Expresiones de la Aldea, La Aldea y el Mundo, San Luis

VIAJAR Y CREAR CONTENIDO

Por Denis Norambuena

Cuando tenía 6 años, en los cortos viajes familiares, siempre le pedía a mi madre la cámara de fotos. Desde pequeño tuve esa pasión por fotografiar los lugares desconocidos.
Soy Denis Norambuena, tengo 29 años, me dedico a la creación de contenido para redes sociales. Estos nuevos puestos laborales se han vuelto extremadamente importantes para el mundo. Porque la creación de material audiovisual de manera profesional puede mejorar la imagen de tu empresa y captar la atención de potenciales clientes.
En mi caso, hace ya 5 años que trabajo para empresas de viaje y operadores turísticos. Gracias a este puesto he podido conocer las ciudades más hermosas del mundo y verme “obligado” a visitar las locaciones, hoteles y restaurantes más destacados de cada lugar.

Europa soñada
En el 2022 hice uno de los viajes más largos y polifacéticos de mi vida. El viaje comenzó con bastantes nervios en Buenos Aires, porque aún no estaban del todo claras las reglas de cada país para el ingreso en tiempos de post pandemia, sumado al extenso y minucioso trámite que las personas que sacamos equipos fotográficos profesionales fuera de la Argentina debemos hacer.
Tuve un hermoso vuelo hasta la ciudad de Texas, donde tuve que hacer una escala de 18 horas, antes de continuar hasta Madrid. En el aeropuerto norteamericano dejé mis valijas y, como poseo una visa estadounidense, pude salir y recorrer la ciudad.
En el camino me encontré con un argentino, que resultó ser el gerente financiero de una de las billeteras virtuales más usadas de la Argentina, y como buen gerente financiero, y por suerte para mí, financió el transporte, comida y la entrada a la sala de espera VIP cuando regresamos al aeropuerto.
Ya en Madrid, me separé de mi reciente amigo, cambié de avión y continué hasta París.
La llegada a la capital francesa fue imponente, porque para llegar desde el aeropuerto hasta donde tenía mi alojamiento utilicé distintas líneas de tren. Para mi sorpresa mi hotel estaba a 4 cuadras de la estación Passy, que cruza por un puente por encima del río Sena, y permite contemplar la inmensidad de la Torre Eiffel desde el tren.
Una vez instalado, lo primero fue ir a ver más de cerca a la “dama de hierro” y poder hacer contenido para redes sociales, por eso si me preguntás las mejores ubicaciones para ver la Torre Eiffel puedo decirte que Trocadero es la más conocida, pero la que más disfruté fue en la calle “Rue de l’Université” y en “Rue Buenos Aires”.
Comer en París puede ser todo un desafío, por los precios, porque la carta en algunos lugares está solo en francés, y porque la comunicación en inglés que muchos adoptamos como idioma universal, suele ser complicada. Pero recomiendo muchísimo ir al Latin Quartier o Barrio Latino, donde las propuestas son insuperables.
Con el correr de los días conocí literalmente todos los lugares más importantes de la ciudad y alrededores. La Avenue des Champs-Élysées me sorprendió con su variedad de precios que se adaptan a todos los bolsillos. Luego de caminar por esta avenida, lo mejor es continuar a través del Arco del Triunfo, llegar a la Plaza de la Concordia, hasta el Museo Louvre, que jamás pude pronunciar correctamente.
A través de un par de conexiones en tren, es muy fácil llegar a Montmartre, que es un distrito artístico y gastronómico de París que no tiene igual. En este barrio vivieron Picasso y Dalí y también se construyó la Basílica del Sagrado Corazón.
De regreso, una gran opción es llegar a la zona de Notre Dame y observar cómo están recuperando esta imponente catedral luego de que se quemara hace unos años y disfrutar de bares y restaurantes de la zona.
Más alejado de la ciudad, y con reserva de tickets previa, fui al Palacio de Versailles. Hogar de Luis XIII, XIV, XV y XVI. Depende del ticket que compres, tendrás acceso al palacio, la habitación del rey y los jardines.
Para despedirnos de París y avanzar en este viaje no puedo dejar de recomendar hacer el crucero por el río Sena, que desde 27 euros, te permite ver la ciudad al atardecer y por un costo adicional, disfrutar de una copa de champagne.
Y cómo olvidarnos de Disneyland Paris, que es una propuesta completamente distinta en cuanto a lo cultural. Pero como cualquier parque de Disney, te llena el corazón de alegría y te vacía los bolsillos de dinero.
La comida en París es cara, los tickets para entrar a los lugares son baratos y el transporte es muy seguro y cómodo.


Bélgica
Desde la estación Gare Du Nord en París y por el mismo precio que podrías viajar desde San Luis a Buenos Aires, llegué hasta Bruselas, la capital de un país que fue un desafío desde el primer momento, pero que me sorprendió gratamente. Se dice de estos países que la gente es fría y sin demostraciones de afecto, lo cual no es del todo cierto. Los jóvenes están muy dispuestos a intentar entender cualquiera sea tu idioma y darte las indicaciones con la mayor precisión posible, aunque nunca falta un encargado del tren que te grite en un idioma que jamás podría entender. Conocí Bruselas, Amberes, Brujas y un pueblo muy pequeño y pintoresco llamado Sint-Niklaas, donde me reencontré con mi hermana a quien no veía hacía 17 años.

Italia
Desde el moderno aeropuerto de Bruselas y solo por 40 euros, tomé una aerolínea low cost hasta Roma. Quiero recordar que de todos estos detalles que estoy contando, gracias a mi trabajo, no me tocó pagar absolutamente ni un euro. Lo cual realmente es una bendición para los que nos gusta viajar. En Roma hice los esenciales, Coliseo, Fontana di Trevi, Barrio Trastevere, y el Vaticano. Debo destacar la calidez de los italianos y los precios de la comida. Podés encontrar una pizza margarita a 2 euros y de verdad son ricas. Pero también debo decir que me sobraron días en Roma, porque la mayoría de estos lugares, son excursiones cortas y la ciudad no es demasiado grande, entonces con 2 días podés recorrer, caminando y tomando algún que otro tren, los lugares más importantes de esta histórica ciudad.

Crucero
Hasta ese momento el viaje había sido extraordinario, no podía pedir más. Y surgió la oportunidad de crear contenido para redes sociales en el crucero MSC Seaside, un barco de 19 pisos y 400 metros de largo.
El lujo dentro de la embarcación va desde el camarote con balcón y jacuzzi, hasta las cenas temáticas con ofertas gastronómicas que nunca había probado en mi vida. Todos los días eran una sorpresa, porque cada mañana llegábamos a una nueva ciudad, donde desembarcábamos y recorríamos con adrenalina el destino, porque por la tarde el crucero nuevamente partía hacia otro lugar. En 9 días conocí Civitavecchia, Palermo, Ibiza, Barcelona, Valencia, Marsella y Génova.

Regreso
Después de semejante viaje, el regreso se deseaba. No podía creer lo que acababa de vivir, gracias a mi trabajo. Una vez más, confirmaba que lo que elegí para hacer con mi vida era lo correcto. Tanto que a los meses viví una experiencia similar en Estados Unidos y el Caribe, y un poco después se repitió la aventura en Europa. Los animo a viajar, porque conocer la inmensidad de la creación te da la cachetada de humildad que muchas veces nos hace falta, y a la misma vez abre las barreras de la imaginación y las posibilidades de manera ilimitada.