PINTAR PARA RESISTIR
Hay mujeres que pasan por la vida creando y viviendo una historia sin imaginar que el tiempo las convertirá en referentes de otras luchas y banderas. Frida Kahlo, la artista plástica mexicana, se convirtió en ícono del feminismo latinoamericano y mundial. Si alguien pudiera tener un diálogo imaginario con ella, quién sabe si este lugar sería de su agrado, pero lo cierto es que los símbolos adquieren una adherencia social que les quita pertenencia y opinión a los y las protagonistas.
Pero desde ya Frida es mucho más que una remera, una taza, una cartuchera, una cartera, una agenda o un pañuelo, si es que estos objetos se presentan vaciados de sentido tras la maquinaria de la mercadotecnia, como muchas veces ocurrió con la imagen del Che Guevara.
Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón nacía hace 113 años, un 6 de julio de 1907, en Coyoacán, Ciudad de México. Transitó por el dolor físico y emocional desde muy pequeña. Un ataque de poliomielitis le dejó para siempre la pierna derecha más corta y delgada. En septiembre de 1925, sufrió un grave accidente que pudo costarle la vida: el autobús escolar en el que regresaba a su casa en Coyoacán fue arrollada por un tranvía y quedó completamente destruido.
Las consecuencias en el cuerpo de Frida -que tenía solo 18 años- fueron terribles: se quebró la columna vertebral en tres partes y su pierna derecha en once; se fracturó la clavícula, dos costillas, y el hueso púbico; se dislocó un pie y un hombro, y por si fuera poco, un pasamanos del vehículo le atravesó la cadera hasta salir por la vagina. Le sucedieron tres meses de internación, encerrada en corsés de yeso y bajo extrema quietud para poder sanar sus heridas y 32 operaciones quirúrgicas a lo largo de su vida. Las secuelas de sus heridas le impidieron continuar con dos embarazos.
Postrada en su cama renació en su arte inmortal, desde donde la creación liberaba con color sus alas y su dolor. Sus infortunios eran fuente de inspiración. Reacia a las etiquetas dijo: “No sé si mis pinturas son o no surrealistas pero, lo que sí estoy segura es que son la expresión más franca de mi ser”. Kahlo nunca se sintió cerca del surrealismo, y al final de sus días rechazó abiertamente que su creación artística fuera encuadrada en esa tendencia.
En 1929 contrajo matrimonio con el muralista Diego Rivera; tres años después sufrió un aborto que afectó en lo más hondo su delicada sensibilidad y le inspiró dos de sus obras más valoradas: “Henry Ford Hospital” y “Frida y el aborto”, cuya compleja simbología se conoce por las explicaciones de la propia pintora.
También son muy apreciados sus autorretratos, de compleja interpretación: “Autorretrato con monos” o “Las dos Fridas”.
Frida era revolución y rebeldía. Cuestionaba la situación política, económica y social de su época. Militaba junto a Diego Rivera por el Partido Comunista. Derrumbaba algunos estereotipos impuestos por la época, y vivía sin represión su sexualidad.
En sus pinturas, también tuvo un enfoque hacia la interpretación del marxismo y la lucha por los derechos de los indígenas que en los años 30 eran atropellados y negados en su condición de ciudadanos. En su arte hizo hincapié en las mujeres reales, con defectos, virtudes, dolores y formas de amar. Pintó sobre el aborto, la lactancia, el parto y otros aspectos que eran tabú.
Un amor, otros tormentos
Es desde el mismo feminismo desde donde también se ha cuestionado la relación de sumisión y enfermedad que Frida tenía con su esposo Diego Rivera. Fue un amor desbordante, apasionado, de mutua admiración, al borde de lo patológico, con infidelidades de por medio y con idas y vueltas. Se casaron, se divorciaron y volvieron a unirse en matrimonio una segunda vez.
Aún con los dolores más tremendos jamás dejó de pintar.
Falleció el 13 de julio de 1954, a siete días de haber cumplido sus 47 años. La causa de muerte oficial fue una embolia pulmonar, aunque no se descarta una posible sobredosis involuntaria de medicamentos.
El elefante y la paloma Pedro Guerra A Frida le duelen los huesos Y mirándose al espejo Pinta todo su dolor. A Frida le duele la vida Y aprendiendo de su herida Llena todo de color. "Diego mi Diego, Diego mi amor, Por qué pienso que eres mío, Si eres sólo tuyo y Diego, Si eres sólo tuyo y Diego". Frida miró al elefante Y empezó a desdibujarse Pero nada le importó. Diego miró a la Paloma Y la amó entre tantas cosas, Entre el lienzo y pasión. "Diego mi niño, Diego pintor Por qué pienso que eres mío, Si eres sólo tuyo y Diego, Si eres sólo tuyo y Diego". Frida descansa en el lecho Y se pinta hasta en el pecho Con tal de sobrevivir. "Diego mi amigo, Diego igual Yo, Por qué pienso que eres mío, Si eres sólo tuyo y Diego, Si eres sólo tuyo y Diego".