proceso dio lugar a un conjunto de fotografías estenopeicas y tallas en yeso: Autótrofa. La idea nace de experiencias como“ver una explosión en cantera a escala, sentir esa vibración y la explosión en el cuerpo”. Surgieron interrogantes sobre los materiales, y sobre cómo nos relacionamos con el territorio y “el hecho de saber que nosotros somos territorio también. Todas estas interrogantes van generando la necesidad de crear una obra que, en primer lugar, no tenga residuo, y, en segundo lugar, donde lo que hable sea el material”, comenta Clara. 

Autótrofa solo iba a contar con tallas, “pero me di cuenta de que la materia es la poesía y no es que uno le aplica una retórica a la materia, sino que ella misma tiene algo para decir”. Allí surge la idea de realizar un relevamiento fotográfico, “con una técnica que es simplemente una caja, un papel fotosensible, un huequito, y se abre y se cierra ese estenopo, para tomar una fotografía. Luego se expone el negativo, el original de las estenopeicas, que es el haz de luz que ingresa en ese momento y que genera un cambio químico en la solución fotosensible del papel; es como atrapar esa luz con ese aire, con ese polvo, con ese momento, ese lugar, entonces no es ajeno”. Se suman a estos trabajos fotografías digitales intervenidas, donde se registran momentos en los que la artista recorre la cantera de yeso y comienza a gestar sus ideas.

La idea de Clara es continuar trabajando en la sala de exposición, y de esa forma “desnudar el proceso del quehacer artístico para que todos podamos ver y entender cómo hacerlo y de esa forma democratizarlo. El arte es un lenguaje que nos sensibiliza y en este momento histórico creo firmemente que tenemos que hacer una revisión de ese mundo sensible que todos podemos compartir”, afirma Clara.

“Hay situaciones que me inspiran a querer seguir en este caminito que tiene que ver siempre con lo sensible. Y a modo de ejemplo concreto, aquellos espacios que buscan el trabajo colectivo”. Lo compartido y lo comunal han marcado las motivaciones de la artista. “Después, de manera abismal, la naturaleza, la existencia. El arte nos provee de lenguajes para poder acercarnos, conectar. Mi praxis, mi práctica artística, siempre está ligada a cómo conecto con lo no humano y la naturaleza”, agrega.

La exposición cuenta con la ayuda de una especialista, “quien está haciendo la curaduría es Neda Olguín, una artista también endógena de la provincia de San Luis que es impresionante, es hermoso compartir el trabajo con ella”. Clara además asegura que “es una profesional impecable y aparte una persona con quien da mucho gusto compartir”. El recorrido de la exposición está pensado para hacer hablar a la obra, que todo espectador pueda irse con algo, sentir algo. “El espacio condiciona pero no cambia el concepto, al contrario, lo sostiene, lo cuenta». Es clave la importancia de los espacios culturales públicos para que artistas y visitantes puedan encontrarse y compartir la experiencia.

Por el momento, la muestra estará disponible durante un mes, se invita a la comunidad a hacer una pausa, detener la vorágine diaria y acercarse a observar y reflexionar acerca de cómo nos vinculamos con la tierra, más allá de su instrumentalización, y por supuesto, celebrar el arte local y el espacio para la cultura accesible a la comunidad.