IRIS

Se nos fue Claudio Mongay. Es una obligación, antes de empezar a escribir esta columna, recordar a Claudio Mongay. Un linqueño trabajador, un excelente compañero a quien conocí en 1988, en la casa de la calle Pringles donde, en ese momento, se hacía El Diario. Era el momento en que la computadora se entrometía para siempre entre nosotros y los lectores. Claudio era un aprendiz de lo que luego sería su oficio, su profesión. Una no toma dimensión del tiempo. Cuántos años. Treinta y cinco años, toda una vida. El mejor recuerdo, el abrazo fraterno para familia y amigos. Para este grupo de trabajadores, para todo El Diario es una pérdida muy, muy sentida.

Seguimos…imagínate que, si me ocupé de los ochenta de Susana, tengo que otorgarle un espacio espectacular a los noventa y siete de la Chiqui. En primer lugar, tengo que aclarar que por un error administrativo no me invitaron. Un festejo inolvidable. Lo hicieron en el departamento que ella tiene en la Avenida del Libertador, en el coqueto barrio de Palermo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. De lo mejores lugares de la Capital Federal. No sé por dónde empezar. La sorpresa de la noche es que vino Susana Giménez directo de Punta del Este, nadie la esperaba. Una emoción que no te puedo explicar. Muchos periodistas en la puerta y dicen que como siempre hubo vituallas para todos los trabajadores de prensa. Mucha gente invitada, todos muy paquetes, muy perfumados. Encantados de participar. Viste que ella no quería regalos porque dicen que la gente no tiene guita, que hay que ahorrar y todo eso («Puse sin regalo porque está todo muy caro y la verdad que no necesito nada, no quiero que se pongan en gastos”.) La Su no le trajo nada, dice que no tuvo tiempo, que no pudo ir ni al negocio del aeropuerto a comprarle alguna cosita (free shop). Medio raro el vestido de la Giménez, verde con otros colores al costado. Igual más colorinche y medio extravagante el de la Marcela Tinayre.

Habrán ahorrado en regalos, pero para preparara la festichola contrató muchos profesionales, para decorar, para cocinar, para todo. Una torta blanca de tres pisos que encargaron en una confitería y que la llevó el repostero que la hizo, a la que le agregaron unas flores rositas muy bien distribuidas. Se la veía muy fina. Ponele que hubo como más de cincuenta invitados. Tipo 20.30 horas cayó, con su esposa Laura, el cantante Jairo, que me encanta. Después cantó unos temitas, entre otros “Vivir enamorado”. Más tarde también arribó al festejo Adrián Suar. El actor y productor le regaló chocolates, no se jugó mucho. Claudio Cosano es el modisto de la Chiqui desde hace veinte años. Le hizo el vestido y le eligió el color y eso. Mirtha Legrand bajó a la entrada de su casa para hablar con la prensa, acompañada por su maquilladora Gladys Andrade. Comieron como beduinos, un menú espectacular.  Bandejeo con palabras muy difíciles que se usan ahora, entrada, plato principal, postre y la torta que ya te conté. El souvenir era un abanico con frases de la cumpleañera. También fueron la Coca Calabró, viuda de Juan Carlos, Pablo Codevilla y el gran Gino Bogani. Lo cierto es que la señora de los almuerzos tuvo su festejo y quedaron todos chochos. Muy bien.

El otro domingo jugaron River Plate y Boca Juniors en el Monumental de Núñez. Había un montón de gente, más de ochenta mil. Lo importante que el chico Solari de San Luis hizo un gol. A mí me encanta que a la gente de nuestra tierra le vaya bien. Ya había estado en la selección en Venezuela y ahora le metió un gol a Boca. Al final empataron uno a uno.  A último momento se armó medio pelotera. Se empezaron a insultar y dicen que Armani le dio un cortito a uno. El cortito era de la troupe de Martín Karadagián, de los Titanes en el Ring. Después medio se insultaban, pero parece que son cosas del fútbol moderno. Yo lo quise ver por la televisión, pero no pude porque hay que pagar aparte. Igual hay unos canales que hacen como una transmisión rara, como si fuera radio. A principio no entendés mucho porque están mostrando los goles de otros partidos de otro día, o de otro lado. Pero en fin por o menos no hay que pagar.