SOMOS PROBLEMÁTICAS
Los reclamos realizados históricamente por las mujeres cargan con sesgos patriarcales que entorpecen la importancia de lo que se discute
Por Majo Corvalán
El patriarcado es el sistema milenario que oprime a las mujeres, establece mandatos y sentencia quiénes valen más y quiénes menos. Así como los varones (heterosexuales, blancos y de clase media-alta) son asociados con la inteligencia, la determinación, la capacidad de liderazgo, la fuerza y la valentía; las mujeres, en esta conceptualización, son consideradas sensibles, emocionales, débiles, poco inteligentes, inocentes y sumisas. Esto hace que las acciones, pensamientos y hasta nuestra palabra sea deslegitimada por una sociedad machista con ansias de disciplinarnos, por eso, nuestras denuncias o reclamos son calificados muchas veces de arrebatos histéricos, y por ende, desechados.
Cualquiera que pretenda romper estos cánones es señalada como problemática. Antes, y también ahora. Porque es más fácil tratarnos de locas que escuchar lo que decimos. Porque es más fácil tratarnos de locas que ocuparse de lo que exigimos. La desigualdad no es una problemática propia, es una problemática de toda la sociedad que nos afecta directamente. Entender eso, es entenderlo todo.
Además de ser llamadas locas, a lo largo de la historia, el matrimonio mortal (Estado e Iglesia), se las ingeniaron para construir cárceles, encerrarnos, oprimirnos y disciplinarnos. La estrategia era disminuir al máximo nuestras capacidades, silenciarnos, atemorizarnos y quitarnos la confianza de raíz. Hay miles de ejemplos de mujeres que sufrieron atrocidades y algunas de ellas serán las protagonistas de esta nota.
Juana La Loca: así la nombra la Historia y los manuales del colegio. Juana era la tercera hija de Isabel La Católica, y cuando esta murió dejó en su testamento la voluntad de que la suceda en el trono, pero ya la corte hablaba de Juana como una niña “de carácter difícil y contradictorio”. A los 16 años le arreglaron el matrimonio con Felipe de Borgoña, con quién la historia fue mucho más benévola porque lo bautizaron “el hermoso”.
Felipe la engañó desde el primer día. Felipe, el infiel, en cuanto Fernando cedió Castillas se ocupó de advertir que gobernaría solo porque Juana “tenía problemas”, pero Juana pretendía hablar ante los presentes en una ceremonia en Toledo, y así demostrar que estaba lúcida y cuerda. Felipe se le adelantó y gobernó solo un tiempo hasta que murió. Cuando por fin iba a ejercer de soberana, su padre, Fernando, le reclamó el trono y para no discutir lo dejó. Se retiró con sus dos hijos para evitar enfrentamientos pero un sector se estaba organizando para apoyarla, antes que lo lograran su padre la encerró en Tordesillas. Juana hizo huelgas de hambre, se negaba a lavarse, a participar en las celebraciones litúrgicas y tenía ataques de ira. Cuando murió Fernando, su hijo Carlos al estar en el trono la mantuvo encarcelada. Juana murió tras 47 años, siendo temida por su voluntad de resistencia y señalada de loca y hereje.
Olympe de Gouges: nació en Francia en 1748 y a pesar de ser reacia al matrimonio se casó a los 18 con un hombre mucho mayor. Cuando enviudó se dedicó a escribir y en 1789 presentó la obra “Las esclavitud de los negros” con su compañía teatral itinerante. Fue puesta presa en la Bastilla pero cuando logró su libertad volvió a sumarse a la lucha por erradicar la esclavitud. Olympe publicó más de 30 panfletos en favor de la igualdad entre mujeres y varones, defendiendo el derecho al voto, a trabajar, a recibir educación, a acceder a la participación pública y privada, al divorcio, a tener propiedades y todo lo plasmó en la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la ciudadana. En 1793 fue detenida por sus escritos y guillotinada.
La costumbre de salir a cazar mujeres que salgan del rol atribuido por el patriarcado, que escriban, accionen o alcen la voz en favor de lo que creen, no solo es de la Edad Media.
Vannesa Rosales, es de Venezuela y se define como activista feminista y defensora de los derechos de las mujeres. Es maestra y trabajadora social en la comunidad de Pueblo Nuevo. Fue detenida y acusada de brindar información y medicamentos para que una niña de 13 años que estaba embarazada a causa de una violación pudiera acceder a la interrupción del embarazo. El 12 de octubre del 2020 le allanaron la casa, la detuvieron y la trasladaron al Centro Penitenciario de Mérida. En diciembre un equipo de abogados interpuso un amparo para que la liberaran pero el juez asignado la acusó de los delitos de aborto asistido a terceros sin consentimiento, asociación para delinquir y asociación ilícita, impidiéndole ser juzgada en libertad.
Loujain al Hathloul de Arabia Saudita fue detenida en mayo de 2018 y condenada a cinco años y ocho meses de cárcel por el tribunal antiterrorista de su país. El Tribunal de Sanciones de Riad la condenó por «servir a una agenda externa al reino usando internet con el fin de perjudicar el sistema público, además de colaborar con un número de personas y entes que cometieron actos criminales de acuerdo con la ley de terrorismo». Intervino la Oficina de la ONU , la relatora de Naciones Unidas para los derechos humanos y varias organizaciones de derechos humanos. La joven fue detenida junto a otras diez activistas, en mayo de 2018, después de exigir que les reconocieran el derecho a conducir y a votar. Durante su detención sufrió abusos sexuales, torturas y amenazas por parte de las autoridades saudíes quienes además de detenida, la tienen aislada.
Según el diario The Times, Saud al-Qahtani, la mano derecha del príncipe heredero Mohamed bin Salman, supervisó las torturas y amenazó a la activista con «violarla y cortarla en pedazos».
Estoy segura que estás pensando “en Argentina esto no pasa”. Pero pasa.
Hace pocas tiempo Miranda Ruiz, de 33 años, fue detenida tras realizar un aborto en el Hospital Juan Domingo Perón de Tartagal, Salta. El aborto voluntario es legal hasta la semana 14 inclusive, y luego de ese término se permite, por causales, una de esas causales es que el embarazo sea producto de violación y este era el caso. Miranda, además, es la única médica del hospital que no es objetora de conciencia.
Luego de estar cuatro horas detenida fue liberada por la enorme presión social que se generó en las redes y en los medios de comunicación, sin embargo, la causa sigue abierta.
Higui: de 43 años, trabaja limpiando y arreglando jardines y establecimientos. Es arquera, hincha de Boca Juniors y amante de la cerveza. Se fue de su casa a los 13 años porque el esposo de su madre abusaba de ella.
El domingo 16 de octubre de 2016, justo el Día de la Madre, Higui se encontró en el barrio con un grupo de hombres que la venía molestando desde hace años. De hecho, en 2002 había intentado violarla. «Vas a conocer lo que es bueno», le decían. «Te voy a hacer sentir mujer, forra lesbiana». Los hombres la golpearon e intentaron violarla, pero ella se defendió con un cuchillo casero que tenía guardado en el pecho. El único manotazo que sacó sirvió para matar a Cristian Rubén Espósito. Higui pasó nueve meses detenida en el Destacamento San Martín. Sabía por qué la querían violar, para disciplinarla por ser lesbiana.
En las últimas dos décadas aumentó un 200% el ingreso de mujeres a las cárceles de la Argentina. La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito identifica varias razones que contribuyen a la vulnerabilidad particular de las mujeres en prisión:
1) Victimización desproporcionada de abuso sexual o físico previo al encarcelamiento; 2) Abuso sexual y violencia contra las mujeres en prisión; 3) Alta probabilidad de tener responsabilidades de cuidado de sus hijos, de sus familias y de otros; y 4) Necesidades de atención médica específicas propias de su género que podrían no satisfacerse adecuadamente.
Hace unos meses, a mediados de septiembre, una mujer estuvo detenida 13 días por robar unas bolsas de fideos y arvejas de una despensa llena de comida. La despensa no era de una familia o un negocio, era de una organización política que intercambió alimento por adeptos. Esta mujer fue captada por una red de trata de personas con fines de explotación sexual desde los 12 años y cuando salió a los 27, sin trabajo, sin estudios y con cuatro hijos, no tuvo una sola oportunidad.
¿Somos problemáticas si reclamamos lo que por derecho nos pertenece?