EL NOMBRAMIENTO
Por Roberto Tessi
Un personaje como don Faustino Quiroga, a caballo entre dos siglos (1849 – 1924), fue un destacado vecino de la ciudad que con un sin número de cargos para los cuales fue designado, los hechos lo tuvieron como protagonista y a veces como espectador del cambio. Ocupó un lugar sobresaliente en el concierto de las nuevas ciudades de la Argentina.
En el año 1874, en plena crisis por la epidemia que azotaba nuestra provincia, vino a ser nombrado Juez de la Villa por renuncia de su titular, es decir el Gobierno con este nombramiento acudía a este hombre que sobresalía de la sociedad civil.
Quiroga era un hombre culto y refinado con una gran preocupación por el progreso y el desarrollo social de la población, por eso se convierte en uno de los mayores impulsores del Club Unión, que vendría a ser el origen del Club Social que se funda en 1894.
Esta concreción fue un verdadero logro ciudadano pues puso en evidencia una amalgama de intereses entre civiles y militares. Estos últimos, con dos regimientos asentados en la ciudad, tenían una fuerte presencia en todas las actividades que se realizaban.
Por mucho tiempo se recordó la fuerte presencia entre la población de un grupo importante de generales que vivían, algunos en el cuartel y otros con sus familias, en el ejido urbano haciéndose notar con sus paseos por las calles camino a misa o a los pocos almacenes que había.
El reclamo de estos grupos, donde la opinión de las matronas se hacía escuchar, no tenían donde juntarse en tertulias y menos exhibir sus hijas casaderas a los jóvenes oficiales por lo que empezaron a exigir la realización de dos o tres bailes de gala al año.
Faustino Quiroga y Santiago Betbeder se empezaron a reunir con los generales Nelson, Ardiles, Godoy y otros hasta que fundaron el Club Unión haciendo su apertura con la presencia del gobernador de la Provincia que concurre con su familia y algunos ministros.
Comenzaba el nuevo siglo y esta tradición se prolongó durante cien años bajo la organización del Club Social, heredero de aquella inquietud por la cual la dirigencia local construye con dineros propios y para ese fin una amplia casona en la Calle Junín y Balcarce, tomando como modelo los clubes de hombres londinenses, con salas de billar, biblioteca, sala de juegos por dinero, y el ansiado salón de baile, exquisitamente decorado con murales de flores.
Pasados los años, Quiroga se dedicó a varios censos relativos a la educación por orden de la las autoridades nacionales y provinciales, en lo que se destaca el de establecimientos educativos locales y alumnos.
La prolífica correspondencia que recibía en su domicilio durante tantos años hacía que el cartero que las repartía, a veces se cruzara con don Faustino en la puerta cancel de su domicilio particular para entregar las cartas, y en tono de broma le decía: “¡no me diga que le mandan de San Luis otro Nombramiento..!”.
Falleció en el año 1924 en nuestra ciudad después haber sido protagonista directo del progreso de Villa Mercedes.
(2da parte)