La Aldea Antigua, La Aldea y el Mundo, San Luis

El monumento al indio

Por Jorge Alberto Cangiano – Exintendente de Villa Mercedes

Esta es la denominación que el saber popular otorgó a esta obra, que tiene el propósito de superar acontecimientos que en nuestro pasado significaron hechos lamentables de exterminio de poblaciones originarias, que supieron poblar estas tierras de las que fueron despojadas de la misma forma cruenta que lo hizo la colonización española en nuestra América.
Este propósito queda patentizado en el gesto del soldado que extiende su brazo en forma amigable, de acercamiento, de alcanzar una convivencia pacífica, en una tierra que ofrece inmensas oportunidades de riquezas naturales.
Se erige en un lugar histórico, ubicado en la cabecera sur del puente que atraviesa el río Quinto, junto a la ruta Interfábricas, frente al monolito que recuerda la batalla de la Ensenada de las Pulgas, triste recuerdo donde la infantería puntana pretendía contener las correrías del caudillo chileno, el general Carreras, que diezmó completamente la tropa de soldados puntanos. Finalmente fue vencido en Punta Médano, provincia de San Juan, por la tropa de esta provincia con refuerzos de las vecinas cuyanas, San Luis y Mendoza. Conducido prisionero a esta última provincia, fue juzgado y condenado al pelotón de fusilamiento. Este hecho tuvo lugar en los comienzos de la organización institucional de nuestra provincia, durante la gobernación del Dr. José Santos Ortiz, primer puntano en ejercer este cargo, en el año 1820. Esta referencia histórica persigue la intención de despertar en los mercedinos la inquietud de bucear en los acontecimientos que constituyen el basamento cultural de su evolución histórica, como pueblo.
Nuestra provincia supo reparar el lamentable exterminio de estos pobladores que siempre estuvieron arraigados a su tierra, llevada a cabo por la denominada campaña del desierto, a través del proyecto y ejecución de Alberto Rodríguez Saá, que consistió en la creación del Pueblo Nación Ranquel, ubicado en el departamento Gobernador Dupuy, en la pampa infinita, poblada de bosques, lagunas, pastizales naturales, que solían ser su territorio. Se construyeron viviendas respetando las características propias de los que fueron sus hogares, los toldos, también escuela, hospital, trazado de lo que sería su pueblo, completado con las hectáreas destinadas a la cría de ganado, teniendo en cuenta sus costumbres, tradiciones, ceremonias religiosas, idioma.

“Monumento al indio”, en Villa Mercedes, San Luis

La construcción del Monumento tuvo lugar durante la obra Parque Costanera Río Quinto, en base a un proyecto elaborado por Alberto Rodríguez Saá, que comenzaba en el boulevar Rufino Barreiro, hasta el Puente de Madera, sobre la margen izquierda del río, sumando de esta manera un aporte cultural a esta importante obra.
Se procedió a la apertura de caminos, forestación, instalación de juegos de esparcimiento, que en el transcurrir de los años fue progresando, con el agregado de nuevas mejoras, ampliaciones, como el balneario sobre la margen derecha del río. Es en la actualidad un lugar concurrido por familias, para practicar deportes, en estrecho contacto con un ambiente natural y saludable. Esta obra sirvió de acicate para comenzar a poblar ambas márgenes del río, con la instalación de clubes, sindicatos, centros de jubilados, balnearios privados, que alcanzó renovado impulso con la inauguración de la antigua ruta nacional 7, asfaltada hasta la localidad de Liborio Luna, pasando por el balneario de Obras Sanitarias y Dique Vulpiani, lugares concurridos en la temporada veraniega. La ejecución de este proyecto nos hizo ver los mercedinos, que habíamos abandonado a nuestro padre fundador, a cuya vera nació el Fuerte Constitucional, basamento primario de la actual Villa Mercedes. Proporcionó el vital elemento para posibilitar su existencia, contribuyendo el material con se construyeron viviendas, edificios, obras públicas, suministrando arena, canto rodado, materiales indispensable para construir. Este despertar que tuvimos, esta claridad que alumbró nuestra mente, nos permitió poner en marcha un proyecto de expansión de la ciudad hacia el sur, ya que el crecimiento histórico fue hacia el norte. Con la llegada del ferrocarril, se denominó Banda Sur, y comprendía la construcción de nuevos puentes carreteros, con una urbanización de viviendas, escuelas, centros culturales, parques y plazas, edificios públicos, que serían la base de sustento de un nuevo polo de desarrollo de la ciudad. Lo pusimos a consideración de nuestra comunidad sin obtener su aprobación, pero como afirma Albert Einten: “Nada en este mundo se pierde, todo se transforma “. Seguiremos abrazados a la esperanza de que en un futuro próximo se convierta en una realidad perfectible.