BITÁCORA DE PANDEMIA
Hojear sin juzgar el cuaderno de bitácora de viaje en esta pandemia en el que diferentes y distantes personas escriben reflexiones y sentires de esta historia
La Opinión/ La Voz del Sud
María Carolina Talio es Doctora en Bioquímica del CONICET, en estos tiempos de pandemia escribió en su cuaderno de bitácora:
En lo personal todo esto que hemos vivido me ha llevado a pensar mucho, a replantearme las cuestiones básicas de la vida, si bien en mi caso estos replanteos eran anteriores a la pandemia, pero esto vino a profundizarlo todo.
Veo que a nivel general el mundo iba muy deprisa. Salíamos corriendo tras un futuro cada vez más acelerado, pero es como que pasábamos nuestra vida tras el reloj, detrás de Cronos, dirían los griegos. En esas corridas, en ese devenir apurado, se perdían y nos perdíamos de cosas fundamentales, esenciales, básicas y vitales, las que le dan sentido a tu vida, disfrutar de tu familia, valorar los seres queridos, el vínculo, la juntada, el abrazo, un beso, la presencia.
Siento que en algunos aspectos todo eso se había perdido, lamento que este sea el modo en el que muchos nos demos cuenta. Rever cuestiones, recategorizar, reevaluar, son todos ejercicios de estos días.
Pasé meses sin ver a mi mejor amiga y antes de esto me juntaba todos los sábados a tomar mates con ella. Llamar o los contactos virtuales no son lo mismo. Recuerdo que cuando nos volvimos a ver nos abrazamos con toda la fuerza del alma. Todo esto me ha llevado a poner lo afectivo como lo esencial, lo importante son los vínculos, la familia, eso es lo primero.
Y por otra parte en lo personal me llevó a parar. Observar todo esto que pasa que llevó a que se pare el mundo. El mundo. Paró el mundo, tenés que parar vos y recalcular. Me encontré con tiempo para mirarme y ver cómo quería ser, cómo quería seguir. ¿Quería seguir igual?, ¿corriendo? ¿O quería vivir de otra manera? La verdad es que quiero vivir de otra manera…
Esa ha sido mi elección, un tiempo para mí, un tiempo para la familia, un tiempo para el trabajo por supuesto.
Desde mi visión científica esto puso todo patas para arriba, en especial a la OMS que hoy dice una cosa y mañana dice otra, lo que hace que su palabra no tenga la envergadura que tenía antes.
Es el gran desafío de la ciencia resolver este problema, no tanto por la vacuna si no que vamos a tener que aprender a convivir con esto y con las herramientas que aporte la ciencia desde las farmacéuticas, desde la medicación y a nivel salud buscar cómo hacer más llevadero el curso de la enfermedad. Trabajar para disminuir el número de víctimas fatales y las posibles consecuencias. Lamento decirlo, pero creo que este virus llegó para quedarse.
Ya no quiero estar todo el día en el laboratorio como estaba antes y disfrutar de mis hijas en el rato que volvía, quiero verlas crecer y en el resto del tiempo ir a trabajar. Esto ha servido para cambiar las fichas de lugar. Me tomo tiempo para mí, para meditar, para practicar yoga, para estudiar. Le dedico tiempo a mi mamá, caminamos juntas con todos los cuidados, disfrutamos del sol, de lo simple.
Vacié el placard, di más de la mitad de las cosas. Venimos sin nada y nos vamos sin nada como dicen por ahí. Sigo revisando, para qué quiero tanta ropa, para qué quiero relaciones con amistades que no sirven. Me quedé en casa, pero ante todo me quedé con lo necesario para vivir bien, tranquila y sobre todo en paz. Hay una frase del maestro Thích Nhất Hạnh: “El verdadero milagro no es caminar sobre las aguas, sino que el verdadero milagro es caminar en paz sobre la tierra”, así que estoy en ese camino de búsqueda de paz.
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