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“El Toro” que fue “un león”en las rutas y pistas puntanas

Jorge “El Toro” Simioli fue uno de los personajes del automovilismo puntano. Entre sus pergaminos figura que fue uno de los propulsores de la desaparecida categoría 850 cc., una de las más populares y competitivas que hacían “estremecer”, entre otros circuitos el Motoparque Cruz de Piedra (Juana Koslay) y el “General San Martín” de Villa Mercedes.
Cuando hablaba, su palabra era escuchada y respetada. Discutió con los más grandes y defendió a los más humildes. Supo de malas más que de buenas. Arriesgó más de lo que debía y a veces puso en juego su vida.
“El Toro” Simioli, condujo desde que comenzó a correr hasta que dejó la actividad un pintoresco Citroën 3CV, que por tiempo cuando participaba de una prueba largaba último, y por tiempo casi siempre llegaba último. Pero, él fue un verdadero protagonista de una hermosa categoría que corría tanto en circuitos como en los rallíes provinciales.
Para muchos fanáticos de la “actividad tuerca”, fue un ejemplo de perseverancia, y siempre se le escuchaba decir: “No me importaba ganar, me importaba llegar”.
A lo largo de su reconocida trayectoria dos anécdotas que se hicieron leyenda. Se trata de dos vuelcos. Uno fue una carrera iba a 150 km por hora en el prime Villa de la Quebrada-El Monumento (Las Chacras-Juana Koslay) y el otro en la bajada de Potrero de los Funes. ”Venía a fondo, no pude controlar el auto y terminé abrazado a los guardarrail”, recordó.
Sus hijos Micky y Jorge Simioli también fueron figuras en el deporte, pero en una actividad totalmente distinta en la que brilló “El Toro”. Integraron una camada de futbolistas que representaron muy bien a San Luis en otras latitudes.
Aunque el ADN tuerca los llevó a compartir junto a su papá y amigos grandes e inolvidables momento en el taller y en la pista.

Año 2010. “El Pájaro Volador de la década del 80´”, descansa junto a su dueño, Jorge Simioli, en el taller de calle Caseros.

Impactante secuencia de uno de los vuelcos de “El Toro”, felizmente no hubo que lamentar nada más que algunos magullones.