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EL ASALTO AL BANCO NACIÓN DE VILLA MERCEDES

Los autores fueron identificados como y su banda. Habían llegado en tren a Villa Mercedes. Hubo varios heridos y más de 30 disparos. Nunca los atraparon.

El día 19 de diciembre de 2022, en la sección San Luis y su gente, que escribía el periodista  Johnny Díaz, en las páginas de El Diario de la República, reflejaba el audaz e inédito robo al Banco Nación de Villa Mercedes.

El 12 de diciembre de 1905 la estación de trenes de Villa Mercedes esperaba una formación que había salido de Buenos Aires y  que arribaba con más de dos horas de atraso, lo que había originado un cierto malestar entre quienes transitaban por los andenes.

La banda. Abajo a la derecha y sentado Butch Cassidy, alias de Robert Leroy Parker, a su lado Sundance Kid, Harry Longbaugh, y varios secuaces.

Nadie esperaba que entre sus pasajeros hubiera un grupo de norteamericanos que rápidamente se ganaron la simpatía de los ciudadanos. Sus ropas, las armas en sus cinturas, el idioma y sus caballos eran todo una novedad. Se alojaron en el hotel Young, en la calle Balcarce y Riobamba. Se identificaron como Butch Cassidy (alias de Robert Leroy Parker), Ethel «Etta» Place, Sundance Kid (Harry Longbaugh), Harvey “Curry” Logan y  Roberts Evans. Todos, de oficio ganaderos.

Según se dijo, eran prósperos hacendados de Estados Unidos que llegaban con la intención de invertir en la floreciente Mercedes y sus alrededores, y atraídos por la inminente apertura de la feria ganadera, hecho que ocurrió cinco días más tarde, el 17 de diciembre.

Pero la realidad era totalmente distinta a lo que manifestaban en un castellano rebuscado. Y eso que recorrieron distintos lugares en los que observaron el movimiento ciudadano, concurrieron a fogones y a varios remates mostrando mucho interés en lo que veían, pero sin comprar nada.

Siete días después de su arribo, el 19 de diciembre de 1905, poco antes del mediodía, el grupo encabezado por Butch Cassidy mostró lo que verdaderamente venía a realizar: asaltar la sucursal del Banco Nación de la próspera villa que por ese entonces tenía 5.541 habitantes, según el censo de 1895.

“Asalto al Banco de la Nación de Villa Mercedes”

La entidad bancaria estaba rodeada de una reja y tras atravesar un patio se accedía al edificio, también el mostrador estaba cubierto de una reja a la vieja usanza y muy de moda en esos años.

Rápidamente uno de los asaltantes accedió a la oficina del gerente Federico Hartlieb, mientras que otros sorprendieron al tesorero al tiempo que le pegaron un culatazo a un cliente identificado como Carlos Ricca.

Según las crónicas de la época, los maleantes se llevaron unos 13 mil pesos fuertes, pero antes de la huida, el gerente del banco alcanzó a efectuar unos disparos con un revólver que le había acercado su hija Emilia y un vecino, Ventura Domínguez, que intentó acceder al edificio aunque fue rápidamente inmovilizado por Place que había quedado de campana en la puerta del banco.

El diario La Reforma del martes 19 de diciembre de 1905 dice en sus titulares: “Asalto al Banco de la Nación en Mercedes”, “Saqueo de la caja”… “La provincia sin garantías….”. Esto es lo ocurrido, dice el diario: “Esta mañana a las 10:40, más o menos, cuatro individuos que desde el día anterior se habían exhibidos en confiterías y hoteles simulando ser estancieros, con una audacia exagerada, asaltaron al banco de la Nación, penetrando a balazos por las puertas de la tesorería y gerencia, alzándose enseguida con pesos 14.000, suma integrada por una bolsa de monedas de níquel, que luego las comisiones que salieron en persecución encontraron abierta por el fondo, pero vacías”.

“En el banco —continúa el relato del vespertino— hubo que lamentar el haber sido herido el gerente del establecimiento señor Hartlieb, empero felizmente no grave, y el señor Carlos Ricca, que se encontraba despachando un giro y al que con el mango del revólver, diéronle golpes en la cabeza produciéndole siete heridas, algunas de dimensión y profundidad de consideración”.

“Al salir, los asaltantes de las oficinas del señor gerente hízoles algunos disparos y lo mismo el señor Ventura Domínguez, que escapó de las balas de los bandoleros”, señala La Reforma.

“La violencia del asalto, pues ha habido como 30 disparos de revólver, destruyó puertas y vidrios despertando la alarma consiguiente en el vecindario que se aglomeró en el lugar del suceso, no fue suficiente para que la autoridad policial concurriera oportunamente, pues se ocupaba en distribuir su personal y organizar la defensa porque en la mente de sus jefes surgía, desde el principio del tiroteo, el fantasma de la tan temida y esperada revolución. (Se decía que existía la posibilidad de un posible alzamiento contra el gobernador Benigno Rodríguez Jurado). A pesar de haber durado el hecho más de quince minutos y haber demorado los asaltantes en montar a caballo, se pudieron fugar sin obstáculos», señala.

Según la prensa de aquellos años, cuatro comisiones bien armadas y con abundantes municiones salieron en persecución de Butch Cassidy y sus secuaces. Una encabezada por Belisario Olivera y el mayor Cipriano Sosa, otra por un hijo de este y la siguiente por Raúl Nieva.

“Tal vez no se escapen, pero la resistencia será tenaz. Con las comisiones de aquí, otra pedida a Mercedes y otra a La Angelina, que les saldrá al encuentro, se verán precisados a caer”, señala el diario

“El comentario público admira tanto la audacia de los fugitivos como la intolerancia y jabón policial, pues sus hombres, con la idea fija de que les persigue una revolución, han dado lugar a la fuga de los autores de tan atrevido y nunca visto asalto. A las 12 del medio día, la Policía estaba completamente cerrada y con centinelas en las puertas y azoteas del edificio que ocupa, dispuesta como para repeler un ataque. El ridículo ha sido mayúsculo”, cuestiona La Reforma.

El miércoles 20 de diciembre dice el diario: “Ayer a las once de la mañana, las oficinas de la sucursal del Banco de la Nación en Mercedes, situada, como hemos dicho, a dos cuadras del cuartel central de Policía de aquella ciudad, fueron asaltadas por cuatro individuos armados con revólveres, los que después de herir al gerente, y a un cliente del banco que se hallaba presente, saquearon la caja que hallaron abierta, huyendo luego en los caballos que llevaban preparados. La Policía, que tuvo conocimiento del asalto como al cuarto de hora de haber ocurrido, se puso en persecución de los bandidos. Si tal versión es exacta, importa decir que la Policía los lleva a la vista y su captura es inminente, de lo contrario significaría una ‘plancha’ colosal de la autoridad”.

Y agrega: “Hasta anoche la Policía ni tenía mayores detalles que los expuestos. Sabemos, empero, que la suma robada no pasa de unos 15.000 pesos debido a que, como hemos dicho, los ladrones solo encontraron abierta la caja chica o sea la que encierra los valores para las operaciones diarias. Las heridas de los señores Hartlieb y Ricca son leves. Fueron inferidas con el cabo de los revólveres por los asaltantes”.

A última hora, el diario dice: “Informaciones propias y directas que recibimos, ayer mismo a las 12, aproximadamente, la Policía dio alcance a los malhechores en el lugar llamado Las Encadenadas, distante como a dos leguas de Mercedes, donde los ladrones habían hecho alto para mudar de caballos. Formaban la partida policial seis hombres: Olivera, un comisario y cuatro soldados. Dos de los ladrones recibieron a la partida a tiros de carabina Winchester, mientras los otros dos continuaban la tarea de ensillar los caballos, y la Policía, en vista de este recibimiento y de la puntería certera de los tiradores, optó por virar en redondo y volver todos al pueblo con ‘el cuento’ a traer más gente. Vaya echando sus cuentas el público de cuándo prenderán a los ladrones con semejante procedimiento policial”.

“Los ladrones son extranjeros y hacía cinco días que se paseaban por Mercedes, frecuentando todos los lugares concurridos, y la ‘secreta’ no había olfateado nada… ¡Qué plancha!», sentencia.

El diario El Imparcial dice: «Los vidrios de la puerta que dan paso a la tesorería del banco quedaron hechos trizas, la barandilla de reja muy destruida y también la parte de afuera del mostrador. En el suelo hay gran cantidad de manchas de sangre donde fue herido el señor Ricca”.

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“El señor Ventura Domínguez, al oír los primeros tiros, intentó penetrar en el banco, pero tuvo que desistir por haber sido detenido en la puerta, poniéndole el arma en el pecho a uno de los salteadores (se dice que era Etta Place). Regresó a su escritorio frente al banco, se armó de un revólver y salió tras los asaltantes disparándoles varios tiros. La Policía tardó mucho en llegar al lugar del suceso, pues en los primeros momentos, creída de que había estallado la tan mentada revolución, no se atrevió a salir a la calle”, describió y añadió: “La fuerza encargada de mantener el orden público estaba tan desprovista de elementos que tuvo que recurrir al hipódromo en busca de caballos prestados para la persecución”.

El historiador Edmundo Tello Cornejo también dio su versión de los hechos: “La sucursal del Banco Nación era una de las primeras filiales abiertas en el país, incluso antes que se inaugurara la de la capital de San Luis y de otras grandes ciudades del interior”.

“Se estima que lo sustraído fueron cerca de 20 mil pesos fuertes. Era mucha plata, por supuesto. Esta sucursal trabajaba muy bien y ellos (los facinerosos) aprovecharon para el golpe los días de la feria, como dije en un principio, de mucho movimiento de dinero”. La célebre banda del legendario cowboy del Far West norteamericano comandada por Cassidy siguió cabalgando hacia el sur. Dice la historia que llegaron hasta la zona de Batavia y de allí enfilaron para San Rafael, en la provincia de Mendoza. Nunca se supo fehacientemente hasta dónde llegaron. Lo cierto es que fue este el primer asalto contra un Banco Nación en la República Argentina.