La Aldea y el Mundo, Notas Centrales

“LA GENERACIÓN DE LA LUZ”


Epsy Campbell, vicepresidenta de la República de Costa Rica y referente internacional en materia de igualdad, habló sobre sus iniciativas en el país y en el resto del mundo

Agustina Bordigoni

Epsy Campbell es vicepresidenta de la República de Costa Rica y, entre los temas de su amplia agenda, fomenta políticas de igualdad de género y de reivindicación de la cultura afrocostrarricense. Pero también se ha convertido en una referente internacional sobre estos asuntos, impulsando distintas políticas junto a ONU y trabajando en conjunto con otras instituciones internacionales. En una charla exclusiva con La Opinión y La Voz del Sud, habló de estas iniciativas.

Una de sus principales preocupaciones es la igualdad de género. ¿En qué se ha avanzado durante su mandato?

Yo coordino un Programa Nacional de Empoderamiento Económico de las Mujeres y hemos logrado avanzar en un espacio que es el Consejo de Mujeres, compuesto por todos los sectores y todas las tendencias, con una mirada puesta en identificar acciones específicas que impacten en la vida de las mujeres.

Quisiera aquí hacer un pequeño paréntesis: uno de los elementos centrales de la pandemia, que no se ha querido abordar teniendo un impacto tan grande en la calidad de vida de la gente, ha sido el de la salud mental. Apenas la menciona la OMS, ONU Mujeres y aquí la OPS. En la región hemos hecho esfuerzos conjuntos y espero que podamos hacer una estrategia.

Tenemos también los temas de acciones específicas con el sector privado y el sector público a través de la iniciativa de paridad de género, un esfuerzo que coordinamos, en donde está involucrado el BID, el Foro Económico Mundial y la Agencia Francesa de Cooperación.

Lo que pretende es que con el sector privado nosotros vayamos tomando decisiones para mayores contrataciones de mujeres; para disminuir la brecha salarial; brindar alguna serie de servicios que hoy están simplemente delegados o relegados a lo que las familias hacen o el Estado puede hacer, que son todo lo relativo a redes de cuidados; y empoderar a las mujeres para que salgan al mercado de trabajo.

En este nuevo contexto lo que sí entendemos es ya no es tanto incentivar a las mujeres: tenemos casi 300.000 mujeres que están buscando empleo.

Antes de la pandemia teníamos la posibilidad de decir cuáles eran esos sectores y empujar, y aumentaba la contratación de mujeres. Ahora es reinventarse y ver cómo sectores sensibles a recuperarse más rápidamente identifican en las mujeres una posibilidad de crecimiento mayor.

Lo que vamos logrando es incorporar a más mujeres en términos de igualdad. Lo otro es ir a buscar a las mujeres que tienen iniciativas productivas y a partir de allí mirar cuáles son las condiciones que requieren para encontrar trabajo, cuál es la capacitación que requieren.

Costa Rica tiene una entidad que ha hecho un trabajo extraordinario en capacitación (el Instituto Nacional de Aprendizaje) y a partir de ahí aportarles los conocimientos técnicos para incorporarse a los mercados de trabajo pensando en que va a haber una transformación económica absoluta de pospandemia.

“La generación de la luz” se va abriendo espacio, no va repitiendo los errores que cometieron las generaciones anteriores, exigen un poco más y están pensando “o hacemos el mundo diferente o no vamos a sobrevivir como especie”

Epsy Campbell, vicepresidenta de Costa Rica

¿Siente que tuvo que atravesar, como mujer y afrocostarricense, dificultades específicas para llegar donde está hoy?

Personas como yo más bien fuimos las que logramos superar los obstáculos. Si me encuentro hoy en el sitio en el que estoy ha sido porque a pesar de los obstáculos una logra seguir caminando. Lo que sí he notado es que hay una cantidad importantísima de mujeres que se quedan en el camino. 

Epsy Campbell en el Foro de Celebración de la
cultura Afrocostarricense en la Asamblea Legislativa.

Vivimos en una sociedad machista, patriarcal, a las mujeres se nos trata diferente que a los hombres.

Estamos en una situación de permanente exigencia para cumplir demasiados roles en la misma cantidad de horas del día que tienen los hombres. Y no es necesario ni siquiera tener hijos o hijas: mujeres que son tías, hermanas, cualquiera sea el rol, la lógica de los cuidados y de la atención de otras personas recae sobre las mujeres.

Sin embargo quisiera decir (y me parece que tenemos que ponerle mucha atención) es que hay cada vez más una generación, primero, de mujeres más jóvenes que no están dispuestas a aceptar relaciones que no son relaciones de igualdad; hombres más jóvenes que entienden de manera diferente lo que sus padres no lograron entender; hombres y mujeres jóvenes que cada vez más se ponen en los pies de los otros, que no sólo se preocupan por su propio bienestar.

Yo estoy convencida de que pese a que vivimos en un momento que parece de inflexión terrible, allá hay una luz que nos está marcando que se está haciendo la transformación en la ruta correcta.

Y que quienes estamos en los puestos de poder circunstancialmente o quienes están en los medios de comunicación, o quienes están asumiendo un espacio en donde se puede generar una transformación en ese inconsciente colectivo debemos aportar en términos muy positivos a esa generación que yo he llamado “la generación de la luz”. Que se va abriendo espacio, que no va repitiendo los errores que cometieron las generaciones anteriores, que exigen un poco más y que están pensando “o hacemos el mundo diferente o no vamos a sobrevivir como especie”.

Quisiera felicitar a tantas mujeres jóvenes que hoy levantan la bandera de la igualdad con una naturalidad… Antes era la excepcionalidad, las feministas eran las que estaban allá, las académicas, las estudiadas, hoy son las muchachas las que están saliendo a la calle reclamando, exigiéndole a sus pares, al Estado.

Pese a los obstáculos que pude haber enfrentado he logrado ir dando un paso y el otro, pero la responsabilidad y la obligación es abrirle las puertas a esa generación que definitivamente nos va a entregar un mundo muchísimo mejor.

Costa Rica presentó un proyecto para establecer el día internacional de los afrodescendientes: ¿en qué radica su importancia?

Es el simbolismo de reconocer que hay grupos humanos en la sociedad que todavía no disfrutan los derechos consagrados en la carta constitutiva de los países. Los pueblos afrodescendientes en las Américas y el Caribe (y en el mundo entero) son decenas de millones de personas que están en una situación de clara desventaja, de invisibilización y de discriminación racial.

Ya hemos sido testigos nosotros de lo que pasa en EE.UU., pero no solo allí. Pasa en nuestros países, pasa en Brasil, pasa en Argentina, en Colombia, en Centroamérica…

Entonces hacer una propuesta de conmemorar, en el contexto del decenio de los pueblos afrodescendientes, es recordarle a la sociedad permanentemente que hay un colectivo humano que está reclamando por sus derechos y que está procurando un nuevo pacto social.

Es una manera además de reconocer los aportes históricos de los pueblos afrodescendientes  y de la diáspora africana en todo el mundo, es contribuir a deconstruir los estereotipos raciales que han recaído sobre las personas afrodescendientes y es entender que vivimos en una sociedad multicultural y multiétnica.

Hay que pronunciar los nombres de los grupos humanos que han sido discriminados, es la única manera de que empecemos a abrir los ojos y seamos capaces de mirarnos como iguales, son pasitos que van en la ruta de que la diversidad humana debe de ser no sólo reconocida sino asumida en toda su dimensión“.

Epsy Campbell, vicepresidenta de Costa Rica

El mundo quedó conmocionado con imágenes de racismo con casos como el de George Floyd, lo que generó movilizaciones en distintas partes del mundo. ¿Considera que estamos ante un nuevo impulso para la lucha antirracista? 

Nunca me sentí más estremecida que cuando vi que en los lugares más inesperados estaban desfilando por los derechos de las personas afrodescendientes y en contra de la discriminación racial y la brutalidad policial.

La transformación sólo se da cuando los otros, los que no están en la condición de la vulnerabilidad, se ponen al frente para desfilar, se ponen al frente para empujar, entienden que la igualdad no puede ser sólo un derecho que me llega a mí si no le llega a los otros y las otras.

Este año, con todos los obstáculos que ha tenido, ha mostrado algo maravilloso y por eso hablo de la generación de la luz, porque fueron muchachos en Australia, en España, en Francia, en Argentina, en Chile, en Costa Rica…

Fueron personas en los lugares más insólitos: en Inglaterra, en Suecia… Y también fueron las mujeres, las mujeres madres blancas en EE.UU. que desfilaron para defender la vida de los hijos de las mujeres negras. Esto es una luz en el camino.

Todavía falta muchísimo más. Pero pasaron décadas para que la lucha contra el racismo no fuese una lucha levantada solamente por las personas víctimas del racismo, pasaron décadas para que se escuchara ese grito desesperado por la vida y por la igualdad, y hoy tiene manifestaciones en todo el mundo, con todas las personas, identificaciones que una nunca se hubiese imaginado.

Eso quiere decir que empezamos un punto de inflexión. Y eso quiere decir que hay que seguir animando a la gente joven y a la gente menos joven. La gente joven hoy es la que educa en materia de derechos a las generaciones más viejas.

Ellos son los que han puesto el tema de los derechos humanos en el centro, ellos son los que han puesto los temas de desigualdad, de discriminación, y lucha contra el racismo.

Son los que han entendido más fácilmente los temas de la igualdad de las mujeres. Ellos y ellas son quienes han avanzado, y por eso creo que en este tiempo hay que seguir motivando a esa generación de la luz.

Nosotros no podemos cerrarles las puertas, tenemos que darles ventanas para que esas luchas que están impulsando sean vistas por todo el mundo, porque finalmente esto es una cosa de personas. Nosotros tenemos que sensibilizarnos como seres humanos, esto no es un tema político, ni es un tema entre comillas cultural, esto es un tema de humanidad.

Tenemos que generar nuevas convivencias a través de la paz, de la reconciliación y del amor, aunque suene un poco cursi, pero es solamente desde ese lugar, es queriéndonos a nosotros mismos, reconociendo las diferencias que tenemos, ver con esos mismos ojos de compasión a los que están al frente.

Y me parece que con la gente joven está la posibilidad, ellos vienen caminando con mucho ímpetu para reclamar esa nueva sociedad.