La Aldea y el Mundo, Notas Centrales

Desaprender los dolores crónicos

El neurólogo vasco Arturo Goicoechea es pionero en la pedagogía neurobiológica del dolor en España. Propone un rol activo y sin miedo para cada paciente

Por Matías Gómez

En la web oficial de Arturo Goicoechea abundan testimonios y ejemplos de afrontamientos ante síntomas sin explicación médica. Sus estudios en nuevos paradigmas se remontan a comienzos de los 90.

El neurólogo conoció de primera mano las frecuentes procesiones de quienes no encuentran una solución para los dolores crónicos. En 1978 creó y dirigió la sección de Neurología del Hospital de Santiago, de Vitoria, permaneciendo en dicho cargo hasta su jubilación en 2011.

Goicoechea ha publicado los libros “Jaqueca, análisis neurobiológico de un dolor irracional” (2004); “Migraña, una pesadilla cerebral”, (2009), “Desaprender la migraña” (2019), “Sapiens, ma non troppo: Síntomas sin explicación médica” (2020).

El reconocido neurólogo, que también es músico, brinda cursos virtuales o presenciales y consultas en clínicas asociadas.  Además, ha publicado más de 1500 entradas en su blog donde divulga su Modelo del Error Evaluativo Neuroinmune.

-¿Cuáles son los mitos más frecuentes sobre el dolor?

Hay muchos. El más importante es el de identificar dolor, una experiencia subjetiva, con daño, un hecho objetivo. Hay daños terribles sin dolor y dolores terribles sin daño.

Otro mito extendido es el de equiparar dolor crónico con irreversible, o la edad con dolor.

Un mito propagado por los profesionales es el de afirmar que tenemos muchas herramientas para controlar cualquier dolor.

Un mito común es concluir que si donde sentimos dolor no hay nada patológico quiere decirse que ese dolor es “psicológico”.

-¿Cuánto influye el entorno en la percepción del dolor?

Todas las percepciones están contextualizadas. Una misma condición tisular (perteneciente o relativa a los tejidos de los organismos) puede acompañarse de la proyección en la conciencia del sentimiento “dolor” o resultar indolora. Los contenidos de la conciencia siempre integran componentes sensoriales, emocionales, cognitivos y sociales, que condicionan poderosamente la proyección de la percepción “dolor”.

-¿Las palabras también pueden predisponernos al dolor?

En nuestra especie las palabras, sobre todo si vienen investidas por autoridad y no podemos comprobar la veracidad de lo que dicen, influyen poderosamente en la aparición de dolor (efecto nocebo) y en su eliminación (efecto placebo), independientemente de la situación de los tejidos.

-¿Debido a la pandemia han aumentado las consultas por dolores crónicos?

Estoy jubilado y ya no ejerzo, pero todas las publicaciones al respecto sugieren que los síntomas han aumentado. La pandemia es un estresor perfecto. Potencia los estados de vigilancia y genera una información potencialmente nocébica, anticipando estados inciertos como la etiqueta “Covid persistente”.

-¿En qué consiste este enfoque neurobiológico y pedagógico del dolor? 

He construido un modelo que denomino el Modelo del Error Evaluativo Neuroinmune.

El componente adquirido del sistema neuroinmune debe aprender a evaluar agentes y estados potencialmente nocivos así como las señales que los anticipan (aprendizaje asociativo).

Arturo Goicoechea Uriarte es un neurólogo y músico vasco, pionero en el estudio y en la divulgación de la pedagogía en neurobiología del dolor en España.

El proceso contiene una cuota variable de error que dará lugar a estados de alerta-protección injustificado, mortificador e invalidantes.

La información facilitada por los expertos debiera minimizar los errores evaluativos, pero, lamentablemente, hace lo contrario: los potencia.

Afirmar que la migraña, la fibromialgia, la sensibilización central, el dolor crónico músculoesquelético, la artrosis y otras muchas etiquetas son procesos crónicos e irreversibles, por ejemplo, genera sesgos de confirmación, bucles de retroalimentación positiva, profecías autocumplidas, que impiden su disolución.

Una etiqueta no es un diagnóstico (falacia nominal). No describe la situación real de los tejidos, que es lo que importa.

Con el blog, mis libros y las redes sociales tratamos en GoiGroup de divulgar nuestro modelo y en los cursos a pacientes y profesionales explicamos la trama del proceso de aprendizaje neuroinmune y su dependencia de la información facilitada por los expertos.

En ausencia de daño, los síntomas aparecen porque el sistema neuroinmune valida la información de los expertos, aunque sea errónea. Lo que procede es disolver los errores (“educación terapéutica en Neurociencia”), identificar y corregir patrones y conductas de alerta-protección (“ejercicio terapéutico”).

En resumen, quitar el miedo a vivir en libertad, pero para ello hay que quitar peso a las creencias y expectativas que operan en el sistema. El profesional tiene que conocer el modelo y adquirir experiencia en aplicarlo, pues los pacientes pueden resistirse a aceptarlo.   

-Aunque hay evidencias sobre este enfoque, ¿por qué aún existen resistencias dentro de la comunidad científica y de la industria farmacéutica?

Siempre las ha habido cuando estamos ante un cambio de paradigmas. Los intereses profesionales corren riesgo si se aceptan y hay resistencia. La industria de la tecnología diagnóstica y la de las terapias defiende sus intereses y el profesional instruido en el modelo que se pretende cambiar tiene que aceptar un proceso de renovación radical, que puede poner en riesgo lo que ha conseguido (rendimiento económico y prestigio). No es fácil aceptar que lo que uno hace forma parte del problema.

-¿Cuáles serían los costos y las ventajas de este tratamiento si se aplicara masivamente en la salud pública?

-Habría una reducción dramática de los costos, la mortificación, invalidez y aceptación social de los pacientes. Hay pacientes que se han librado de la migraña leyendo mi libro “Desaprendiendo la migraña” o “Migraña, una pesadilla cerebral”. Por 10 euros se puede cambiar sustancialmente la situación. Con unas pocas consultas presenciales u online sucedería lo mismo.

-¿Qué consejo le daría a un paciente que sufre tramas kafkianas (angustiantes) durante los diagnósticos o tratamientos?

Que se interese por el modelo que proponemos, lo reciba con una mentalidad abierta, biológica, que interiorice los conceptos y los aplique con calma y paciencia, sin prisas ni ansiedades. Mi nieta Ariane, de 8 años, escribió el prólogo a mi último libro “Sapiens, ma non troppo” y lo explica en cuatro líneas torcidas y con faltas de ortografía.

-¿Cómo se imagina el futuro de la neurobiología entre los países de habla hispana?

Creo que hay un colectivo de fisioterapeutas que ha aceptado el cambio y trabaja en la buena dirección. Hay mucho material pedagógico en las redes. Nuestro grupo “GoiGroup” oferta cursos online para migraña, dolor crónico, mareo-vértigos. Pronto saldrá un curso sobre acúfenos.

He escrito más de 1.500 entradas en el blog. Mi hija anima las redes sociales y facilita el acceso a nuestras propuestas. Hay otros grupos que hacen lo mismo. Nosotros defendemos nuestro modelo. Hay movimiento también en los médicos de atención primaria.

Creo que tenemos que sacudirnos el complejo de que sólo lo que está escrito en inglés tiene evidencia científica. Tenemos que potenciar los contenidos en castellano. Para eso compartimos el idioma. No tenemos nada que envidiar a lo que se está proponiendo en Australia, Canadá o EEUU. El índice de publicaciones no describe la situación real, de cara a la atención a los pacientes.

-¿En su faceta como profesional e investigador, qué beneficios le ha brindado la música?

El sistema nervioso es un sistema complejo adaptativo que desarrolla recursos para sobrevivir física, psicológica y socialmente. Todo está integrado y una habilidad desarrollada en un ámbito puede operar en otro. Todo viene bien. Con la música uno socializa y eso es saludable.

Tuve la suerte de contar con una profesora de violoncello que me hizo ver, sin pretenderlo, lo que era la fisioterapia, la relación del cuerpo con un objeto. Le dediqué una entrada en el blog: “Mi profe de violoncello”.

El fisioterapeuta tiene que ser un buen profe que ayuda al alumno (paciente) a optimizar los recursos de su organismo para afrontar una actividad.

No se trata de terapias y ejercicios sino de ayudar al organismo a aprender, jugar (play), explorar, sin miedo, en libertad.

“SAPIENS, Ma Non Troppo: Síntomas sin explicación médica”, libro de Arturo Goicoechea.