Por Alejandra Etcheverry

 Desde el vientre de la tierra embarazada de soles,
 pujan raíces eternas que brillan como faroles.
 Cantan en lenguas antiguas los versos que ama la sierra
 y despiertan lo profundo que sus secretos encierra.
  
 Es la voz de los ancestros, la voz de pueblos amados,
 que agitan el horizonte de nuestros tiempos pasados
 y con manos arrugadas y desplegada memoria,
 rescatan para nosotros el sentido de la historia.
  
 Somos hijos contrahechos de nuestras fuentes violadas,
 somos lucha de malones y con la sangre mezclada.
 Corazones confundidos que se olvidaron del cielo
 y que hoy respiran el sueño de rescatar nuestro suelo.
  
 La tierra que siempre espera, está ensanchando su puerta,
 para que todos pasemos con el alma bien abierta.
 Porque es tiempo de reencuentro y de manos extendidas,
 es el tiempo del regreso, como ayer fue de partidas.
  
 Hijo pródigo que vuelve hasta los brazos del padre,
 hijos de la Pachamama que regresan a su madre.