San Luis

La plata está…(Escondida)

La Opinión

Como si fuera un cuento o una película. Los puntanos se despertaron el 11 de diciembre pasado con un panorama impensado. Lejos quedaron las promesas de cambio, los sueños esperanzadores que había prometido el nuevo gobierno provincial en su extensa campaña de varios años.
Con un estilo propio, en los primeros días de su segundo mandato, el gobernador Claudio Poggi empezó a escribir una nueva historia para la provincia que incluye drásticos giros argumentales y hasta tramas perturbadoras. Los puntanos pasaron de vivir en un clima de paz, tranquilidad, sueños, esperanzas, progreso, seguridad y estabilidad económica a la ansiedad, el desconcierto, la intranquilidad, el estrés, la desesperanza, las pesadillas y el miedo a un futuro incierto. La trama es perturbadora, llena de operaciones mediáticas, mentiras y aprietes. También de persecuciones y despidos –más información en la próxima entrega de La Opinión– Todo esto, por mencionar algunas de las características y sellos de la nueva gestión. Un estilo propio para sembrar el odio, la desazón y hasta el terror. Como si los puntanos hubiesen entrado en un túnel dejando en el ingreso un pasado de prosperidad y a medida que lo atraviesan, encuentran nuevos encuadres llenos de ansiedad, insatisfacción y violencia institucional.
Argumentos que en algunos casos podrían ser tema del psicoanálisis. A manera de ejemplo ha puesto la economía de todos los habitantes de la provincia (menos a ellos) en jaque: proyectos, deudas y obligaciones que no pueden afrontar miles de familias y comerciantes… Entre otros. A nivel nacional, el presidente libertario Javier Milei está tomando una serie de medidas argumentando que “no hay plata”. Está tratando de buscar una salida, de armar un plan. Pero en San Luis la historia es otra: plata hay, alcanza y sobra. Ya lo informó el exministro de Hacienda Eloy Horcajo el sábado 9 de diciembre, horas antes de dejar su función. (ver publicación de El Diario de La República). Sin embargo, Poggi apeló a un relato cruel y mentiroso que afecta a sectores del campo laboral muy sensibles, que hoy ven que sus sueldos no solo han perdido con la devaluación, sino que además lo cobrarán en cuotas.
Pero hay otro gran grupo al que le reducirán los sueldos anulando el “Tratado de La Toma”, que les significaba a los trabajadores ganar un mínimo, en un primer momento, de 300 mil pesos. Es decir, viven una pesadilla.