Iris

Empiezo el año pasándote un datito: las personas que habitualmente añaden una pizca extra de sal a sus comidas no le están haciendo ningún favor a sus riñones: “Añadir sal a los alimentos se asocia con un mayor riesgo de enfermedad renal crónica en la población general”. Se sabe que agregar sal a las comidas aumentaba las probabilidades de enfermedad cardiaca, diabetes tipo 2 y acortaba la esperanza de vida. Pero los vínculos entre la sal de mesa y las probabilidades de enfermedad renal en la población general, ahora están recontra comprobados. En comparación con las personas que nunca o rara vez añadían sal a sus alimentos, las personas que lo hacen tienen unas probabilidades más altas de desarrollar problemas renales. El riesgo aumentó con la frecuencia con la que las personas dijeron que usaban sal de mesa. Por ejemplo, en comparación con los que nunca lo usaron, las personas que dijeron que “a veces” añadían sal extra tenían un riesgo un 4 por ciento más alto de enfermedad renal; Los que “normalmente” añadían sal tenían un riesgo un 7% más alto, y los que “siempre” añadían sal veían aumentar su riesgo en un 11%. Me encanta poner estos números, aunque no entienda nada. Y escuchá esto: hay muchos problemas fisiológicos que vinculan la ingesta alta de sodio y una función renal más deficiente, anotaron los investigadores, incluidos los cambios hormonales y el “aumento del estrés oxidativo” en los órganos gemelos. O sea: dejá el salero de lado.
Me tiene repodrida Fátima con las imitaciones. Divino que estén de novios y todo eso, pero que la corten. Viste que le critican la imitación del presidente, o sea del novio. Medio pavo imitar a tu novio, pero… en fin. Igual, los periodistas critican todo. No hay que darles mucha bolilla. Me tienen repodrida los periodistas, los analistas, los panelistas, esos programas que hablan a los gritos, todos juntos al mismo tiempo. Insoportable. Me tienen cansada los chupamedias. Los que elogian a todos, todo el tiempo. Los periodistas deportivos que endiosan a los jugadores, y cuando los critican los protegen como si fueran pobrecitos desamparados. Escuchame, yo leo las cifras y ganan una torta de guita en euros. ¿De qué rabanito se quejan? Que se deprimen y que la familia sufre, y que no sé qué más. Por favor…Y que cuando hacen un gol los aplauden, pero cuando erran los critican. Y qué pretenden, tirar un penal a los caños y que te ovacionen. Qué pesados. Por favor muchachos. Hablando de pesados comí de más en las fiestas. Una exageración. Un desatino. Un verdadero exceso. En fin…
Otra cosa que ni pesco, ni quiero pescar es la inteligencia artificial. Reconozco apenas la inteligencia natural y la veo en muy pocos ejemplares de la especie humana. Cada vez en menos. Me harta la gente que cada cosa que le decís la asocia con una serie. Todo les recuerda una serie. Por favor déjense de embromar. No soporto los gustos raros de helado: ni la crema moka, ni los kinotos al marrasquino, ni el pomelo, ni el kiwi, ni la crema del cielo. Ni el chocolate blanco. El chocolate es negro por definición. Pertenezco al club de defensores del pionono. Dulce o salado, contra todos los que se opongan. No engancho la onda del agua saborizada. Viva el agua. Todo está carísimo, es imposible. Chicas, resistamos. Estas películas ya las vimos todas, vamos para adelante y a no achicarse. Hemos superado cosas peores. Ya sé, más pavos no se consiguen. Se la dan de bananas, y son bien opas. A desensillar hasta que aclare. No pasa naranja. Mucho ánimo, mucha fuerza, mucho amor de familia. Ya sabés: cualquier cacatúa sueña con la pinta de Carlos Gardel. (Corrientes y Esmeralda, tangazo del inolvidable uruguayo Celedonio Flores, el Negro Cele). Muchachos no improvisen. Si no saben, pregunten. Están haciendo agua por todos lados. No tienen oído ni para el Arroz con Leche (Audacia, otra vez Celedonio Flores). Miren que suena cualquier cosa en la vitrola, pero el tango espera…