El asesinato de Ivanowski
(última entrega)
Por Walther Alberto Medaglia
Los testimonios de Ayala y de Funes son tomados por el historiador y destacado político Laureano Landaburu, enrolado en la corriente conservadora, desempeña los cargos de gobernador de la provincia y senador nacional. Como escritor, dejó su trabajo “Episodios Puntanos” donde dedica un capítulo al trágico suceso. Con relación al testimonio de Ayala sobre la leva del falso Ivanowki, explica que éste la toma de Juan Espora del “Álbum de la Guerra del Paraguay”. Sobre la versión de Funes de la muerte de Frías y su misterioso entorno, expresa: “Perseguido Frías, después de terminada la revolución, dice Espora, resistió a la autoridad y fue herido gravemente en una pierna. Llevado preso a Villa Mercedes, murió allí de tétano, en la prisión. Había llegado tan malherido que no pudo prestar declaración, aunque se le acercó con ese objeto varias veces el hoy teniente coronel Guillermo Kleine, que era el juez fiscal nombrado al efecto”. También aporta de “La Revolución de Septiembre de 1874” de Florencio del Mármol, otra traslación del asesinato de Ivanowki, ofrece el siguiente relato: “No hubo bien terminado de hablar el teniente Frías, dice, Ivanowki se lanza sobre él, le arrebata el revólver que tenía en la mano, le dispara una bala a quemarropa que pasó sin producir estrago, y tras ella una segunda que fue a herir a Frías en la mano. A estas detonaciones acuden los soldados al lugar de la escena, presencian la lucha encarnizada que aún sostenían ambos contendores, ven a su oficial herido y que su peligro se prolonga y entonces apuntan sus armas al pecho del general Ivanowki, que caía en seguida a tierra para no volver a levantarse” (Landaburu 1949).
Otro dato importante es el de Nicolás Jofré que cuenta con dos cualidades que nos importan: vivió en la villa en aquella época, a pesar de solo contar con once años en ese momento, y, además, en su adultez se convierte en un destacado historiador y hombre público. El diario de Villa Mercedes “La Montaña” en 1935 publica los recuerdos de Jofré, a los 72 años, en relación a aquel episodio funesto. Cuenta haber escuchado durante mucho tiempo a viejos vecinos numerosas conversaciones sobre el hecho, e incluso, que conoció personalmente a Ivanowski, un día que su madrastra le envió una dulcera de regalo. Cuando refiere sobre la invitación a la casa del Comandante Sastre, ubica la misma en la actual calle Pringles al 25 aproximadamente, otro dato importante que brinda es que después del asesinato, más precisamente cuatro días más tarde, su familia alquila la casa a su pariente Isidoro Zavala. Al habitarla estaban los agujeros de los disparos intactos en su interior, ubicado uno a quince centímetros arriba de la altura de la almohada.
José Miguel Arredondo fue un militar uruguayo de larga carrera en las guerras civiles argentinas y en la Guerra del Paraguay.
En ésta versión, Jofré repite lo que escuchó de la compañera del general que durante días repitió a quien quisiera escucharla, más otros relatos escuchados a vecinos que la mujer no alcanzó a presenciar: “Frías penetró solo a la habitación, con el revólver montado, mientras los soldados se quedaban en la puerta de la calle, con orden de no moverse sin el llamado del Teniente. Ivanowski sintió y se incorporó (así lo narraba la aludida mujer que lo acompañaba), pero en el instante, junto con la frase: “, sonaba un estampido del arma de Frías cuya bala cruzó rozándole las sienes. La mujer huyó, y solo supo declarar que alcanzó a percibir el temor de una lucha: se trenzaron, repetía. Pudo el atacado conocer a su enemigo que diera de baja y cuyas intenciones eran evidentes. En un gran esfuerzo supremo Ivanowski lo tomó del cuerpo, le echó al suelo, y dicen, que le quitó el arma con una sola bala y con la cual lo hirió en un brazo. Empujado Frías hacía afuera, pudo Ivanowski cerrar la puerta que daba a la Galería y Patio, en cuyo momento los soldados se precipitaron, le hicieron una descarga: Seis o siete balazos de Rémigtons se contaban alrededor de la cerradura, con los cuales se supone derribaron al general”. Una curiosidad de lo contado por Jofré, dice que el general estaba acompañado por la mujer en la habitación que da a la esquina, que estaba dividida con un biombo de lienzo, a diferencia de otros relatos, narra que la puerta que da al patio es donde fue acribillado. Los detalles que menciona solamente pueden apreciarse en su literalidad: “Las paredes estaban manchadas, y más pudimos, ver una mano estampada hacia la puerta interior que daba a un depósito de armas; en la del frente, sangre y balas incrustadas, y hasta sesos y trocitos de tejido adiposo que en nuestra casa se conservaron por curiosidad mucho tiempo. Los comerciantes del frente Este, es decir esquina N. E. del cruce, señores Hercolino Lemme y Leonardo Cerimeli, hallaron una muela, metida en la pared. Si mal no recuerdo, el número de balazos que podía observarse disparados en la pieza, era de 38, y de éstos, no menos de 10 había en el suelo, en un pequeño espacio, en donde parecía le hubieran deshecho el cráneo a tiros. Se ve claramente, que fue un bárbaro crimen, y no, como explicaba Arredondo, años más tarde en una carta dirigida a Sarmiento” (Mellano 1974)
Este episodio acontecido en Villa de Mercedes tiene evidente trascendencia nacional, el plan revolucionario continúa, al que Lindor Quiroga adhirió de inmediato. Todo se precipita más hacía la contienda bélica, cuando las negociaciones de paz están ausentes, se produce el primer encuentro en la provincia de Mendoza. Conocida como la Batalla de Santa Rosa, donde las fuerzas de Arredondo vencen a las tropas nacionales al mando del Coronel Amaro Catalán, el 8 de octubre. Pero el 21, cuando ya ha asumido Avellaneda la presidencia, Mitre y el General Rivas se reúnen formando un poderoso ejército que se refuerza aún más con los lanceros del Cacique Cipriano Catriel. El 26, avanza sobre la Estancia La Verde cerca de Mercedes de Buenos Aires, intentando rodear a las fuerzas nacionales del Teniente Coronel Inocencio Arias, atrincherado con buen armamento pero con menos soldados, aprovecha los errores tácticos de los revolucionarios y los pone en retirada con numerosas bajas.
El final se precipita nuevamente en Santa Rosa donde Roca, que había rehuido en enfrentamiento con Arredondo hasta conseguir refuerzos, decide dar batalla. Forman en el cuadro superior de las fuerzas nacionales, los coroneles: Leopoldo Nelson, Eduardo Racedo y Carlos Paz; y los puntanos: el coronel José Iseas, el comandante Zoilo Concha Villegas, Julián Barroso, Saturnino Funes y Manuel Olguín. Vencen a Arredondo el 7 de diciembre, inmediatamente el general es juzgado y condenado ante un tribunal militar, pero días después, con la complicidad de Roca, logra huir a Chile y así evitar la pena mayor. Poco tiempo después el gobierno argentino le permite regresar, aunque como hemos visto anteriormente, se mantuvo muy cauto con las declaraciones sobre la muerte de Ivanowski.
Desde el mismo campo de batalla, Quiroga logró escapar con el mismo destino, abandonando así el Gobierno de San Luis, junto a él van Mauricio Daract, Juan Barbeito, Rufino Lucero y Sosa, José Elías Rodríguez y otros, quienes se trasladan a Santa Rosa de los Andes (Chile) donde se alojan en la casa del comprovinciano expatriado José Felipe Saá. El 15 de enero de 1875 la legislatura puntana nombra al presidente del cuerpo Rafael Cortés como nuevo gobernador; mientras en Villa Mercedes, toma forma y comienza a funcionar la Corporación Municipal.
Para culminar el capítulo “Ivanowskiego”, como lo transcribe el diario “Gtos Polski” (La Voz de Polonia), este semanario de la Unión de los Polacos en la Argentina en su edición del día 19 de mayo de 1967, asevera que era polaco, nacido en Poznan en el año 1827, que participó de la revolución de 1848 en ese país y luego desertó del servicio militar obligatorio del ejército prusiano, Al expatriarse bajo el nombre de Teófilo Ivanowski, usando el apellido de su madre, se alista en el ejército brasileño y toma parte en la Batalla de Caseros en 1852, así inicia su carrera militar en Argentina y participa en los siguientes combates: Cepeda, Pavón, Corrientes, Estero Bellaco, Tuyutí, Boquerón, San Ignacio, Campaña del Chaco y Humaitá.
Los polacos residentes en Argentina se mostraron muy interesados en Ivanowski, al punto que a finales de la década de 1960 y principios del 70, embajadas polacas que integraron entre otros: el profesor Estanislao Pyxik, como presidente honorario de la Unión de los Polacos en la República Argentina; el señor Estanislao Skowroñski, presidente de la Asociación de Excombatientes Polacos en la Argentina; el señor Wojciech Moroz, secretario de la Unión y la profesora Teresa Pikulski, redactora del diario La Voz de Polonia; vinieron a la ciudad de Villa Mercedes a rendirle homenaje y demostrar que el héroe era polaco. Entre los que recibieron a los visitantes estuvieron el Profesor Tomás Ferrari y el Historiador José Mellano, cumplieron ambos con las reglas protocolares pero no se manifestaron con respecto a la discutida nacionalidad.
Lindor Quiroga (Renca 1841 – San Luis 1915) fue un abogado, perito contador, educador y político. Ejerció dos veces como Gobernador de San Luis en la segunda mitad del siglo XIX, pero no pudo completar ninguno de los mandatos. Fue el único mandatario que adhirió a la revolución de 1874.