Reportajes

Gabriel Zárate.09-01-2022

Me llamo Gabriel Zárate. Tengo 48 años. Nací en Buenos Aires y desde los 5 años vivo en Villa Mercedes. Mis padres son Eliseo, oriundo de Villa Mercedes, y Ana, oriunda de Salta. Mis hermanos son cuatro: Pamela, Facundo, Martín y Ariel.

De la infancia, lo que recuerdo con más cariño son los días de jugar al fútbol, eran días largos. Ese gusto de jugar por el juego en sí era una sensación de plenitud total, algo que en ese momento uno no sabe que recordará para siempre.

Mis estudios primarios los cursé en el Colegio Madre Cabrini y los estudios secundarios los comencé en la Escuela N°15 Ing. Agustín Mercau y los terminé en la Escuela N°3 Agraria Valentín Luco.

Actualmente, y desde hace 12 años, doy clases de ajedrez para el Programa de Ajedrez de la Universidad de La Punta. Esto está muy relacionado con recuerdos de la infancia, pues yo “sabía” a los 8 años, que iba a aprender a hacer dos cosas: a jugar al ajedrez y a tocar el piano. El resto no importaba, ni siquiera jugar al fútbol que era algo que hacía todo el día. Sin embargo, en ese tiempo era imposible pagar clases de piano y en la ciudad no conocía a nadie que supiera iniciarme en ajedrez. Recién cuando comencé a trabajar pude juntar para pagar un mes clases de piano a una profesora, solamente para que me enseñara a leer las partituras. La verdad, no he sido un bendecido en el piano, pero eso no ha impedido que disfrute muchísimo aprendiendo y practicando. Con el ajedrez aprendí, tras varios meses y muy tarde, recién a los 17 años. Un día de fortuna encontré un diccionario con diagramas de los movimientos de las piezas y un tiempo después aprendí a leer el sistema algebraico de notación de las partidas y de esa forma se abrió un mundo enorme para mí.

Si bien en los últimos doce años he estado enseñado ajedrez, para poder hacer eso tuve que estudiar mucho, dedicarle mucho tiempo, y lo hice con verdadero placer.

Hubo varios momentos bisagra. Tal vez, el tener que dejar de estudiar en la UNSL haya sido un momento difícil porque faltaban solo 3 materias para terminar la carrera y situaciones que tenían que ver con lo económico y laboral, en ese tiempo hicieron insostenible permanecer allí el tiempo que necesitaba para terminar. Ese cambio de vida forzado hizo que debiera aprender distintos oficios para trabajar y eso hice.

Algo que es frecuente en mí son las ganas e intentos de mejorar como persona y aprender cosas nuevas. Esas dos cosas probablemente sean lo que tengo más presente, lo que me sirve de guía cada día y es en cierta medida, independiente de lo que termino siendo.

Probablemente la pasión esté presente en el ajedrez. Es una actividad exigente a medida que los chicos progresan. Enseñar requiere mucho tiempo invertido en preparar material, revisar partidas y analizarlas para luego ilustrar las clases, también traducir textos del inglés que es idioma en el que está el 90% del material valioso que se publica. Suelen ser muchas horas de trabajo que uno verá a lo largo del tiempo, y que tan útil ha sido para los chicos que van a los talleres.

Prácticamente escucho de todo, y esto tiene que ver con que la música está presente en la vida de todas las personas desde muy temprano. Sobre el tipo de lectura, he leído mucho de literatura. Mis autores preferidos son Kafka, Dostoievski, Herman Hesse, Vladimir Nabokov, Edgar Alan Poe. En nuestro idioma tuve la fortuna de leer a Haroldo Conti y definitivamente es el estilo que hubiera querido tener si hubiese sido escritor.

Cuando no tengo compromisos sociales trato de aprender cosas nuevas. Creo que uno envejece cuando en lugar de tratar de aprender cosas nuevas solo trata de enseñar lo que sabe, de convencer a otros de sus ideas y deja de escuchar las ideas de otra gente. Por supuesto, como estoy en una actividad de enseñar, es que uno debe ser capaz de manejar un grado de permeabilidad para que haya una comunicación efectiva con quienes asisten a los talleres. Ser consciente de esto, de evitar adoctrinar, es clave para el progreso de los chicos y para el bienestar de uno, pues escuchar lo que los chicos y grandes que van a los talleres tienen para decir es un ejercicio mental que ayuda a mantenerse mentalmente joven.

Algo que agradezco de mi crianza es tener en cuenta a quienes me rodean, sus sentimientos, ser capaz de ponerse en el lugar del otro en distintas situaciones.

La amistad es importante porque los amigos permanecen en el tiempo, aunque cambien las vidas de cada uno, o estén viviendo en distintos lugares, uno sabe de alguna forma que están.

He vivido casi toda mi vida en esta ciudad, salvo en el tiempo en que estudié en San Luis, entonces es al lugar al que pertenezco, donde está mi familia, mis amigos, mi trabajo. Y si algún día voy a vivir a otro lugar, Villa Mercedes será ese lugar al que he de volver, porque es de donde salí y uno pertenece allí donde ha dejado el corazón.