Reportajes

Jimena García Blaya-26/09/2021

Soy Jimena García Blaya, nací el 3 de septiembre de 1980 en Sao Paulo, Brasil. Mis padres vivían en el exilio, por la dictadura en nuestro país, ya tenían dos hijos, después de varios años de exilio nacimos mi hermano y yo.

Con la vuelta de la democracia volvimos a la Argentina, y allí nació mi hermano menor que es argentino. Me siento completamente argentina, pero sentimos un amor muy especial por Brasil y en algún punto me siento brasileña. Estuvimos en Bariloche un tiempo, volvimos a vivir en Brasil un tiempo más.

Mis padres son de Buenos Aires, pero como la familia de mi mamá, los Sábato, eligieron San Luis, mi bisabuelo eligió San Luis para vivir, veníamos a visitarlo. Después esa casa fue heredada a la familia así que veníamos seguido. En una parte de nuestra identidad también nos identificamos como puntanos, un lugar de mucho arraigo donde yo elegí vivir de forma permanente hace 4 años. Trabajo, tengo mis amigos, mis colegas, mi grupo de amistades en Merlo y Cortaderas.

Nuestra familia ha tenido personalidades importantes, no solo por Ernesto Sábato, con quien no teníamos una cotidianidad, sino también por mi abuelo Jorge Sábato, que ha sido un científico muy importante, reconocido mundialmente. Fueron personalidades que nos han inculcado el estudio, la profundidad de jugarse por lo que uno tiene ganas de hacer, unas personas muy generosas que nos han enseñado valores de la solidaridad. Nos dejaron también la enseñanza de la contemplación y del pensamiento como un valor y como un motor a desarrollar.

Soy bailarina desde que tengo memoria, bailo desde los tres años, desde los 11 tengo registro de tomármelo en serio, de haber tomado la decisión de ser bailarina profesional, me encontré en mi adolescencia con la danza folklórica, algo que pensaba como complementario, pero cuando me conecté con los bailarines de acá, empecé a descubrir un mundo que fue muy fuerte y hoy marca mi lenguaje artístico a fuego.

El folklore es transversal a todo lo que hago, así que cuando terminé la secundaria seguí estudiando profesionalmente, comenzando mi camino como creadora, no solamente como bailarina… Junto a Javier Melgarejo fuimos haciendo aventuras juntos, de estudio, de buscar lenguaje, de trabajar con músicos.

A los 30 comencé un camino hacia la gestión y hacía la curaduría en danza, generando marcos de trabajo para desarrollar ciclos, festivales, encuentros, laboratorios, residencias de artistas en mi casa de Cortaderas, bajo el programa Radar. Amplié el rango de mi trabajo, viajando por Latinoamérica, con festivales en Colombia, Chile, Uruguay o Brasil. El folklore es algo que está todo el tiempo en re-creación, se ve como afectado por toda la información que voy adquiriendo, siento que el folklore habla del tiempo en el que se desarrolla.

En este momento llevo adelante tres proyectos principales: co-directora del Festival Internacional de Danza Emergente, junto a Valeria Martínez y Soledad. Coordino una plataforma de danza orientada a la formación y a la producción. Desarrollo el proyecto “Vuelo” de investigación artística, junto a Javier Melgarejo, y ahí es donde hago el trabajo más comprometido en relación a la creación artística.

Junto a un artista colombiano desarrollamos el proyecto “La Infinita”, un laboratorio que es como una obra en serie. Un sueño podría ser un programa de desarrollo de la danza en la provincia, con el nivel de sus bailarines, para que puedan proyectarse y desarrollarse profesionalmente.

Mi familia está compuesta por Jonathan, mi compañero de aventuras, no solo del amor sino también del arte, y mis padres, hermanos, tíos, primos, con los que  somos muy unidos. En mis afectos están Javier Melgarejo, Valeria Martínez, Soledad Pérez Tranmar, ellos son la familia elegida. Se están gestando cosas importantes en San Luis y hay que estar atentos.

(*) Foto Gentileza de Leo Tettamanzi