TOUR AL BAÑO
(POR UNA CASA EN OBRA)
Por Héctor José Peñaloza (*)
Si usted es de esas personas como yo, que a mitad de la noche suele levantarse para ir al baño, dejo a modo de semblanza, cómo llegar a ese destino tan deseado; con el ingrediente extra de que la casa se encuentra en obra.
Lejos de emular al sonambulismo, permítame confesarle que no suelo abrir los ojos; de hacerlo, evito prender las luces durante el recorrido. Lo importante es disponer a la orilla de su cama un par del calzado más cómodo y fácil de colocar que tenga. Después si su casa tiene escalones y desniveles, es imperioso que su cerebro esté atento y que haya podido descansar a pesar de esos sonidos guturales que emitimos al dormir.
Tenga en cuenta el grado de torpeza y agilidad con el cual vino a este mundo, si es distraído como yo, su cerebro le anunciará con voz de vendedor de huevos y baterías viejas, que no olvide las ciento ocho incisiones que le realizó el cirujano maxilofacial tiempo atrás.
Si por esas eventualidades los albañiles que contrató no hacen del orden y la limpieza un hábito primordial, apele al tanteo como herramienta de supervivencia, nunca falta un fletacho trasnochando fuera de un balde, o alguna bolsa de cemento acurrucada a mitad de camino, o una escalera desvelada por el ladrido de su perro.
Para serle completamente sincero, los obreros que me tocaron conspiran contra el deseo de satisfacer cualquier necesidad fisiológica, sin omitir que históricamente los contratistas dejan huellas de sus errores.
Mi cerebro repite estas instrucciones:
- Levántese y dirija sus pies hacia las pantuflas. Sentirá como si se arrastraran, es usted mismo caminando.
- En tres metros un escalón de dos centímetros. Evite ser un pliegue de la puerta.
- Gire a la izquierda. Precaución en un metro y medio descenso abrupto de cuatro centímetros.
- Continúe en línea recta y a los tres metros llegará a destino.
- Si no quiere tener una manifestación unipersonal de insultos por la mañana, sea amable y levante la tapa del inodoro.
- Haga el recorrido en sentido contrario para volver a la cama.
- Retome su sueño.
Gracias.
(*) Soy Héctor José Peñaloza, treinta y siete años, empleado administrativo; eso menciona la primera hoja de mi curriculum vitae. Se dice más de mi carácter que de mi persona, razón por la cual, guíese por su propio instinto y conózcame más allá de los comentarios, lo puedo sorprender.
P/D:” Silencioso Incurable”, por si quedaba alguna duda.
Vamooos mí querido amigo!! Artista de pura cepa !!