Alma rota
Por Ana María Calderoni (*)
Un rictus sin sonrisa invade sus labios, le rodea los dientes fríos, le tensa las narinas, le alcanza el borde de cada ojo. Afuera,en el césped salvaje, la gata acecha mariposas. La mano derecha, abierta, busca el arma en la izquierda. Afuera,el gato acecha escarabajos en extinción. El rictus parece reír, los dientes brillan más, el índice se acomoda las narinas se abren,laten. Afuera, una araña dorada se suspende de un tronco Los ojos son líneas, el arma apunta la frente del dormido, el índice presiona, las sienes se azulan. Arriba espera una nube muy blanca con las orejas atentas, y con la boca abierta. Los restos de alma le detienen el índice. Afuera, encuentra una abeja perdida, el gato le ofrece el escarabajo muerto, la gata le ofrece el ala naranja de la mariposa. La nube se deshace en la noche solitaria.
(*) Soy algo amarga de achicorias y pomelos, algo dulce de mandarinas, membrillos, damascos y batatas, algo salada de tanto tragar lágrimas. Algo escéptica. Ando entre malabarismos de holas y adioses. Me refugio de las confusiones y de las ilusiones escribiendo. Silenciosa. Incurable.
Hermoso poema. Profundamente existencial
Gracias!