Expresiones de la Aldea, La Aldea y el Mundo, San Luis

Se fue la mitad el año y el pescado sin vender…

IRIS

Señoras y señores, les informo oficial y extraoficialmente que se fue la mitad del año. A no hacerse las distraídas, a no pavear, a no disimular. Y después ya se sabe, hay que pasar agosto, cumpleaños en setiembre, el estudiante, el maestro, las fiestas, fin de año y a otra cosa.

Sí ya sé: “se nos fue volando..”, “…cómo pasa el tiempo…” y todo eso.

Lo cierto que lo que no empezaste, dejalo para 2025. Y a propósito a las muchachas y a los muchachos que gobiernan, chicos empiecen de una vez. En la nación, en la provincia, en cada ciudad, a pasarlo a nafta porque venimos flojitos. A meterle gente porque hacen falta políticas públicas en serio. Menos peleas, menos cosas menores y a ponerse los pantalones largos de una buena vez.

A propósito, la verdad que me da mucha lástima que vendan la Casa de San Luis en Buenos Aires.

Me parece un capricho, un despropósito, un sinsentido. Leí con mucha atención lo que escribió la querida Laurita Cuffini y coincido plenamente. Hay cuestiones que hacen a la identidad, a la historia, al alma de un pueblo. Los gobernantes que no tienen sensibilidad para estas cosas, poco comprenden de la puntanidad y de esos espacios entrañables donde se ha forjado parte de una historia, de nuestra historia. Por favor, reflexionen.
Escuchame, otra vez fútbol por todos lados. Me dijeron que paraban los torneos locales. Pensé que nos tocaba un poco de paz. ¿Qué paz?

Ahora es fútbol a toda hora, de aquí y de allá. Que la copa América, que la Eurocopa.

Una mezcla. Encima no sé a quién se le ocurrió mandar árbitros argentinos para que dirijan en Alemania. Yo no pesco una. Sé que le ganamos a Canadá y que le ganamos a Chile, que lo dirige Gareca. Ah, y vino la chiquita de al lado a preguntarme si Georgia era un país europeo, o si se trataba de un error. Por lo menos entre tanto fútbol un poco de geografía. Tuve que explicar que efectivamente Georgia está en Europa. Era parte de la Unión Soviética. Está en la costa del Mar Negro, entre Europa y Asia. Un país euroasiático. Limita con Rusia, con Turquía y con Armenia. La capital es Tiflis. Te aclaro que le ganaron dos a cero al Portugal de Cristiano Ronaldo que se fue recaliente. Los georgianos clasificaron no sé para qué. Las que están muy bien son las chicas nuestras, las del San Luis FC, le empataron a River Plate en la Capital y vienen espectacular. Mucha fuerza y a seguir con todo que hace un montón de partidos que no conocen el amargo sabor de la derrota. Por favor prestame atención, oíme bien, no pesco lo que le pasó a la chica Calabró. Tenía un filito, un muchachito de policiales, y parece que la dejó. Después ella le dedicó un Martín Fierro en la radio que ganó y me perdí. Siguen los líos.

Todo está como muy mezclado en todos los asuntos. La gente no consigue serenarse un poco. Mucha bulla y poca claridad. Así no se puede.

El 8 de junio de 1945 en el campo de concentración de Theresienstadt, muere Robert Desnos, poeta surrealista francés y un miembro de la Resistencia francesa durante la segunda guerra mundial. En 1919, conoció al poeta Benjamin Péret, quien le introdujo en el grupo dadaísta en París y le presentó al también poeta André Breton. Ese mismo año, Desnos participó en la revista vanguardista Le Traitd’union (El Guion). Mientras trabajaba como columnista del periódico Paris-Soir, Desnos se convirtió en un miembro activo del grupo surrealista.
Fue detenido por la Gestapo el 22 de febrero de 1944. Fue deportado a Auschwitz, Buchenwald, Flossenbürg y finalmente a Terezín en Checoslovaquia en 1945. Allí falleció de tifus semanas después de que el campo fuera liberado. Está enterrado en el parisino Cementerio de Montparnasse. Nació en París el 4 de julio de 1900. De su autoría un muy bello poema:

Cuento de hadas
Había una vez (y fueron tantas veces)
un hombre que adoraba a una mujer.
Había una vez (la vez fue muchas veces)
que una mujer a un hombre idolatraba.
Había una vez (lo fue muchas más veces)
una mujer y un hombre que no amaban
o aquel o aquella que los adoraban.
Había una vez (tal vez solo una vez)
una mujer y un hombre que se amaban.