Agotado por su propia incapacidad, no conciliaba el sueño. Pensaba y pensaba. Pero la conclusión era siempre la misma y lo agobiaba: estaba tan lejos de su objetivo como siempre. En una de esas noches en que de tanto pensar desfallecía, hubo un corte de luz. Después la lámpara hizo guiños: “Alguien necesita hablarme”, se dijo. La afirmación nació espontánea, libre de antecedentes y no bien pensó así, la silla de alto respaldar dio un pequeño salto. Yñaga no se asustó. Sentado en el borde de la cama esperó una nueva señal.
La Quinta, una novela icónica de Jorge Sallenave, será entregada por partes para su colección- 13ra entrega
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