11 de marzo de 2020: la OMS declara la covid-19 como una pandemia
Su detección tardía y el desconocimiento sobre cómo se contagiaba terminaron de propagar la covid-19 por todo el planeta. Con miles de casos confirmados, los países empezaron a confinar a su población en una nueva emergencia sanitaria internacional.
El primer caso conocido de covid-19 tuvo lugar en noviembre de 2019 en la provincia china de Hubei, pero las autoridades no alertaron del brote de una neumonía de causa desconocida hasta un mes después. En enero de 2020 concluyeron que se trataba de una nueva enfermedad, la covid-19, provocada por el coronavirus SARS-CoV-2. Aunque existían precedentes de enfermedades por SARS-CoV o MERS-CoV, su detección tardía y el desconocimiento sobre cómo se propagaba terminó de extenderlo por otros países. En pocas semanas era una epidemia internacional, es decir, afectaba a un área geográfica extensa.
La ciudad de Wuhan, epicentro de la enfermedad, entró en un confinamiento estricto mientras cada vez más países declaraban sus primeros casos y se sumaban a la alerta sanitaria. En Italia, un foco en el norte provocó que fuese el primer país europeo en confinar a la población. A finales de febrero de 2020 ya había infectados en todos los continentes, y en las semanas siguientes los casos no dejaron de aumentar. Esto llevó a que el 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase a la covid-19 como una pandemia.

De los confinamientos a la llegada de las vacunas
El nuevo coronavirus se convirtió en la sexta emergencia sanitaria internacional que la OMS declaraba desde que creó esa categoría en 2005. Ante el aumento de contagios y muertes, muchos Estados se sumaron a la política de confinamientos parciales o totales para detener la propagación, lo que frenó la actividad económica global. Estados Unidos fue el primer país en llegar al millón de casos a finales de marzo de 2020. A los seis meses de la pandemia, el mundo había superado los 20 millones de contagios y los 900.000 fallecidos. Dos años después, las cifras llegan a más de 440 millones de casos, la mayoría recuperados, y casi seis millones de fallecidos en todo el mundo. Los continentes más afectados han sido América, que concentra más muertes, y Europa, donde ha habido más contagios, seguidas de Asia.
No obstante, mientras los casos de covid-19 han seguido en aumento, cada vez causan menos muertes gracias a las vacunas. Lo demuestra la ola de contagios de finales de 2021 y principios de 2022, que alcanzó su pico alrededor de la tercera semana de enero, con 23 millones de contagios, pero con 56.000 fallecidos que no superan las olas anteriores. Con más de 10.000 millones de dosis aplicadas, la mitad de la población global ya está vacunada.
Sin embargo, las mayores tasas de vacunación se concentran en los países más desarrollados. Para paliarlo, la OMS y otros organismos crearon la iniciativa Covax, que busca asegurar una distribución equitativa de vacunas contra el SARS-CoV-2. A esto se suman las donaciones y acuerdos bilaterales para la distribución, que a su vez han generado una competición geopolítica entre Rusia, China o Estados Unidos por desarrollar y distribuir vacunas.

Covid-19: una enfermedad con impactos más allá
Pero las consecuencias de la pandemia han ido más allá de la salud. La paralización de la actividad durante los meses de confinamiento provocó la mayor recesión de la economía internacional desde la Segunda Guerra Mundial, afectando sobre todo a países dependientes del turismo y de las exportaciones. Después, la vuelta a la actividad originó una crisis en las cadenas de suministros que disparó la inflación. Todo ello ha incrementado desigualdades y una pobreza que ha vuelto a niveles que habían sido erradicados en regiones vulnerables.

Esta crisis económica, sumada al descontento por las restricciones sanitarias, han fomentado el descontento social, traducido en protestas y movimientos reaccionarios. Si primero fueron las antivacunas, después han sido las manifestaciones contra los pasaportes de vacunación. Todo ello ha acentuado la polarización política hasta desestabilizar sistemas democráticos, en medio de una desinformación muchas veces alentada por los Gobiernos que pone en riesgo la lucha contra la pandemia.
El Orden Mundial
Por Alba Leiva