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Otros tiempos…otros septiembres…

IRIS

Se vino septiembre, sí hay que escribirlo con la p antes de la t. Esta novedad de poner setiembre, no me gusta, no me parece. Cualquier momento se salen con otubre, sin la c. Vuelvo a septiembre. Qué mes que me apabulla, tantas cosas íntimas, privadas y públicas. Muchos aniversarios, muchos cumpleaños. Recuerdos, algunos gratos, otros no tanto. Viste que cuando sos grande tenés muchos finados en la familia. Cuando no recordás el día de la partida, recordás el cumpleaños. “Hoy cumpliría…”. Primero te ponés a calcular cuántos años (en todas las familias hay una memoriosa que lo sabe), y después evocás algún festejo compartido que haya quedado en tu memoria. A veces te entristecés, y a veces no, porque recordás momentos muy felices. Irrepetibles, únicos. Con más familia, con más amigos, incluso con vecinos muy queridos que estuvieron siempre en con nosotros. Otros tiempos.

Me parece que antes la gente se tomaba más tiempo para todo. Para cumplir años y festejarse, por ejemplo.

Si cumplía años la madre o la abuela, nadie podía faltar, ni siquiera llegar tarde. No había excusa. Y eran momentos de auténtico encuentro, de abrazos, de besos. Nada de mensajitos, ni dibujitos, ni nada de eso. Y no estoy comparando, cuando digo otros tiempos, digo “otros”, ni mejores, ni peores; otros. Y además cada una cumplía los años que cumplía, y no se enojaba con la vida, no se sacaba años, ni maldecía la fecha. Ya que estamos te cuento un recuerdo entrañable, muy mío. Justamente en septiembre, el 11, cumplían el mismo día una gran amiga, mi papá, mi prima y otra amiga menos amiga. Hoy solo vive la primera amiga que mencioné, y reside en España desde hace tiempo. Resulta que en 1973 coincidimos muchos en Buenos Aires, y nos reunimos: mi amiga, mi padre, muchos otros conocidos y mucha familia. En medio de los brindis aparecen las noticias que informan del brutal golpe militar de Pinochet en Chile. Una hermana mía era muy politiquera y quería participar en todas las marchas y manifestaciones populares. Lo cierto es que se empezó a gestar una convocatoria popular en el Congreso en apoyo al pueblo chileno. Las noticias eran cada vez más alarmantes. No la querían dejar ir. Primero porque tenían miedo de lo que pudiera pasarle, y después porque era el cumpleaños de su padre y estábamos en plena celebración. Se armó lío, pero no hubo caso. Me usó de cómplice, nos tomamos el subterráneo y allá fuimos. No olvido ese día. Por la multitud, por la tristeza, por la marcha, por todo lo que pasó después.

Septiembre tiene lo del golpe en Chile y lo de las Torres Gemelas en Nueva York. Pero también tiene el Día del Maestro y e Día del Estudiante.

El picnic, las cosas de estudiantina y todo eso. Ahora viste que se van a El Trapiche o a otro lado, el lío del alcohol y todo eso. Todo distinto, me parece que lo nuestro era más ingenuo. Menos explícito, por lo menos. Te diría otra vez: otros tiempos. Ah… también la primavera, las flores, los pajaritos y el paisaje distinto. Inclusive hay como un olor particular, exquisito aroma diría el poeta, en el noveno mes del año. Esto ya es cosa mía, pero me da como que después de setiembre se empieza a terminar el año. Como que se empiezan a preparar los brindis, las fiestas, los encuentros. Es un momento del año que me encanta.El clima empieza a mejorar. Ojo que en San Luis todavía hay viento, y días de mucho fresquete. Incluso recuerdo tipo tornados y esas cosas. Las más memoriosas refieren a algún 21 de septiembre casi helado, y en el que llevaban mucho abrigo, o con lluvias persistentes, incluso hasta muy molestos temporales. No me acuerdo tanto, son bastante exageradas, pero les creo. No voy a empezar una de esas insoportables polémicas climatológicas.
Nacieron en septiembre: Rocky Marciano, Vittorio Gassman, Dardo Rocha, Carlos Valderrama, Horacio Molina, Nicolino Locche, Esteban Echeverría, Pierre de Coubertín, Bernardino Rivadavia, José de Ribera, Eduard Galeano, Irene Papas, Chabuca Granda, Alan Ladd y Jean Jaurès. O los conocés, o los googleás. Ahora es así.