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El mejor amigo de nuestros calzados

Nota: Mario La Torre. Fotos extraídas del archivo de El Diario de la República

Cuentan que un día un zapatero opinó sobre el cuadro de un famoso pintor y, tal vez por no haber acertado la crítica, el artista respondió a ésta con un lacónico: “Zapatero, a tus zapatos”, con lo que el artista quiso decir “dedícate a lo tuyo”.
En la edición del 12 de mayo de 1991, el entonces El Diario de San Luis (hoy El Diario de la República), publicó en su revista dominical una nota dedicada a los tradicionales “zapateros” de la ciudad de San Luis. En el artículo firmado por Miguel Ángel García Oroza, se mencionó a personajes del rubro como Víctor Alejo Videla (tenía su taller en la esquina de Pringles y Mitre), que junto a su hijo Roberto y, a Julio, otro joven zapatero, atendían a su clientela satisfaciendo su pedidos.
Otro de las tradicionales zapaterías era la de “Chichí” Salomón, quien junto a su hermano Carlos, (ambos excelentes jugadores de fútbol del Sporting Victoria), tenían en calle Ayacucho antes de llegar a Caseros.
Otro de los artesanos de los zapatos que lucieron generaciones de puntanos fue Bressano, que tenía su taller-zapatería en calle Belgrano casi esquina Chacabuco.
La lista de los recordados “orfebres” de la ciudad capital, incluye a Alberto Cruceño, propietario del taller de compostura de calzado ABC. Un entusiasta de su oficio que a lo largo de sus 30 años de trabajo logró montar un moderno y bien equipado taller con diez máquinas tipo industrial que fue fuente de trabajo para seis operarios.
Con orgullo, siempre mencionaba el esfuerzo que tuvo que hacer, junto al acompañamiento de su familia, para lograr este emprendimientos y, de los reconocidos clientes que tenía como el exgobernador Adolfo Rodríguez Saá y el exintendente municipal Javier Cacace.