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EL AÑO DE MILEI Y UN PAÍS AL MARGEN DE LA LEY

En 1992, ese gran jurista que fue Carlos Nino mostraba en su libro “Un país al margen de la ley”, las particularidades de una sociedad donde la anomia, había arrasado con el estado de derecho, y las inevitables consecuencias derivadas de ese estado de cosas.
Han pasado 32 años, y aunque la marginación de la legalidad fue una constante, la situación se fue acentuando estos últimos 12 meses ante el desconocimiento de cómo deben funcionar las instituciones, el gobernar marginando al Congreso nacional, al conseguir facultades delegadas que se fueron ampliando;y el uso indiscriminado de decretos de necesidad y urgencia (DNU), Siempre se utilizó “el estado de excepción” para que el Poder Ejecutivo gobernara a su antojo endeudando discrecionalmente a la Nación, privatizando bienes públicos con la excusa de su falta de rentabilidad, contribuyendo con algunas medidas sino en a acentuar el crónico déficit fiscal, solo interrumpido unos pocos años durante la gestión de Néstor Kirchner con sus superávit gemelos. Esa excepcionalidad en estos doce meses de gestión ha sido el pretexto para que el presidente Milei hasta el 30 de septiembre emitiera 42 DNU, siendo el presidente, que mas decretos dictara en estos meses de gestión.
El fracaso de los distintos gobiernos generó un descreimiento general hacia la dirigencia política, incentivado por los grandes medios y todos aquellos sectores que demonizaron todo lo que oliera a peronismo. Ello permitió que Milei accediera al gobierno, con un discurso anti casta, que convenció a grandes sectores, cansados de la vieja retórica política, que habían ahondado los problemas estructurales del país, haciendo crecer la pobreza, disparando la inflación, y sin políticas de Estado que definieran un rumbo distinto.
Y llegó Milei con su discurso destructivo, su concepción de querer privatizarlo todo lo que estuviera en manos del Estado, al que quería destruir por el “desprecio infinito” que siente hacia él. “Las fuerzas del cielo” iban a ayudarlo a transformar la Argentina, llevándola a ser una potencia mundial. Como gusta de la hipérbole, ya que todo lo hecho durante su gestión es lo mejor de la historia, y algunos selectos ministros como Caputo, Petovello y Bullrich son también los mejores de la historia, nada debería extrañar en esa mescolanza de falacias, exageraciones e insultos que caracterizan sus discursos. Por otra parte, la manipulación de las cifras que utiliza, como su subalterno Caputo le ha ayudado a construir una realidad que solo pueden creer aquellos que ignoran las cifras reales de la economía, y como se han manejado muchas de ellas.
Al asumir, comenzó mintiendo sobre la posible inflación que llegaría al 17.000% en un año, si él no la detenía, cifra esta que curiosamente es la misma que enarboló Martínez de Hoz, en su primer discurso como ministro de Economía de la dictadura militar. A partir de allí, en cada alocución muestra cifras a diestra y siniestra que no se compadecen con la realidad que se observa todos los días a través de mediciones que hacen hasta los propios organismos oficiales.
Sin desconocer la evidente baja de la inflación, debe tenerse en cuenta, que el desmesurado aumento de la misma en diciembre del 2023 y enero, se debió a la brutal devaluación efectuada por el gobierno, que motorizó un notable incremento de precios, donde los formadores se resguardaron llevándolos a cifras exorbitantes. Este tema ya ha dejado de preocupar, porque ahora lo que causa inquietud es el desmesurado aumento de la pobreza que en un año subió más del 12%. llegando al 52%, y en los niños y adolescentes al 60%., llegando la indigencia al 20%, siendo preocupantes también los sectores que si bien tienen trabajo el salario no alcanza a cubrir sus necesidades básicas.


Hay otras cifras que es importante mencionar y que ponen en evidencia las políticas del gobierno. Los servicios de agua, gas y electricidad se triplicaron en los últimos 11 meses; cayeron las transferencias a la Universidades un 27,9%, el gasto en jubilaciones disminuyó un 17.5%, cayó 76.8% la obra pública, y 76% las transferencias a las provincias a las cuales reiteradamente se extorsiona, para conseguir votaciones favorables al Poder Ejecutivo. Un tercio del ajuste fiscal cayó sobre los jubilados a lo que se suma una caída del consumó de casi el 14%, de la industria un 11.6& y un 29% de la construcción. Milei jamás se refiere a estas cifras, ni a la enorme recesión causada por las decisiones del gobierno, y siempre sobre actúa, en sus reiteradas exposiciones aquí y en el exterior. No dice una palabra que la deuda pública creció 92.000 millones de dólares en los 11 meses de su gobierno., y que según informara el Banco Central, en 9 meses desaparecieran 330.000 cuentas sueldos, es decir trabajo registrado. A estos números se debe agregar que la mayor parte del superávit fiscal logrado a fuerza de postergación de pagos, y licuaciones varias, fue destinado al pago de los intereses de la deuda, cuestión esta prioritaria para el gobierno, aunque los ajustes que permitieron ese superavit cayeran sobre los más vulnerables.
El supuesto enfrentamiento con la “casta” a la que iba a destruir, no pasó de ser una de sus tantas bravatas, ya que gobierna con una parte de ella, y negocia con la otra comprando voluntades para conseguir lo que quiere, y así a podido imponer sus vetos a la ley jubilatoria, y a la ley universitaria, gobernando con DNU, que jamás se tratan, y tienen origen en el DNU 70/23 que dictara apenas asumiera el gobierno.
A los efectos de mostrar algunas de sus especiales características debe recordarse la catarata de insultos y descalificaciones vertidas en este año, hacia toda persona o grupo que lo cuestionara. Algunas publicaciones han calculado que esos reiterados exabruptos llegaron a la suma de 4149, sumados la utilización de procacidades varias y vulgaridades sexuales, aún ante alumnos secundario, mostrando una precariedad discursiva, necesitada de una retórica violenta, que usa habitualmente sin limitación alguna.
En su imaginario el estado de derecho no existe, y Milei es la ley, imponiendo sus políticas a través negociaciones espurias, que le permiten seguir adelante en esta labor de aniquilar al Estado y sus instituciones, ya que como lo dijera hace unos meses, es un “topo” que hace el trabajo desde adentro para lograrlo.
La declarada intención de Milei respecto a la política económica, es privatizarlo todo, ya que necesita destruir al Estado, y entregar los pocos bienes públicos que aún quedan a las corporaciones, que según él van a generar una riqueza, que nos llevara a un lugar de preeminencia en el futuro. El sabe que eso no es cierto, porque a esos grupos solo les interesa maximizar la ganancia, y transferirla a esos paraísos fiscales que son su refugio habitual, pero como nada la importa mas allá de sus convicciones mesiánicas, está haciendo todo lo posible para concretarlo.
Sería muy extenso seguir profundizando en las particularidades del gobierno, y lo ocurrido en estos 11 meses, pero es importante detenerse brevemente en el goce de la crueldad, que ejerce Milei, los miembros de su gabinete, y el caricaturesco vocero presidencial. Cuando. anuncian que se ha “echado” a un funcionario, o se han “echado” a trabajadores de algún organismo público, se puede advertir la satisfacción que sienten, como si hubiera un regodeo ante situaciones que afectan a muchas personas, y la necesidad de exponerlas a la opinión pública.
Si las actuales políticas se siguen profundizando, nos esperan varias tempestades, que seguramente afectarán a los que menos tienen, y sembrarán el camino de dificultades para que la Argentina pueda recuperarse de tanto extravío político, y tanta anomia institucional. Solo cabe esperar, que la dirigencia política deje de lado sus especulaciones partidistas, y pueda enfrentar con solvencia y propuestas a un gobierno que ya a comenzado a destruir al Estado Nacional