Expresiones de la Aldea, La Aldea Antigua, La Aldea y el Mundo, San Luis

Llévennos adonde no haya dolor… solo música y reacción

Por Polaco Altavilla

La mística generada por Alejandro Sokol, el “Bocha” para quienes saben (o no) de rock, es la de un artista comprometido con una postura: su impronta única, con actitud y lejos del caretaje imperante en la escena de los 80 y que dominó a varias estrellas rock&poperas de los 90. El “Bocha” siempre transitó su camino, y ese fue el legado que forjó quien fuera miembro fundador de Sumo, cantante en Las Pelotas, y líder (junto a su hijo Ismael), de El Vuelto S.A.
Y es la bandera que ondean (¿o más bien bancan los trapos?) desde Corderos en la Noche, que, en palabras del cantante Walter “Wally” D’Angelo, “fue armar un tributo a Alejandro Sokol por la gran admiración que teníamos por él, por su arte, su música y su forma de expresar lo que sentía, lo que le pasaba en el escenario”.
Formados el 7 de julio de 2016 en Rosario, Santa Fe, el combo sale al ruedo con temas de Las Pelotas, “solamente los cantados por Alejandro”, aclaró Wally, salvo excepciones “por pedido del público”, los que cantaban a dúo, como Solito Vas y Capitán América. También mechan “alguno de Sumo, porque hay una gran conexión, están relacionados directamente”, y de El Vuelto S.A. “porque ese era Alejandro al 100%”, contó del grupo con el heredero.
Sokol nació el 30 de enero de 1960 y murió el 12 de ese mismo mes en 2009 tras sufrir un paro cardiorrespiratorio en una terminal de Río Cuarto. “Él no está más en este plano y las canciones seguían siendo de Las Pelotas pero en la voz de Germán no sonaban igual, son muy distintos los matices y las formas de expresarse, de cantar”, comparó el vocalista sobre los contrastes en las eras del grupo. “Quisimos continuar con su arte, su obra, lo que hacía, y comenzamos este homenaje a Las Pelotas de la era Sokol, ni más ni menos”.
Inspirados en el debut de la banda comandada por Germán Daffunchio y el “Bocha”, tomaron el nombre de la producción que salió en cassette el 1° de julio de 1991 y al año siguiente en formato CD. Corderos en la Noche, con “la Capitana” Naimik Iñet Rossi en bajo y segunda voz, Jeremías Reyes en batería, Cristian Gullotto primera viola, pistas, efectos -y sonidista- junto a Wally en primera voz y guitarra acústica, también registró un disco con material propio, una decena de canciones que suelen ejecutar en sus conciertos.


“Dejamos todo en el escenario, hay mucha pila, mucha energía, Corderos sube a divertirse al escenario, a dar un buen espectáculo, nada de improvisaciones, y dejamos siempre ese buen contacto con la gente, ese feedback, ese ida y vuelta, banda-público, público-banda. Y al terminar nos quedamos ahí tomando algo, charlando con uno y con otro, una foto, historias, anécdotas, cosas para contar y la gente ve eso también, ve que somos gente del palo, laburantes de la música, del rock, acá no hay estrellas, ningún rockstar, ningún virtuoso. Salimos, hacemos lo que nos gusta, la pasamos muy bien y tiramos buena energía al público. El show gusta, más allá que algún tema pueda no gustarte o que en algunos lugares el sonido no sea el adecuado ¡el show garpa igual! con una mano en el corazón, vale la pena verlo porque se disfruta mucho”, definió Wally la entrega grupal, en su tercera visita a la provincia, de gira por los bares All Right (San Luis), Stone (Villa Mercedes) y Dos Venados (Merlo)
“La reacción de la gente es muy fuerte. Al principio me costó creerlo… ¡todavía me sorprende cuando tocamos! termina el show y no paran de abrazarte, de las fotos, hay gente con lágrimas en los ojos. Es muy fuerte que te digan ‘che, me hicieron volver a mis 20 años’, ‘volví a mi adolescencia’, no es poca cosa, es muy fuerte que una persona venga tan emocionada a decirte cosas así y te abrace como si te conociera de toda la vida”, reconoció Wally de las sensaciones recibidas.
“Lo hacemos con todo el respeto que se merece Alejandro Sokol, porque Corderos en la Noche no es una banda de covers: hacemos un homenaje y la gente y su familia lo entendió así, sus amigos, su entorno, la ‘banda pelotera’ de Hurlingham, vecinos, entendieron por qué lo hacemos y por eso nos abren las puertas en Hurlingham, en todo el Oeste en general. Lo hacemos con mucho respeto, nadie se cree nada, no me creo ni el heredero, ni el sucesor, Alejandro es un ser único, irrepetible, como lo soy yo, como lo son ustedes, como cualquier persona, el parecido físico o hacer su música o representar su arte, solo tiene que ver con continuar su obra, su arte y hacerlo desde el corazón y con todo el respeto”, resaltó Wally del cariño hacia el multifacético artista que cantaba, tocaba la guitarra, el bajo y la batería, además de marcar el rumbo a sus contemporáneos y a las futuras generaciones.