Dejé algo abierto, reflexionó el brujo al sentir el aire sobre su rostro. Pero no se levantó. Una nueva idea desplazó a la anterior: “Es un muerto”. Pensó así por dos razones: la corriente de aire olía a flores descompuestas y su mente estaba dispuesta a relacionar todo hecho con su deseo de hablar con los muertos. “Son muchos”, dijo mientras los cuadros caían al suelo con estrépito de vidrios rotos, la mesa de luz tiritaba y las puertas del placard se abrían y cerraban con violencia.
La Quinta, una novela icónica de Jorge Sallenave, será entregada por partes para su colección- 14ta entrega
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