MEDIA TARDE
Por Soledad Aimetta (*)
Te esperé toda la noche y toda la mañana pero ese descuido sutil deja sin rastro la polvadera de ser. Entre la brisa caliente que sostiene el sol, (como ese abrazo en reposo), te espero sentada contra la pared con este dolor que me sacude las tripas, que no sé bien si es esta pobreza rasposa o serán las ganas de verte, de abrazarte, de sentirte. Te esperé toda la tarde toda la noche todo el olvido.
ABRAZOS EN REPOSO Quedate así, un ratito más entre el roce sostenido y el instante pasajero. Respiro. Me llamo al suspenso sin que lo notes, entre silencios vacíos, escucho verdades las más profundas las mías, las tuyas. Se detiene el tiempo. Te siento. Medio entrecruzados entre el vaivén de los dedos y el calor me acurruco en tu hombro y sutilmente me guardo lo que quedó del día. Mientras me sostengo entre tu mirada y la pausa me despido. Gracias. Nos vemos.
(*) Me llamo Soledad Aimetta, nací en la ciudad de San Francisco; Córdoba. Resurgí en San Luis. Soy un cúmulo de contradicciones en el espacio que hay entre las palabras. Me dejo ser. Escribo desde los 16 años, dejé de hacerlo durante mucho tiempo, años quizás, en el taller de los silenciosos me volví a encontrar, se dispararon las palabras, algunos textos salieron a la luz, resurgí otra vez, distinta, pero al fin.
Buenísimo Soledad felicitaciones!
Qué orgullo alguien como vos en el taller de los Silenciosos incurables