LOS INSENSIBLES AL COSTADO DEL CAMINO
Por Raquel Weinstock
Y hay quienes creen, que pueden desandar olvidos, justificar lo injusto, herir y pedir perdón, sin pensar en la cicatriz como si esa palabra fuera mágica, y se evaporara, sin rastros.
Quienes, viven la vida de los otros, porque no pueden comprarse una vida, pero pueden, impunemente, aferrarse al individualismo, y a la indolencia frente a quienes sufren.
Son los mismos, incapaces de emocionarse ante un farol antiguo, o a un perro hambriento de la calle, o pasan rápidamente ante los pasos lentos e inseguros de un viejo para no ayudarlo, con el brazo y el corazón incluido.
A quienes les importan, más las supuestas glorias que las penas. Y se miran a la mañana, al espejo seguros de su prolijidad exterior, besan tal vez a su familia, automáticamente, y salen a bardear con sus miserias no tan prolijas, por las calles, en su trabajo, en un bar degustando un café que no disfrutan.
Son aquellos que miden al mundo sin alcanzarlo, porque el hambre o las bombas no los hieren o una catástrofe natural, o no tan natural, no los roza. Y, a lo sumo, hacen un comentario tibio e insolente. Nada sienten y según corresponda se ponen la careta, sea a través de un dogma político o religioso.
Sosteniéndose en dogmas, nunca en los valores éticos, de los cuales no se ocupan. Y predican basura e ignorancia. Impiden a los hacedores crear, gestionar, crecer. Presos de sus limitaciones, pretenden arrastrar a los otros a su celda interior vacía, para llenarse de argumentos insostenibles.
Y no son pocos.
Y la memoria tiene un proceso semántico con sus significados y significantes.
Hay que registrarlos, para evitar contaminarse. Muchos están cerca de nosotros, y la estrategia es, simplemente, alejarse no sin antes decirles lo que son, o por lo menos que supimos leer sus hipocresías, para que los otros sigan sus caminos, sin las turbulencias que provocan, quienes seguirán aferrados al individualismo, estéril del no al compromiso social, enmascarados en dogmas, pero claramente visibles.
Decir, es fácil, es necesario hacer lo que se predica, acercarnos a los otros aunque nos separen fronteras. Las palabras sin acción, se convierten en nidos vacíos, desde no surgirá nunca el canto.