Por Alejandra Etcheverry

Canta despacito que mi niño duerme,
reposan sus labios apenas abiertos
y las mariposas agitan el aire,
para levantar en alas su sueño.

Un capullo blanco besa sus mejillas,
acaso una nube esconde su velo,
pintada de estrellas y rubias jarillas,
remonta liviana muy lejos del suelo.

Tres ángeles santos custodian su cuna,
Y mientras vigilan miran hacia el cielo.
En tonos plateados suben a la luna,
rondas de oraciones que levantan vuelo.

Quien canta en la noche mientras otros duermen,
le canta a la vida que esconden los sueños.