¿AYÚDAME FREUD?
Gabriela Pereyra
-¿Qúe hacés hoy? ¿Algún plan?, pregunta Agustina a Estela.
-Sí, hoy tengo cita con él.
-¿Con quién?
-Con R.A, afirma Estela llevando ambas manos a su corazón.
-¿Ricardo Alfonsín?, no, de verdad, ¿otra vez con eso de Ricardo Arjona?, ya párale dijeran en México. ¡Ah! ¡cierto que no es mexicano!
-Hoy hace un vivo por Instagram, espera que yo lo esté viendo, fluye y se tranquiliza más cuando me ve conectada. Qué te molesta que él me ame, y además es mutuo. Esta relación lleva años y ha soportado distancias, indirectas y directas escritas desde sus letras, con guiños en sus redes, su forma de ponerle freno a sus fans, es la manera que encuentra de decir: “tengo dueña”. Ya paso las cuatro décadas y es obvio que inspiré su canción.
Tenemos nuestros códigos para comunicarnos. Yo le dejo muchos mensajes en sus redes y él debe descubrir en cuál ponerme me gusta. Ahora se han suspendido los recitales por supuesto, pero antes nos ingeniábamos para que yo me ubicara entre el público y él sabía cómo encontrarme y mirarme especialmente.
¿Sabés qué?, creo que quiere avanzar y conocer a mi familia. Lo intuyo. Lo conozco tanto, sus tonos, su voz y él conoce todo de mí. Lo desde el pelo hasta la punta de los pies también fue un homenaje que me hizo. Últimamente le mando videos con coreos y por lo que veo usa varias de mis propuestas. En pandemia no dejó de producir, su creatividad es una de las cosas buenas que trajo este virus. Bueno, ya va a empezar el vivo así que te dejo amiguis.
Agustina la mira, va a decir algo, pero se reprime y se despide, prefiere ir a la caminata con desconocidas antes que luchar con tremenda convicción, mañana pasará a verla nuevamente.
Estela no es la misma de la que se despidió ayer. Agustina la ve un poco desencajada. Le pregunta cómo estuvo lo de Ricardo, como para hablarle de un tema que sabe le gusta.
-Ni me lo nombres a ese. Terminé con él. No pude soportar que se hiciera el simpaticón con las fans y sus preguntas, en algunas respuestas dudaba en datos o fechas entonces empecé a ayudarle. Las contestaba yo para cuidar su imagen y después ya no pude participar más, creo que los matones que le cuidan las redes me bloquearon, o algo, pero él no se disculpó por privado, ni nada. Im per do na ble. Que no me busque más.
De hecho, hoy me puse a escuchar su música y, la verdad, estuve ciega. Tanto forzar las rimas y los lugares comunes, me empalagó. Pensar que había recitales donde nos explicaba las letras, ni que hiciera falta. No sé, me invaden letras como “Por bandera tengo tu tanga café”, ¿de verdad? ¿Cómo acepté que este tipo se enamorase de mí?… o bien: “Tu reputación son las primeras seis letras de esa palabra”, y yo… aplaudiendo, “Me la construyeron puritana e inteligente. Buena para la cocina y muy decente”, sí, definitivamente ayúdame Freud (*), pero ayúdame a mí…
La erotomanía fue descrita por primera vez por el médico Jacques Ferrand, sin embargo, el término no se conoció hasta que el psiquiatra Gaëtan Gatian de Clérambault dio a conocer su interpretación en el siglo XIX.
Se trata de un amor romántico idealizado, de una unión espiritual fuerte, más que una simple atracción sexual. La persona cree que posee una relación de amor muy poco probable, con una persona vinculada al ámbito de la fama o el prestigio. Siente que es amada por otra persona de manera incondicional, aunque nunca hayan hablado o no se conozcan.
Clérambault describe este trastorno como una ilusión delirante de ser amado, y fija tres fases que se dan durante el trastorno: la esperanza –donde se da una relación casi mística con el sujeto de amor–, el despecho –el afectado se da cuenta de que no existe tal amor, o cree que ya se ha acabado–, y el rencor –se pasa del amor al odio hacia el otrora ser amado–.
Esta perturbación no es muy común y tiene preponderancia en mujeres por sobre los varones. Menos del 0,2 por ciento de la población mundial lo padece.
El delirio se mezcla con obsesión y provoca altos grados de ansiedad y angustia en los afectados. Existen componentes genéticos, ambientales y azarosos en la aparición de esta enfermedad. En ocasiones puede tratarse de un mecanismo de defensa que permite que el afectado soporte un mundo que considera hostil y ajeno.
Las redes sociales propician que estos trastornos se desarrollen al eliminar barreras que permiten contactarse y observar a personas que no se conocen personalmente, así sean famosas.
Es importante que el entorno esté atento y la problemática tiene tratamiento efectivo.
Agustina sigue en silencio mirando a su amiga, le preocupa. Justo cuando está por emitir un consejo, de esos que se esperan de las amigas, Estela se distrae con una notificación en su teléfono.
-Amiga, te morís muerta ya, mirá a quién le gustó mi comentario, ¡Harrison Ford!, ME- A- M- A.
(*) Ayúdame Freud es el título que el cantautor Arjona le puso a una de sus canciones
Muy bueno!
Excelente, como siempre.
Me hiciste reir mucho!! Genia.
Con quién me podría erotomaniar? . Sería bàrbaro . Y si alguien me dijera algo , siempre puedo echar mano al “alzheimer” !
Jaja, sea libre
Kiefer y yo amamos este post
Cuando abran fronteras iremos a visitarlos con Benja V