El recuerdo de la notable Patrocinio Díaz
Editorial
El 16 de enero de 1969 fallece en Buenos Aires Patrocinio Díaz. Fue una cantante argentina de música folclórica, lírica y tango. Además, actriz. Fue una de las grandes figuras del folclore santiagueño y tanguero cantado por mujeres.
Se unió en compañía con Andrés Chazarreta, juntos se iniciaron en Buenos Aires en el Teatro Politeama, el 18 de marzo de 1921. En ese año hicieron ciento cincuenta representaciones. Tuvieron que pasar veinte años para que un suceso así volviera a repetirse. Junto a su compañía, fue la primera exponente de arte popular argentino que actuó en el Teatro Colón. Luego pasaron al Teatro Solís de Montevideo.
En 1927 actuando en la inauguración del cine París, conoció a Juan de Dios Filiberto, quien la acercó al mundo del tango. Grabó con su orquesta tres tangos y una milonga: El pañuelito, Clavel del aire, La canción y Porteñita, de Raúl Fernández Siro y José Cánepa. También interpretó temas como Amor que muere.
Formó parte de las primeras pioneras de la música litoraleña junto a Martha de los Ríos, a quien consideró una gran referente, porque interpretaba lo norteño con gran propiedad y sencillez. En 1937, fue elegida la mejor folclorista argentina, en un teatro colmado de público. En 1938 decidió incluir en su repertorio canciones nativas de los países de Latinoamérica.
En el cine trabajó en la película Juan Moreira, dirigida por Nelo Cosimi, que tuvo como primer actor a Domingo Sapelli, donde intervinieron los cantores Alberto Gómez, Néstor Feria y Antonio Podestá. Nació en Santiago del Estero en 1905.
Fue una delicada cancionista, una estilista, como la calificó en varias oportunidades el mismo Filiberto. El escritor Ricardo Güiraldes —autor del libro Don Segundo Sombra—, una verdadera pintura de época sobre el campo y sus personajes dijo sobre ella: “Para mí fue la más grande folclorista criolla que he escuchado”. Por el año 1937, la revista Radiolandia la entrevistó: “Nací en la propia capital de la provincia, en una casa de la calle Belgrano. Al fondo había una planta de tunas y un algarrobo centenario. Tengo ascendencia muy argentina, hasta mis abuelos lo eran. Me eduqué en el colegio de Belén, de hermanas, y una monjita me enseñó canciones litúrgicas, luego ella se quedaba horas escuchándome”. ¿No se cansa? —le pregunté un día. Y me contestó que las canciones de Dios cantadas por un ángel no podían cansarla. “Ya más grande estudié solfeo y piano, mi profesor era Manuel Gómez Carrillo, un alma grande. Después volví a la música para aprender guitarra, ya en tiempos de Chazarreta”.
Patrocinio Diaz.