Expresiones de la Aldea, San Luis

MOMENTO DE ALGUNAS IDEAS Y ALGUNAS ALEGRÍAS

Iris

“¡Ah, si fuera un temblor de tierra! Una buena sacudida y no se habla más del caso…Se cuentan los muertos y los vivos y asunto concluido. ¡Mientras que esa porquería de enfermedad! Hasta los que no la tienen parecen llevarla en el corazón”.

Nena, no sé por qué empiezo con este párrafo de “La peste”, de Albert Camus (Premio Nobel de Literatura 1957). No alcanzo a comprender esta idea en toda su magnitud, pero me gustó compartirla. Tal vez por eso, porque es una idea. Hay una carencia de ideas…Es tan necesario encontrar mujeres y hombres capaces de pensar, capaces de elaborar conceptos que expliquen cuestiones importantes. Gente valiosa, capaz de reflexionar en serio. Se extrañan otras etapas de la Argentina y del mundo, cuando los que se expresaban públicamente sabían de qué hablaban. Especialistas, gente que había estudiado, o que tenía una experiencia empírica francamente interesante. Se los solía agrupar bajo el mote de “intelectuales”.

El diccionario sentencia, intelectual: dícese de la persona dedicada al cultivo de las ciencias y letras. No se trata de una cuestión de nombres, ni de semántica, el punto en cuestión es que hablen los que saben. “Los medios hablan de los medios”, y no hay salida.

Esto es Pirulo dice algo sobre un hecho x, y Cacarulo en lugar de hablar de x, habla de lo que dijo Pirulo y cómo lo dijo. Luego Juanita se juega a favor de uno u otro, y esto se replica y se arma otro escándalo. Y otra disparatada toma cualquier cosa en cámara, y los otros la critican. Cualquier cosa. Cada diez que hablan absolutamente de gusto, aparece alguien capaz de aportar alguna claridad. Y duele. Duele mucho.

Y después la audiencia se trenza en interesantes polémicas, y cuanto se indaga acerca de la fuente de sus afirmaciones, cita a Pirulo, a Cacarulo o a la otra. Santo Dios. Y si no están estos personajes, aparece gente del museo de cera, de mi edad más o menos, que se la pasa recordando glorias pasadas, y hablando de sus años, de su experiencia, de un tiempo pasado que fue mejor, de la gran crianza que le dieron sus padres. Yo pienso que si antaño todo hubiera sido tan bueno como pretenden hacernos creer, hoy estaríamos mucho, pero mucho mejor. Por favor…

“…Hace mucho tiempo, los cristianos de Abisinia veían en la peste un medio de origen divino, eficaz para ganar la eternidad, y los que no estaban contaminados se envolvían en las sábanas de los pestíferos para estar seguros de morir. Sin dudas este furor de salvación no es recomendable. Denota una precipitación lamentable muy próxima al orgullo…”. El mismo autor, la misma obra. Otra idea.

Escuchame, le dieron la casa a la hija de la Matildita. Qué alegría tiene esa familia. Tiene cuatro hijos, y vive la abuela con ellos. Menos mal porque la chica estaba viviendo en lo de la suegra, eran como catorce en dos ambientes. Están muy felices. Menos mal en medio de pandemia, cuarentena y aislamiento, les tocó una buena. Más que merecido. Para festejar les regalé un cuadrito que pintó la prima de la Eduviges que se cree artista plástica, horrible.

No importa, tenía que sacarme ese clavo de encima, además hoy todo es cultura, el arte no se explica, y cualquier adefesio encuentra un distraído que dice “qué precioso”. Y ahora parece que vuelve un tramo del ferrocarril desde Fraga. Qué grande, con un aeropuerto nuevo. Qué grande que vuelva el tren. El Zonda, el Aconcagua, y tantos otros que nos llevaban y nos traían. Tantas historias en torno de las estaciones. Ojalá se concrete, sería un largo sueño alcanzado. Menos mal, tantos recuerdos, tantos amigos ferroviarios que ya no están, trabajadores de “los talleres del ferrocarril”.

Viste Nena que le enchufaron ocho pepinos al Barcelona. Unos alemanes irrespetuosos. Dicen los expertos futboleros de mi barrio que fue un baile de novela. Que los de Messi no la veían ni cuadrada. Hum…terrible. Ya rajaron al técnico. Cosas del fútbol.

Vamos, vamos, un esfuercito más y zafamos de agosto. Dale que no queda nada. Y será otro agosto superado en nuestras vidas. Y van…