Reportajes

Juan Carlos Olguín-27-03-2022

Mi nombre es Juan Carlos Olguín, nací el 18 de noviembre de 1965 en Quines. Mi infancia fue hermosa, crecí rodeado de amigos, familiares y vecinos. Mi padre es herrero desde siempre, mi madre empleada doméstica, a ellos les agradezco todas sus enseñanzas, no hay plata para pagar lo que me han brindado. A mí y a mis cuatro hermanos nos han inculcado su sabiduría y la cultura de la responsabilidad, siempre fuimos muy unidos. Mi padre es Juan Gregorio Olguín, fabricaba las herraduras para las mulas del ejército de Uspallata, recuerdo que de niños nos íbamos a dar vuelta la fragua para estar calientes, ya que hacía mucho frío, todos los niños nos juntábamos allí y compartíamos tortas fritas.

Mi primaria la cursé en la escuela N°50 Eulalio Astudillo, la secundaria en la escuela Agrotécnica Juan Pascual Pringles, después hice el Profesorado de Enseñanza Primaria en San Francisco, después el Profesorado en Biología, y además soy Técnico Universitario en Cultivo Bajo Riego. Los carnavales en nuestra ciudad son parte de nuestra vida, comenzamos formando un grupo denominado “La Muchachada del Barrio 4 de Junio”, porque allí vivía. Arrancamos con las comparsas donde trabajábamos todos en el barrio.

Mi hermano mayor, ya fallecido, era herrero y fabricaba las carrosas que hasta el día de hoy recordamos con mucho afecto y alegría: el dragón de seis metros, que cuando circulaba había que levantar los cables de la calle para que pueda pasar la carroza; otra figura que fabricó y fue muy reconocida fue el pavo real, eran grandes estructuras. Un vecino dueño de la primera fábrica de mosaicos nos regalaba sus pinturas para que adornemos el decorado de las carrozas, es decir participaba toda la comunidad, cada uno con lo que podía.

Muchas personas que nos marcaban el camino, como Mario Brito, Hugo Olguín, y la familia Ochoa, Duran, Medina, Mercau, Gatica, Morán Barrios, Chiera, que nos enseñaron mucho. Organizábamos diferentes festejos como el día del niño, y hasta logramos traer los kartings a la localidad, eran actividades que nos unían a todos los vecinos. A veces nos reuníamos en las esquinas para conversar, planificar y en definitiva soñar lo que después íbamos a realizar. Muchas horas y muchos chicos empapelando y colocando engrudo en las carrozas, era un objetivo común que nos alentaba. Cuando éramos jóvenes mi señora era bailarina y yo batuquero, después cambié de domicilio, me vine al Barrio Estación y con el tiempo formamos una comparsa que ha obtenido premios importantes en los carnavales de La Punta y Potrero de los Funes, la comparsa Amanecer Infantil y Mayor.

Tenemos una gran trayectoria en la ciudad, permanentemente vienen chicos a sumarse, nosotros habíamos decidido, por razones personales, no participar este año, pero la insistencia de los niños nos hizo cambiar de opinión, estamos superando los sesenta integrantes y se siguen sumando. Con nosotros los chicos aprenden a coser y preparar parte de sus propios trajes, ocupando su tiempo en algo fructífero, una alternativa para salir de la calle. Hay un gran trabajo detrás de los trajes, es oportuno valorar el trabajo de la señora que nos ayuda con sus costuras, y de los padres que elaboran los trajes para sus hijos y otros chicos junto a Edith Antonia Manzanelli participamos en el concurso Historias de mi Pueblo y su Gente, rescatando las Fiestas Religiosas del Barrio estación, sobre esas culturas que se van perdiendo con el tiempo, como la de la Virgen de la Libranza, donde los dueños de un campo le habían pedido a la virgen para que se detuviera una grieta que se había abierto, allí se hacía una novena, la procesión y también fiestas donde cantaban y se reunían.

La construcción en honor a San Roque data también de los años cincuenta, donde una familia pedía por la enfermedad de su hijo que había sufrido un accidente.

Trabajo en el área de Cultura de la Municipalidad de Quines y me gustaría seguir en este trabajo, mi sueño sería recibirme de médico y atender las 24 horas a la comunidad, tengo treinta y tres años en la docencia, pero si Dios quiere voy a estudiar para recibirme de médico. Tengo la ayuda de mi señora, que es mi compañera incondicional, y todo el amor de nuestra sobrina, que con solo cuatro años está preparándose para participar de la comparsa, ella se llama Catalina.

Fui presidente del Tribunal de Disciplina del norte puntano, presidente del club de ciclismo local en los primeros años del Tour de San Luis, donde nos visitaron los grandes campeones del mundo, también he formando parte del Centro de Actividades Juveniles, siempre elegido por la comunidad, luchando por la juventud y la gente humilde, un granito de arena en deporte, la cultura y en la docencia.

Cuando logré comprar mi primer auto cero kilómetro, después de andar ocho años en bicicleta, llegué a la escuela y todos los chicos salieron para abrazarme, después me fui solo a llorar, porque esas actitudes no tienen precio (se emociona).