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El Santuario Mariano Diocesano de Nuestra Señora del Rosario Del Trono

EL PATRIMONIO QUE NO CUIDAMOS

Conocer para valorar valorar para amar, porque aquello que amamos lo cuidamos

Por Leticia Maqueda

Hace unos meses atrás, se produjo un importante deterioro en el interior del Santuario de Nuestra Señora del Rosario del Trono, (se cayó una de las ménsulas falsas y parte de la decoración de yeso que acompaña una o más de una de las ventanas próximas al lugar en donde existe una filtración del techo). Posiblemente este Santuario para muchos sea más conocido con el nombre de Iglesia de Santo Domingo.
Cuando el hecho ocurrió quienes frecuentamos este templo bello y único por su particular arquitectura en la ciudad, contemplamos con profunda pena el deterioro y el daño. Pasado el tiempo y dado que la situación se mantiene, escribo esto como un modo de hacer presente la gravedad que reviste la ausencia de la conciencia del valor de lo que significa el Patrimonio Cultural en la vida de un pueblo. Contemplar con total impotencia por no poder revertir la situación la desaparición de la belleza de sus muros y la indiferencia ante el deterioro, es como ver morir de a poco aquello que es parte de nuestra memoria y que nos permite reconocernos en nuestras raíces como comunidad puntana.
Para valorar lo que se está destruyendo ante la distraída mirada comunitaria y estatal, vale recordar algunas pinceladas de la historia del Santuario y de las características de su construcción.
El origen del templo se remonta a la década del 30 del pasado siglo XX, cuando la Provincia Dominicana Argentina accedió a que la Vicaría de Aragón enviase frailes para establecerse en los conventos de Santa Fe y San Luis.
Hasta esa fecha el templo de Santo Domingo era una antigua construcción que databa del S.XIX cuando en 1838, en el mismo solar en donde estaba la antigua capilla existente desde tiempos fundacionales de la ciudad se construyó un nuevo templo de mayor amplitud. Esta iglesia es la que nosotros hoy llamamos y reconocemos como Antiguo Templo de Santo Domingo , actualmente propiedad del Estado Provincial y en donde funciona una repartición del mismo. El solar en donde se encuentra esta declarado Solar Histórico por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos.
En la década del 30 del pasado S.XX la necesidad de contar con un templo más amplio se había hecho evidente e incluso se trazaron planos para su construcción. Es por ello que una vez establecidos en San Luis los frailes españoles retomaron esta idea y tal vez, sintiendo añoranza por las tierras andaluzas de la patria lejana, se propusieron construir un templo con reminiscencias árabes. La elaboración del proyecto arquitectónico le fue encomendada al arquitecto puntano Narciso J. Gutiérrez quien supo interpretar la idea y llevó adelante la propuesta del nuevo templo.
Las instituciones del convento junto al pueblo en general y también con alguna colaboración estatal, llevaron adelante con gran esfuerzo la construcción.
El resultado fue el templo que hoy conocemos y que se encuentra en la esquina de las calles 25 de Mayo y San Martín, cerrando una cuadra cargada de historia por cuanto guarda los frentes de los edificios más antiguos de la ciudad.
Ante la vecindad de la Plaza Independencia (antigua Plaza Mayor) el arquitecto proyectó para el nuevo templo un atrio urbano que permitía una visual de la fachada muy elaborada que en la esquina de la cuadra la distinguía de las demás construcciones.
Para tener una clara idea del valor de lo que estamos hablando tomo algunos datos de la descripción que del templo me referenciara el Arq. Alfredo Pérez Camargo gran conocedor de nuestro Patrimonio, y que nos ayuda a ver y valorar lo que a veces no miramos.
En su descripción nos dice:
“En la fachada vemos lucir dos torres: la del campanario y la torre del mirador de menor altura y en la cual estaba proyectado alojar un reloj. Las dos torres están rematadas con almenas.
La torre campanario hace visible desde el frente la campana llamada “Ángeles” y pudiendo visibilizarse desde el sur, existe una de las campanas históricas que se encontraban en la espadaña demolida del antiguo templo.
Cuenta la tradición oral, que dos de las campanas del antiguo templo de Santo Domingo recibían el nombre de Libertad e Independencia porque habían sido fundidas con los cañones de las batallas de Chacabuco y Maipú.
La puerta de entrada fue colocada en la traza de lo que debió ser de acuerdo a lo proyectado, un monumental portal de madera cuya realización no fue posible concretar. Sobre la puerta, podemos ver una sucesión de ventanas que iluminan el coro. Todas ellas forman parte de un paño decorado con motivos mozárabes de cuidado diseño y realizado con piezas pre-moldeadas incorporadas al paramento.
La composición es coronada con un techo de tejas que sostiene una cruz, expresando con ello que se trata de un templo católico.


El edificio es de planta basilical y su espacio interior se subdivide en tres naves: las dos laterales de menor altura que la central pero sin perder la unidad espacial por cuanto la subdivisión se realiza mediante la sucesión de arcos lóbulos apoyados en pares de columnas de pequeña sección, lo que le da al espacio un aire de mezquita.
La nave central culmina a la altura del presbiterio con un gran arco triunfal de medio punto que enmarca el retablo presidido por la imagen de nuestra Señora del Rosario del Trono. Este espacio se encuentra asimismo jerarquizado por dos escalinatas que conducen al camarín situado en planta alta en el que de alguna manera se prolonga la nave que es el camarín mismo.
Todo el espacio interior posee iluminación natural a través de una serie de ventanas con vitrales que recorren las naves laterales y la nave central, incluido el camarín en el espacio comprendido entre la arquería y el cielorraso.
Las ventanas se encuentran enmarcadas en molduras de yesería, lo mismo que la mayor parte de los paramentos de la nave central.
El cielorraso que se visualiza “sostenido” por grandes vigas falsas con sus correspondientes ménsulas, tiene idéntico tratamiento.
El hecho de no haber sido completada la obra con la puerta principal ni con la policromía proyectada para la decoración de los muros, el modo en que ingresa la luz a través de los vitrales hace que los paramentos con su decoración en relieve se vean más bellos y el espacio enriquecido visualmente sin verse recargado.
Así como los vitrales aportan color al espacio, hacen lo propio el piso granadino de color terracota con aplicaciones de cerámica azul y el zócalo de mayólica que recorre todo el perímetro del templo, alcanzando importante altura al acompañar el desarrollo de las escaleras de acceso al camarín. Acompañan las barandas de madera con paneles tallados con maestría y los retablos: el principal de madera policromado y los de las naves laterales de mármol.”
El templo nuevo fue inaugurado en 1938 a un siglo de la reconstrucción del antiguo templo. El hecho dió lugar a una gran celebración de la que participo gobierno y pueblo y en la que se coronó a Nuestra Señora del Rosario del Trono como Reina del Pueblo y Corazón Puntano.
Muchos años después el 1 de octubre de 1988 al cumplirse el cincuentenario de su inauguración, el templo fue consagrado Santuario Mariano Diocesano con la bendición, dedicación y consagración del altar. En esta oportunidad fueron depositadas en el altar las reliquias de primer grado de San Pio V y santa Gema Galgani.
El Santuario guarda memoria de la historia religiosa, social y cultural de nuestra ciudad. En la actualidad, la Orden de Predicadores Dominicos a quien pertenece el Templo, Convento y Colegio Santo Tomás de Aquino, no tiene residencia de frailes en forma permanente en San Luis. El Santuario y sus instituciones son atendidos por los frailes dominicos que semanalmente viajan desde Mendoza para cubrir algunas festividades y las misas de los sábados y domingos. El templo abre diariamente y por iniciativa de nuestro obispo, se ha establecido una misa diaria a cargo de un sacerdote diocesano, pero el templo ha perdido mucho de la vida que antaño tuvo.
El edificio no está declarado Patrimonio no obstante merecería que el Estado Provincial urgente lo declarara por su historia y valor arquitectónico como Bien perteneciente al Patrimonio Arquitectónico y Cultural de la Provincia, y dado que quienes lo tienen a su cargo no cuentan con los recursos suficientes para poder realizar las tareas de restauración y preservación que requiere, sería importante que el Estado acudiera en auxilio para proteger este patrimonio que en la actualidad está sufriendo un fuerte deterioro.
El templo de Santo Domingo, es parte de nuestra historia y de nuestra vida comunitaria, es memoria viva, de misas, casamientos, celebraciones, procesiones con la centralidad de nuestra Señora del Rosario del Trono que acompaña nuestra existencia desde los tiempos fundacionales. El Santuario posee una belleza arquitectónica singular que merece ser valorada y cuidada.
Ya se aproxima la fiesta de Nuestra Señora del Rosario del Trono y encontrará al templo en parte precintado por precaución y seguridad, disminuido en su hermosura.
El Santuario Mariano Diocesano, es un Patrimonio arquitectónico cultural de todos los puntanos que no está siendo valorado en belleza y significación.
Preservarlo es responsabilidad de todos pero mucho más lo es del Estado Provincial que por Ley tiene la misión de resguardar y custodiar el Patrimonio Cultural y su función social.
Para todos la tarea de reconocer, y reclamar que se cumpla el ejercicio de la custodia y preservación del Patrimonio que desde su expresión material es manifestación de lo espiritual y como tal parte constitutiva del alma del pueblo puntano.