El hombre que no podía caminar fue ubicado en una silla donde estuvo a punto de caerse. El respeto de los recién llegados hacia la curandera estaba cerca de la devoción. Esta presentó a Fabián como su asistente y los hombres lo saludaron con marcada inclinación del cuerpo como si estuvieran frente a alguien de elevado rango. Después salieron al exterior.
EL APRENDIZ- POR JORGE SALLENAVE
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