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Tessi: por siempre en la memoria de la Villa

La Voz del Sud/ La Opinión

El 26 de noviembre de 2020 fallecía Roberto “Toto” Tessi, un amigo y colaborador incansable de estas páginas. “Roberto fue escultor, pintor, escritor, historiador, docente de alma, director de la escuela de Bellas Artes, fue secretario de Cultura de la Provincia de San Luis, fue ministro de Educación y también comunicador social, periodista e investigador. Dirigente político y social, y en sus últimos años, militante del peronismo histórico”, enunciaba el gobernador, Alberto Rodríguez Saá, en una emotiva despedida realizada en plena pandemia.

Desde La Voz del Sud y La Opinión elegimos homenajear su memoria con una de sus “Historias de la Villa”, documentos de inmenso valor porque rescatan el transcurrir histórico de su amada Villa Mercedes y alrededores. En esta ocasión, un guiño a esas amistades necesarias en cualquier tiempo que involucra a otro ícono, el Mono Gatica.

El Braca

Por Roberto Tessi (*)

Se llamaba Miguel Bracamonte, y todos lo conocían por “El Braca”, era  flaco y desgarbado, chueco y con el  pelo  color  pajizo,  impresionaba el ruido permanente que producía al hacer crujir sus dientes lo que indicaba que estaba  nervioso.

Apareció de repente en la esquina del bar Urbión, de un día para otro con su cajoncito de lustrar bajo el brazo. No le fue fácil, apenas ofreció sus servicios a unos señores que siempre se sentaban frente a la Plazoleta del Aviador Origone, el “Carucha” lo mandó a llamar desde la vereda de enfrente.

-¿De ande saliste vos guevón…?, lo increpó tirándole una cachetada que lo tomó por sorpresa,

-Cuando termine el día me traés todas las monedas que te dieron,… si no te vas a comer los cepillos…, para que sepas quién manda aquí…, mocoso de mierda-

No le dolió el cachetón. Estaba acostumbrado  a los golpes desde aquellas terribles jornadas  del terremoto de San Juan, que se llevó a su madre y dos hermanos. Sintió indignación y no pudo evitar que sus ojos se le llenaran de lágrimas. Todos sus llantos se habían agotado aquel día cuando sacaron el cuerpo de su madre, tapada de polvo y escombros, abrazada a sus hermanitos. La gente también lloraba, y rezaba a los gritos, pidiendo perdón por algo inexplicable que no entendían. Después vino el éxodo por Mendoza, de la mano de su padre que tomaba vino todo el día, trabajaron ayudando en la vendimia, por la comida, hasta que se subieron a un tren de carga con tanques de vino que pasaba lentamente rumbo a Retiro, rumbo a cualquier lugar que los acogiera.

La Policía Ferroviaria paró el tren y los hizo bajar en la estación de Villa Mercedes, alguien había denunciado que además de algunos linyeras viajaba un niño.

El Braca ese primer día de lustrador le dio casi todas las monedas al “Carucha”, menos un par que se guardó bajo la planta de sus pies, dentro de las rotosas alpargatas. Pero al día siguiente, cuando aquel aprendiz de rufián estiró su mano para que le diera su “comisión” recibió sorpresivamente un puñetazo en la nariz, que además de hacerle saltar la sangre lo aturdió, dejándolo “grogui”, caído junto a su cajón, entre el desparramo de tintas de lustrar y pomadas.  En el acto se le vinieron otros pibes en defensa de su jefe dispuestos a hacer que el recién llegado respete las reglas del territorio. 

“El Braca” estaba rodeado por tres más grandes que él, más el “Carucha” que se levantaba tapándose con un pañuelo la nariz que sangraba profusamente, sabía que lo golpearían fiero y seguro que también le quitarían el cajón, se sintió solo.  Cuando de reojo vio un chico de su edad que vendía cigarrillos con una caja, que se le ponía al lado gritando: “-¿qué les pasa guachos de mierda?..., ¿alguno quiere pelear conmigo…?, al pibe no lo tocan, es mi amigo, es del barrio…”. “El Braca” dejó de hacer crujir sus dientes y dijo  por lo bajo…, -gracias Mono…! te debo una…

(*) Esta Historia de la Villa fue publicada el 23 de febrero de 2013 en La Voz del Sud y La Opinión.

“Lustrabotas”, por John George Brown. 1882