Si lo queremos…lo propiciamos y lo defendemos entre todos
Columna de Iris
Nena, querida…cuántas cosas que pasan. Me cuesta ubicarme. Una cosa detrás de otra. Empiezo por lo bueno. A casi todas mis amigas ya las vacunaron. Como yo soy mucho más joven todavía no me toca. Si es por edad…será dentro de unos tres meses, cuando les corresponda a las de cincuenta para arriba, o 50 plus, o 50+, o 50 up, o 50 pa´arriba. No sé por qué se me ocurrió escribir así de varias formas, auténticas y foráneas.
Bueno ahora todo el cuento es si vuelven los chicos, o si no vuelven los chicos a la escuela. La verdad, la verdad…no sé qué decirte. La Lilianita bufa y dice: “abuela, yo otro año con estos tres energúmenos en casa, no paso. O van a la escuela, o van a algún lado, pero en casa no se quedan…”. Está repodrida, medio que algo de razón tiene. Pero bueno, es una pandemia. A los pibes hay que cuidarlos.
Al Nicómedes, el chiquito de acá a la vuelta, le preguntás y ni se acuerda ni a qué grado, ni a qué escuela iba. Desde el 15 de marzo de 2020 que ese chico no toca un libro, ni una computadora, ni nada. Va a tener que empezar de nuevo.
Seamos sinceras, nunca estudió mucho, va a quinto grado, pero…hum. Otras chicas, sí. Las delicaditas de enfrente saben todo. La madre es una fanática, hasta les hacía las trenzas y les ponía el guardapolvo impecable para sentarlas frente a la computadora. Tocaba el timbre en la casa para salir a recreo. Organizaba actos escolares en la casa, tocaba el himno y todo. Incluso invitaba a los vecinos, bailaban danzas criollas, decían discursos y todo el piripipí de un acto patrio, como debe ser.
Me parecía medio exagerada, en fin. El Día del Maestro se hicieron regalos, festejaron el 21 de septiembre y toda la milonga. Perdoname Nena, pero en este caso, no tengo la solución. Yo como al pasar diría. Aprovechen el aire libre. Saquen los chicos a los parques.
Aprendan a la orilla de los ríos. Obviamente, dónde y cómo se pueda. Y antes del frío. Con mucho deporte; mucho arte, mucho dibujo, mucha música, mucho baile; y mucho estudiar en el lugar los bichos y las plantas. ¿Por qué San Luis tiene algarrobos y caldenes, y no tiene de manera natural pinos, juncos u otras plantas?, contestar estas cosas.
Y enseñar las partes de las plantas. Ir donde están las comunidades originarias: ranqueles y huarpes, y comprender la historia. Ir a cada Concejo Deliberante, o a la Legislatura, a Terrazas, a edificios municipales, y aprender la vieja Instrucción Cívica. Ir a cada ecosistema y ver las cosas en su lugar. Ir a plazas y parques, al dique Vulpiani en Villa Mercedes; a La Pedrera, al Ave Fénix, al límite entre San Luis y Córdoba, en Justo Daract, y aprender la división política; a El Trapiche (y empezar aprendiendo lengua: ¿por qué no se usa la contracción al y se dice “al Trapiche”, en lugar de “a El Trapiche”?), la Sierra de las Quijadas, el lago Potrero de los Funes, tantos saltos y tantas sierras fabulosas, con minerales, con colores.
Todo al aire libre. Ya sé que es un lío, que no se puede viajar, que los permisos, que el presupuesto, que el protocolo es difícil, que hay poca energía. Que es muy difícil de organizar. Que desde acá es fácil y en la práctica es durísimo. Lo sé. Son ideas.
Son deseos, son sueños. Son variantes. Hay que ponerse las pilas. De un lado y de los otros lados. Toda la famosa comunidad educativa. Y desde los que coordinan y organizan, olvidarse un rato de los papelitos, y las planillas y los formularios y jugarse a algo creativo, diferente, conmovedor, apasionante.
Que sorprenda y emocione a los alumnos. Dejar un rato de lado lo administrativo, y salir a la cancha de la educación con verdaderas ganas de progresar, de ver chicas y chicos felices y en franco crecimiento.
No sé, pavadas de vieja. Pero acordate que un día va a ser como yo te digo. Mientras tanto: fuerza, mucha fuerza para todos. Y a festejar el reencuentro como se pueda. En este lugar está el futuro. A construirlo con verdad y con esfuerzo.
Mucho “tema escuela” para un día de febrero, pero los tiempos cambian. Y todos, absolutamente todos, tenemos que poner la mejor onda para que sea un regreso feliz.