La GESTAPO
La temible policía secreta nazi no fue la única ni la última de esas características. Creada en 1933, fue un arma de persecución y dominio
Por Guillermo Genini
Aldea Contemporánea
El nacionalsocialismo implementó desde su llegada al poder en Alemania, en enero de 1933, una completa transformación de la estructura policial secreta hasta convertirla en una temible arma de persecución y dominio. Adolf Hitler sabía que debía asumir el control inmediato del aparato represivo del Estado y ponerlo a su servicio personal directo. El domino de esta estructura era fundamental para lograr rápidamente uno sus principales objetivos políticos: identificar y eliminar toda “potencialidad de resistencia en la sociedad alemana” según lo afirma el historiador Norbert Frei.
Hitler había expresado durante los años de su ascenso político que la omnipotencia del Estado debía ser inmediata y, por lo tanto, la totalidad de la población debía estar totalmente subordinada al Estado. Basado en un pragmatismo arrasador, logró eliminar por medios legislativos la mayoría de las garantías que amparaban los derechos individuales, imponiendo otros que quedaban subsumidos en categorías colectivas y abstractas como Patria, Nación o Estado. En oposición a los sistemas democráticos, el Estado totalitario nacionalsocialista no toleraba la separación de los poderes y en el orden político pretendió aniquilar toda oposición interna.
La Policía Estatal Secreta
Uno de los aspectos más notables de esta política en el aspecto intelectual y público fue que el Estado impuso el monopolio de la propaganda y disfrutaba del privilegio exclusivo de la verdad. Las directrices gubernamentales se convierten en dogmas sociales y para lograrlo pusieron a su servicio todos los medios compulsivos con que disponía el Estado. Uno de los más importantes fue la policía.
Según los principios del fascismo, Hitler incentivó la implementación de un código de conducta basado en la violencia, especialmente frente a los que consideraba “enemigos interiores” con lo que justificaba la ruptura de los medios normales de confrontación política. En el orden interno, la política alemana y sus líderes debían aceptar la necesidad de la violencia militar y policíaca en gran escala. Esta violencia surgía de la necesidad urgente de lograr los objetivos políticos de Hitler y, en consecuencia, se dotó a las fuerzas represivas de toda suerte de prerrogativas. En este marco surgió en 1933 la Gestapo, contracción de Geheime Staatspolizei en su denominación en alemán, que puede traducirse como Policía Estatal Secreta.
Los antecedentes
La Gestapo no fue la primera Policía Secreta de Alemania ni del mundo. Durante el siglo XIX las distintas policías y organizaciones estatales de varias naciones crearon divisiones o grupos especializados de inteligencia más o menos secretos para combatir enemigos internos con el fin de evitar desestabilizaciones al sistema político imperante. Así nacieron cuerpos especializados contra jacobinos y monárquicos en la Francia revolucionaria, o grupos antirrevolucionarios dentro de las policías europeas.
Una de las primeras policías secretas del mundo organizada de forma permanente fue la Ojrana en el Imperio Ruso, surgida tras el primer intento de asesinato del Zar Alejandro II, en 1866. Así, cada cuerpo policíaco creó una división secreta que operaba contra los grupos políticos opositores. Principalmente se centraron en las actividades de los anarquistas y en menor medida socialistas y marxistas.
El Imperio Alemán, creado en 1871, también tuvo su propia policía secreta. Se basaba en la Policía Secreta Prusiana y tenía como misión controlar las actividades políticas de los opositores a la monarquía alemana. Entre sus actividades estaba el monitoreo de la prensa, el seguimientos de líderes opositores y el arresto preventivo de revolucionarios y anarquistas, potencialmente peligrosos para la estabilidad el gobierno.
Cuando el Imperio Alemán se desintegró a fines de 1918, la Policía Secreta en la nueva República Alemana o República de Weimar sufrió un momento crítico. Sus objetivos y métodos cambiaron notablemente. Si bien se continuó con la estructura de la policía política o secreta que dependía del Ministerio del Interior, ahora los opositores a vigilar eran los enemigos del sistema republicano, especialmente las organizaciones comunistas y de la ultraderecha antidemocrática como el propio Partido Nacional Socialista de Adolf Hitler.
Es por ello que cuando Hitler tomó el control del gobierno alemán en enero de 1933 una de sus primeras medidas fue reestructurar la policía secreta. Para ello se valió de uno de sus principales colaboradores, Hermann Göring, nombrado dentro del Ministerio del Interior. Éste a su vez designó como Jefe de la Policía Política de Prusia, también conocido como el Departamento IA, a Rudolf Diels. Poco después, el 3 de marzo, por medio de un Decreto Ministerial se eliminaron las restricciones de competencia que limitaban las operaciones de policía política según el modelo republicano. De esta manera la Policía Secreta comenzó a separar su accionar de las limitaciones impuestas por las leyes y los tribunales ordinarios. Finalmente, Göring el 26 de abril de 1933, separó la Policía Secreta de Prusia del aparato policial y se formó la Oficina de la Policía Secreta del Estado, que comenzó a conocerse como la Gestapo. La nueva organización respondía directamente a Hitler por medio de Göring. Su alcance se amplió poco después conformando desde noviembre de 1933 una rama completamente independiente de la administración interna alemana.
Las primeras víctimas
En abril de 1934 Hitler nombró a Heinrich Himmler, Comandante de las SS, jefe de todas las fuerzas de policía de Alemania, incluida la Gestapo. Reinhard Heydrich, quien ya era Jefe del Servicio de Inteligencia de las SS, fue nombrado por Himmler nuevo jefe de la Gestapo, el 22 de abril de 1934. Con la influencia de Himmler la Policía Secreta del Estado constituyó una estructura con una presencia creciente en toda Alemania.
Se calcula que los diferentes Departamentos de la Gestapo en 1934 reunían unos cientos de miembros en todos los Estados federados alemanes, pero a medida que sus actividades se expandían se reclutó a mucho personal nuevo hasta alcanzar más de 35.000 miembros cuando sus acciones se ampliaron a toda la Europa ocupada. Su sede central estaba en Berlín, en donde comenzaron a practicarse los primeros interrogatorios y torturas a los detenidos desde 1934.
Las primeras víctimas de la Gestapo fueron los socialistas y comunistas a quienes se los acusó arteramente de haber sido responsables del incendio del edificio del Parlamento Alemana o Reichstag. La represión política comenzó con la elaboración de listas y detención de los afiliados a los partidos y sindicatos declarados ilegales en 1933, principalmente del Partido Comunista.
La Gestapo realizaba también, por medio de sus investigaciones propias o a raíz de denuncias de la población colaboracionista, la llamada labor de “custodia preventiva”, es decir, la retención de cualquier persona por tiempo indefinido. Sus actividades incluían, primero en Alemania, y desde 1939 con el inicio de la Segunda Guerra Mundial en todos los territorios europeos ocupados, desde la vigilancia y censura a la prensa, la identificación de posibles disidentes, la lucha contra el sabotaje, la provisión de trabajo esclavo y el control del cumplimiento de los mandato de Hitler, hasta la detención y deportación de judíos, gitanos, homosexuales, enfermos mentales y opositores políticos. Estas últimas actividades se realizaban en coordinación con el Sicherheitsdienst (en español Servicio de Seguridad), o SD.
Un final incierto
La Gestapo formó parte desde 1939, bajo el mando de Heinrich Müller, de la Oficina Central de Seguridad del Reich o RSHA que coordinaba las acciones sobre la población de los territorios ocupados de Europa. De esta manera, los agentes de la Gestapo, ya fuesen alemanes o personal local de los territorios ocupados, fueron responsables de implantar la represión contra todos los sospechosos de oponerse al régimen nazi.
Cuando el curso de la Segunda Guerra Mundial se volvió en contra de Hitler y los Aliados invadieron Europa en 1944, la Gestapo intensificó su actividad y se esforzó sobre todo en combatir a los derrotistas, eliminar a los testigos y pruebas documentales de sus propias prácticas criminales, y proteger la vida y bienes de los jerarcas nazis. La Gestapo fue disuelta por el General estadounidense Dwight Eisenhower el 7 de mayo de 1945, tras la rendición alemana. Nunca se supo con precisión quiénes o cuántos eran sus miembros, pues muchos de ellos actuaron bajo anonimato o identidades falsas. Se estima que un número indeterminado de ex-agentes de la Gestapo se integraron a los distintos servicios de inteligencia o represivos de otros países.
Muy interesante!