La Niña Juega En El Gran Jardín
Sui Generis
Adiós Sui Generis Vol. 2, 1975
Rock Argentino
Alucinando un niño. Hada de un bosque, princesa del sol, Reina sin saber, Que cuando sale a buscar su identidad, En el parque o en el lago, sólo encuentra su voz Y un gato gris Que cuelga frío de un árbol. La niña baja la vista y se va, Ya es hora de cenar. "A la cama sin cenar no se debe matar Tu eres tu educación, no se debe matar". Sola en su cuarto de mármol azul, Sueña que sueña un espejo, Donde la imagen de su seso está Pronta a despertar. Y cuando sale a buscar su identidad, En su padre, o en su madre, Sólo encuentra su voz, Y a la mucama, Que duerme roja y sin vida. La niña baja la vista otra vez, Las flores les hacen mal
Por Polaco Altavilla
La noticia corrió rápido el 25 de junio y más de un crudo y rudo rockero habrá lagrimeado al enterarse que Rinaldo Rafanelli había fallecido, tras pelearla con entereza contra una enfermedad terminal que lo venció. Hasta sus últimos días seguía haciendo música y dejó un disco pendiente que quedará en el resto de su grupo y allegados lograr editar, como tributo al gran músico argentino que se había radicado en Villa Mercedes, ciudad en la que falleció a los 71 años.
Rino Rafanelli nació en Buenos Aires y fue un cantante y bajista que integró varias bandas. Su carrera profesional comenzó en Color Humano, junto al guitarrista Edelmiro Molinari y la particularidad de otro guitarrista, David Lebón, pero en este trío como baterista.
En 1973, cuando Charly García abandonó los sets acústicos en Sui Generis para desarrollar su creatividad en una banda más eléctrica, lo llamó para tocar el bajo, formación que integró junto a Nito Mestre y Juan Rodríguez.
Rino grabó en el álbum Pequeñas Anécdotas Sobre Las Instituciones y en los tres volúmenes del disco en vivo Adiós Sui Géneris, conciertos en los que tocaron un tema de Rafanelli, La Niña Juega En El Gran Jardín. Además de las cuatro cuerdas, tocaba varios instrumentos y cantaba por lo que paseó su talento en Polifemo, Alphonso S’Entrega, Los Romeos, el Power Trío -con Black Amaya y el Negro García López- y Rino & La Rimamblú, entre varios más, y fue invitado a grabar en discos de varios colegas del rock nacional, en lo que ofició también como productor y arreglador.
Hace varios años se había radicado en Villa Mercedes (donde armó su estudio de grabación T Rec Sound), localidad en la que además de dar shows, dictaba clínicas y talleres musicales, era habitué de los bares y teatros de la Capital y Villa Mercedes, y visitaba otras localidades del interior sanluiseño. “Salí huyendo de Buenos Aires porque me angustiaba, es muy tensa, todo muy oscuro.
La palabra ‘millón’ que representa Buenos Aires me molesta porque hay millones de personas, de kilómetros, de autos, de chorros, todo millón, yo soy más natural, acostumbrado a estar más tranquilo, acá no pasa nada en comparación”, me contaba una vez que venía a la Capital a dictar una clínica de bajo en el Microcine del Centro Cultural José La Vía y posteriormente tocar en el Festival Rock por la Paz con Rino como invitado de las escuelas de rock de Santa Rosa (Mendoza) y la “Pappo Napolitano” puntana, en la explanada del ex Ferrocarril.
“Me interesa compartir lo que sé, y ayudo a nuevos músicos y generaciones de alumnos con la posta, no la gilada, porque no es cuestión de hablar porque sí sino de saber qué decirles y que les sea útil”, dijo en referencia a sus clases musicales.
“La música es para toda la vida, salvo los que dicen que son músicos y tocan cualquier mierda y roban guita con proyectos híper comerciales sin ningún sentido artístico sino especulación para los números: yo estoy en otro lado, del músico que es músico para toda la vida. No importa mi edad sino la sensación interna, que es muy fuerte y no te abandona: esa es la ley natural”, confesó de su pasión por el género y la transmisión hacia los jóvenes.
“Yo represento a la generación de Pappo, Charly, Spinetta y Soda Stereo, ahora tenemos la tarea de pasar la posta. El que se dedica al rock se dedica a la buena música, no a la comercial, hay de todo hoy pero los rockeros lo hacen con convicción y sentimiento, hay muchos casos de rock súper comercial del que no vamos a hablar, pero quiero que los adolescentes se lo tomen en serio, que hagan una carrera musical, que es lo más importante que les puede pasar, y ser músico es una maravilla”, decía fascinado en aquel entonces, al presenciar que sus enseñanzas eran valoradas en el alumnado rockero que no se perdía una clase y valoraban los consejos del legendario músico.
Querido por sus colegas, en las redes sociales se despidieron del amigo pero celebraron que el músico siga vivo en sus canciones, donde lo recordarán por siempre pechando fuerte desde su bajo eléctrico, dándole caña a varios clásicos del rock nacional y temas de bandas emergentes.