La Aldea y el Mundo, Notas Centrales

Vtubers: Avatares en la realidad

La curiosa tendencia de los usuarios de internet para ocultarse o mostrarse a través de estas representaciones

Por Eliana Cabrera

Internet y las redes sociales nos proponen e inducen constantemente a exponernos cada vez más, a través de nuestros datos de perfil personales, descripciones, opciones para compartir contenidos, señalar lo que nos gusta y lo que no. Además, aumentan las opciones que tenemos a la hora de crear nuestro propio contenido: videos de distinta extensión, efectos visuales de fácil aplicación, filtros listos para usar en fotos. Pese a esto, internet no logra aún la reproducción de la vida “real” en ese espacio, la virtualidad está lejos todavía de la transparencia y la seguridad. Por eso también son muy comunes las estafas y los engaños de todo tipo.

No podemos saber exactamente quién está del otro lado cuando interactuamos en el espacio digital.

¿Queremos saberlo? ¿Se espera realmente que la virtualidad replique la vida real en ella?

Los avatares surgen como representaciones gráficas de cualquier usuario de internet para su identificación dentro de un juego, red social, foros u otros espacios que lo requieran. Solían ser dibujos animados, de fantasía, que no siempre tenían rasgos humanos ni muchos menos ilustraban fielmente la apariencia física de la persona real que estaba detrás de ese avatar.

Los y las vtubers son una versión potenciada de este recurso de representación visual en la virtualidad. Se trata de personas que generan contenido en YouTube o canales de stream como Twich, acerca de cualquier temática, o que simplemente son influencers, pero que, en lugar de mostrarse a sí mismos hablando, utilizan modelos digitales que las representan.

Para su creación, utilizan softwares de diseño y algún medio para captar los movimientos y expresiones para que se repliquen a través del avatar. Ese es el punto: no son animaciones aisladas, creadas exclusivamente desde la ficción, sino que los y las vtubers se filman a sí mismos para que luego sus gestos, movimientos y voz se materialicen a través del avatar que han elegido, como si se disfrazaran para mostrarse en internet.

La estética de estos personajes suele estar influenciada por el anime y la cultura japonesa, aunque no es algo excluyente. La tendencia hace referencia a el reconocimiento que Japón impulsa en todo lo que tiene que ver con la tecnología, y porque gran parte de la comunidad que habita la virtualidad con mayor frecuencia se reconoce como “otaku” o aficionada a los mangas y el anime.

Ai Kizuna es una youtuber virtual japonesa y autoproclamada inteligencia artificial. Opera dos canales de YouTube, “AIChannel” y “AIGames”, acumulan más de 2.98 millones de suscriptores y más de 390 mil millones de visitas.

Es cierto que abundan más los personajes femeninos, aunque no siempre el género del avatar coincide con el de la persona real, y viceversa: algunas personas utilizan sus avatares para reivindicar no solo su género y sexualidad autopercibida sino también para representarse a sí mismos como creen/quieren ser. Vtubers populares como Ai Kizuna, considerada la primer vtuber, Nimu Spacecat o Phia de “The Virtual Reality Show” tienen su propia biografía y personalidad, lo que genera que sus seguidores sientan afecto o interés en el contenido que generan.

Fabrizzio Guerrero Mc Manus, doctor en filosofía de la ciencia, sostiene en su artículo Avatares, subjetividades y mundos virtuales que estos espacios virtuales habitados por avatares son “forma híbrida y cibernética de subjetividad que ha emergido a consecuencia de las nuevas prácticas comunicacionales mediadas por una realidad virtual”. Según el autor, estos espacios son tan válidos como relevantes para una sociedad que está cada vez más presente en la virtualidad, que se complementa con la vida real y palpable.

Los avatares, vtubers y otras formas de representación venideras en la realidad virtual dan lugar a “un nuevo tipo de sujeto realmente virtual que habita un mundo que le concierne, con el cual está involucrado emotiva, intelectual y pragmáticamente. Un mundo que no es una mera ilusión sino, más correctamente, un espacio virtualmente real”.

¿Cómo será la convivencia entre ambos mundos? ¿Se complementarán o el futuro nos llevará a elegir entre una realidad u otra?