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La pujanza comercial de Quines hace 70 años

Por “Flaco” Escuálido

Es sábado con un sol a pleno en la localidad de Quines. El reloj marca casi las diez y media. Domingo Arce nos espera. Como en cada encuentro, saluda con un apretón de manos y siempre con una gran sonrisa.
Compartimos las charlas con un café de por medio. Cada charla con Domingo es como viajar al pasado, un viaje de conocimiento a nuestra puntanidad. A saber, cómo se formaba Quines en lo económico, social, cultural en el siglo pasado. Conocer el Quines de hace 70 años.
Corrían los años 49, 50, 51 y en Quines había tres comercios que vendían nafta y kerosene de petroleras. Para ser más ilustrativo, Domingo señala a una cuadra a la esquina de las calles Pringles y 25 de Mayo donde funcionaba la Casa Blanchet, de José Blanchet. Su gerente era Garro Fernández (contador) y el comercio tenía venta de almacén y frutos del país.
En este tramo del diálogo le pregunto a qué le llamaban frutos del país: “A los cueros de animales de la zona (vacunos, zorros, vizcachas, lampalagua, gato montés, etc). Los compraban en las barracas, que se encargaban de hacer previamente un proceso para su preservación y luego los vendían a Buenos Aires y una tienda de ropa para gente de campo”.
En su repaso histórico, Domingo Arce recuerda que varios vecinos de Quines trabajaban en el almacén de ramos generales: Hugo Arce, Aguirre, Marcos y Pedro Maidana, Mario Magnano, Carlos Rosales, “Negrita” Fernández e Irma García, por mencionar algunos de ellos.

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La Casa Blanchet en su vereda tenía un surtidor de nafta y kerosene, de la marca Esso.
Después, la memoria prodigiosa de Domingo se instaló en San Martín y 25 de Mayo. Allí estaba el negocio de Teófilo Flores dedicado a ramos generales. Su gerente era Pedro Sosa y el comercio tenía las mismas características que el de la Casa Blanchet donde el vecino encontraba de todo. Sus trabajadores eran Alfredo Giménez, Carlos Suárez, Rubio Sosa, Félix Barrera, Onofre (“El Negro”) Arce. Y en su ingreso estaba ubicado el surtidor de combustible, para la venta de nafta y kerosene, pero de YPF. El telescópico imaginario de Arce seguidamente se dirige a la confluencia de calles Pringles y 9 de Julio. En ese lugar estaba una de las firmas más conocidas de la región, la empresa de Julio Tarazi e hijos. Ese almacén de ramos generales convocó por años a miles de familias de todo el Departamento Ayacucho y de la zona de influencia. Comercializaban carbón y mercaderías en otros pueblos como San Francisco, La Botija, Candelaria, Balde de Escudero y Talita.
Eldio Flores, Francisco Rossini, Pablo Rivarola y Julio Arce fueron algunos de los empleados que tuvo esta reconocida firma, que, para marcar la diferencia con las otras expendedoras de combustibles, entrega productos de Shell.
Había tres banderas de petroleras en los años 50 lo que permite indicar el importante movimiento que tenía Quines. ¿Es increíble?, le pregunté inmediatamente y asombrado a Domingo ¿Cuántos autos había en Quines en esa época? La respuesta fue casi inmediata. Domingo miró hacia arriba unos segundos y con precisión detalló que había 16 vehículos entre camionetitas y autos y, además, 5 camiones. Los dueños de los transportes eran de los hermanos Salvador y Américo Lanza —tenían 3— y los restantes de Amaranto Oviedo y Carlos Lucero. Además, Domingo aclara que los vehículos más modernos de Quines en ese entonces eran Ford modelo 39 y lo tenían Dalmiro Arce, José María Arce y Gregoria Gatica de Aguirre (la primera mujer de Quines que conducía). Domingo recuerda que también una señora tenía un vehículo en Quines, un Ford modelo 37, tratándose de Paulina Ragot de Gatica, pero ella no conducía. Tenía a Juan Suárez como chofer, un vecino de Quines.
Hubo unos segundos de silencio y el bullicio de los parroquianos en el café nos volvió al presente. Mientras terminábamos el café charlamos con algunos vecinos. La cargada siempre de los partidos de Boca y de River. Mientras me alejaba pensaba en Quines, en la importancia que tuvo en el siglo pasado. Venta de tres banderas de combustible, comercios que se expandían, sueños de un pueblo pujante, de cuánto nos dejaron nuestros antecesores y cuan poco hemos avanzado en estos 25 años del siglo XXI.