DOLERO
Por Miriam Micaela Díaz
Tus palabras a veces tienen olor de abuela, como cuando pregunto: -¿Cómo anda? -Y… bien -me dice, ocultando algo. Entonces la enfoco, lanzo miradas abrazando y allí, aliviada comienza a explayarse, a responder enumerando que duele el pan, que duele el llanto, que duelen los años masticados, que duele el cáncer en su historia, que duelen los hijos evitados, que duelen los días leudados, que duelen los brazos, que duelen las piedras, los caballos y las manos, y como si fuera poco duele el remedio no llegado. Tus palabras a veces, tienen sabor de ojos callados.

(*) Soy Miriam Micaela Díaz. Me crie en Merlo, pero hoy vivo en San Luis, aunque ya no soy de un lugar específico. Según mi partida de nacimiento, tengo veintitrés años. A veces soy letra, como cuando asisto al Taller Literario Silenciosos Incurables, otras veces soy color como en mis cuadros firmados por MicArte. A veces soy estudiante de Educación Especial en la Universidad, sí, la pública. A veces soy animadora en el circo Social Salesiano Saltimbanqui. Y otras, soy todo junto, bajo el nombre de Micaela, una persona apasionada por leer las palabras en los ojos silenciados, animando a que encuentren su color.
Hermoso Micaela!